Oh la incompetencia

Muchas citas se me vienen a la cabeza, por ejemplo:

Einstein: Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana.

Scar en "El Rey Leon": Ah, estoy rodeado de tontos.

Comunicado web: Pruebas de que la humanidad se dirige indeteniblemente hacia la estupidez. (en una caja de pastel, "no voltear", escrito irremediablemente en el reverso de la caja). Ups!

Y bueno, esta semana en que se ha retado a mi paciencia como nunca, he descubierto que definitivamente nos encaminamos a la estupidez, sólo por englobar el sin fin de taradeces que nos caracterizan, los innumerables defectos y virtudes que desgraciadamente ni siquiera son globales, sino orgullasemente mexicanos. Y con esto me refiero a la falta de educación, de la mano con la falta de decencia, -nunca les han dicho esa frase de: "sí hay caballeros lo que no hay son asientos"-, o "¿querían liberación femenina? pues anden con su liberación y cosas así...

Ahora que las benditas mujeres también se las traen, por ejemplo el martes, que felizmente J.A. y yo salíamos del trabajo hacia el cine, cuando una tarada decide salirde donde había estacionado, rodear un camión de cocacola y meterse en sentido contrario a toda velocidad -¿por qué no?- sobre la Av. 5 de Mayo por donde circulábamos. Consecuencia: Nosotros también rodeamos el camión y viniendo en circulación correcta no esperas que salga un coche de la nada y en sentido contrario, acto seguido el famoso enfrenón que hace chillar las llantas, -no chocamos por fortuna-, y finalmente la mentada de madre, padre, hermano y abuela de la señora hacia nosotros -claro está-. ¿Saben?, el pobre de J.A. ya nada más se murió de la risa y me dijo: ¿que onda con la vieja?. Y yo, enojada y falta de tacto sólo dije: tenía que ser vieja, por eso nos ganamos la fama.

Y sí, maldita sea, porque como esa hay mil, pero ni modo incluso nosotras mismas nos tiramos de pedradas, y como no, si en esta ciudad entre el tráfico, los peceros, los taxistas, el ruido, los peatones que se sienten que comen ligas, etc. etc. etc. terminas perdiendo el juicio y pensando que todo el mundo es idiota menos tú. JA!

Además de eso, nos tocó una señora que decidió esperar el autobus en medio de la calle, -bienvenida la innovación-, 6 calles que van a la izquierda cuando tienes que girar a la derecha, -gracias metrobus-, y un imbécil que no salía de la fila de los boletos en el cine WTC porque insistía que le dieran tickets númerados al centro -argentino el tipo-.

Así el martes, el lunes no me acuerdo ni que pasó pero recuerdo que me salí temprano de la oficina porque el tipo más aberrante del planeta -ese que le cae mal a todo mundo hasta sin conocerlo- me había sacado de quicio.

Ayer un poco más tranquilo el asunto, tuve que esperar unos 20min. para tomar un pecero hacia el trabajo, pues los 3 que habían pasado decidieron no parar en el parabus -¿cómo porqué parar ahí si en la esquina se agarra más pasaje-. No pude llegar a casa de Ana, ni modo, pero el camino de regreso sin novedad en el frente.

Y hoy, hoy los del seguro de verdad están retando mi cordura al máximo, he escrito un mail en actitud bastante molesta pero no lo he querido enviar, aún abogo a mi paciencia y tranquilidad, pero en esta carrera la incompetencia de ING definitivamente le está dando una paliza a mi paciencia. Pero claro, cuando halla que cobrar el deducible, eso sí que lo van a hacer rápido.

Y en el trabajo al parecer mi jefe no sabe que es un dead line ni que son otros gastos, lo que sí conoce es: "luego te paso la info" y "¿ya tienes el presupuesto y el ROI?". Claro.

En fin, no sé si la semana mejore, pero como planeo seguir en mi actitud positiva, por no sé, cuestión de voluntad de espíritu, espero que así sea y si no, espero que el deporte y la música sosieguen los múltiples estados de ánimo que probablemente la situación provocará.

Mientras, seguir comiendo pitufresas.