viernes, diciembre 21, 2012

El fin del mundo

Dicen que todo final es un nuevo comienzo. Yo creo fervientemente en eso. No todo final es agradable o esperado, pero siempre trae consigo la oportunidad de volver a empezar, de retomar algo olvidado, de cambiar las cosas. Con la leyenda del fin del mundo la gente tuvo pretexto para hacer mil cosas. Algunas se prepararon para el Apocalipsis tal como se prepararían todos para un desastre: comida, agua, lámparas, bunkers, cobijas, medicinas, etc. y estuvieron con el corazón en la garganta los últimos 6 meses. Otras hicieron broma mientras se debatían entre tener miedo al fin de la tierra o no creer en las leyendas. Otras trataron de demostrar que tal cataclismo no pasaría y como no había nada de qué preocuparse siguiéramos como siempre y donde siempre, y otras más, por si sí o por si no, sólo se resignaron a esperar que pasaría y tomaron ciertas precauciones como despedidas, felicitaciones y agradecimientos. Al final, a todos no nos quedó más que esperar, independientemente de nuestra postura, ya que el tiempo no se detiene.

Creo que todo esto tiene un lado muy positivo. No se acabó el mundo. No nos cargó el pintor. Pero, ¿Y si sí? Que tal que pensamos que sí se acabó. Creo que las cosas no tienen que desaparecer para poder cambiar, o dar lugar a algo mejor y algo nuevo. A veces un edificio tiene que derrumbarse para hacer otro en su lugar, tal vez porque sus cimientos ya no aguantaban, tal vez porque el material no duraría mucho tiempo más, pero a veces basta con levantarse y decidir. Yo les llamó epifanías. Son esas revelaciones que uno tiene de vez en cuando y te llevan a hacer alguna locura que resulta en algo muy productivo. Hace dos años tuve una, renuncié al trabajo ese mismo día y en una semana tenía otro, con todos los requisitos que había puesto en mi wishlist. Hace muchos años no era precisamente feliz, tuve una epifanía y decidí que mi felicidad estaba en otro lado que de donde miraba, así que tomé mis maletas y me fui para el lado opuesto. Así, el 8 del 8 del 8, encontré al amor de mi vida. Creo por supuesto, en las revelaciones personales.

Esto del fin del mundo es una oportunidad. ¿Quién dice que esto que vivimos día a día no lo creamos nosotros mismos? La ropa, la gente con la que tratamos, lo que hacemos aún cuando a veces no nso guste. ¿Quién dice que no somos dueños de nuestro propio destino? Que decidimos el camino y el fin, que creamos todo a nuestro alrededor como si dibujáramos caricaturas, borrando y pintando según nos acomode. ¿Quién dice que no es así?

Hace no mucho tuve que lidiar por primera vez con la muerte. Me afectó tanto que literalmente enloquecí. Ahora después de casi 1 año, un libro llegó a mis manos con las respuestas que estaba esperando para por fin entender porque pasan todas las cosas que no entiendo. Jess me leyó la parte importante, decía que somos mente, cuerpo y alma, las dos primeras están en el plano consciente, la última en el inconsciente, vaya, no tenemos la capacidad de manejarla a nuestro antojo, pero ella sí a nosotros. Decía que cuando uno se muere es porque el alama decide que fue suficiente, se deshace del estorboso cuerpo y continua con su misión, sus deseos, en otro plano que no conocemos. Entendí que la gente no se muere, sólo cambia de plano existencial. Ellos, continúan su misión, en un mundo que no se acaba según los mayas y que mientras estemos conscientes nunca entenderemos, pero ahí están, libres, felices, etéreos.

Para mí, hoy se acabó el mundo, de modo que construiré mi realidad como mejor me plazca. Aquellos amigos que no he visto y quiero ver aparecerán, porque mi alma inconscientemente los atraerá a mí. Cada vez que necesite tranquilidad la encontraré, cada vez que necesite respuestas me las darán, cada vez que necesite sonrisas las crearé. Es mi oportunidad de un nuevo comienzo, no porque lo que hay este mala, sólo porque todo cambio es movimiento y el movimiento es para mejorar. Hoy si quiero un Puf encontraré casualmente una tienda, si quiero un regalo no encontraré gente. En esta vida, es muy fácil ser feliz, sólo tienes que ser consciente de que todo lo que pasa lo creas tu mismo, de que este mundo se trata de decretar y mientras decretes lo que quieres y sea para bien, se te concederá, y de todo lo demás se puede encargar el inconsciente.

Así que como le dije a Moncho, es tu oportunidad, llámales, siéntate en un lugar lindo y disfruta de la realidad que tú creas. Esto como todo, es sólo la oportunidad de hacer las cosas diferente. Dicen que la felicidad no es un destino, es un camino, yo creo que es una decisión. Yo decidí que el mundo se acabó, y me emociona muchísimo empezar a construir uno nuevo a mi medida. Bienvenidos sean todos los que quieran pegar un ladrillo. Mientras me voy a poner mi tapetito de Welcome Home.

martes, noviembre 13, 2012

Sra. Cara de Papa

“Ya sé, podría convertirme en una papa o hacer popo de unicornio por las orejas” decía la víctima de un defecto causante de aneurismas en Grey’s Anatomy. Me hizo reír toda la noche y me recordó aquella frase de Toy Story: “Soy una papa casada, soy una papa casada, soy una papa casada…” Me di cuenta que en algunos meses eso diré. Me imaginé diciéndolo, repitiéndolo, jugando con esa frase y me gustó. Pronto seré una papa casada y me gusta.

Es la primera vez que no me da miedo hablar del tema. Incluso hace unos 3 o 4 meses me daba terror escuchar la palabra boda y se lo dije a Jess. “Sabes qué, no me quiero casar. Vaya, no quiero el papel y todo eso, siento que es como una soga.” Pero después las cosas se fueron acomodando. Me imaginé en las diferentes formas en que podría darle su anillo deseado y me emocioné. Me imaginaba en diferentes escenarios, feliz. Imaginaba su expresión, su cara, su todo y me gustaba la idea. Después sucedió y vino la parte de empezar a planear la boda. La parte complicadísima de empezar a avisar a la gente cercana y esperar la reacción, porque no es lo mismo juntarte que casarte y aunque se acostumbren a verte con alguien, creo que cerrar el trato cambia la perspectiva de algunas personas. Y finalmente empezar con los preparativos. Todo se ha resultado tan bien desde aquella propuesta que no puedo tener duda de que estamos haciendo lo correcto, y no sólo eso, las circunstancias me han demostrado que We are meant to be. We are made for each other. Cuando Ana Torroja en el concierto dijo que esperaba que saliéramos un poco más felices de lo que ya éramos, nos miramos y dijimos: La tiene muy difícil. Es impresionante lo feliz que puede llegar a ser uno solamente por la presencia de una persona. Ya lo había mencionado antes, he llegado a ese punto en que un día sin Jess es un día perdido. O como citaba el buen Conejo “En tu ausencia de hoy perdía algún reino” 1. Yo con el Castor pierdo la cabeza y sin ella perdería hasta los calzones.

En su conferencia con toques de pedida de mano, mi mamá le extendió a Jess cierto plano petitorio y me sorprendió que le haya dicho: “no te aproveches de lo que te quiere”. Creo que nadie nunca se da cuenta cuando quiero a alguien, porque soy poco efusiva, poco comunicativa y poco emocional, sin embargo, con Jess todo el mundo se da cuenta. Desde los primeros meses la gente me decía que me veía feliz, yo pensaba que estaba igual aunque en realidad, sí que me sentía diferente.
Después de escuchar la petición me puse a pensar porqué lo diría. ¿Sería que recordaba algún evento de mi vida donde alguien se aprovechó de mi nobleza? ¿Sería porque es algo que le hubiera dicho a cualquiera que pensara llevarme al matrimonio? ¿Sería porque era una preocupación fidedigna al saber que uno pierde la cabeza cuando se enamora y llegan a verle la cara de Peña Nieto? No lo sé pero me gustó. Mi mamá no sólo había entendido de qué se trataba todo esto, no sólo estaba de acuerdo y contenta, me estaba protegiendo como siempre ha hecho.

Poco a poco he ido dejando –o rompiendo- muchos paradigmas que tenía. Siempre pensé que no me casaría con un vestidazo de novia y de blanco, porque quería ir contra la norma y no darle gusto a nadie, pero ahora los veo y se me antoja, también se me antoja darle gusto a la familia y sí me veo en el vestido blanco con aplicaciones, con tiara, con ramo… Ahora hablo de casarme y mi subconsciente sonríe por mí, me emociona, me atrae, hay días que no puedo esperar. Pensamos en escapar al ayuntamiento y hacerlo al estilo Sex & The City pero ahora la fiesta cada vez es más grande y emperifollada. Pensé en engarzar las suelas de mis zapatos con la leyenda “Help Me” pero creo que ahora les voy a poner “Bless me”. Es impresionante, increíble, extraordinaria la forma que tiene el universo para decirte que vas por buen camino, sigo cantando la misma canción, la misma que le cantaba a la Yaya en los jardines del Español porque no hay nada más atinado: “No puede haber nadie en este mundo tan feliz, sólo pienso en ti”.

Y ahora, con la bendición de todos –o casi- me encamino hacia el altar pensando que no imaginaba tener una vida tan bonita, que aunque suene a telenovela de las 10 no pensé que lograra en algún momento llegar a ser de este modo feliz o en encontrar a mi media toronja. Pero lo hice y ahora no puedo esperar a decir: Acepto. No puedo esperar a responder: ¿Estado Civil? -Papa casada.

1 Carlos Pellicer

lunes, octubre 22, 2012

A mis padres

El 16/10/2012, a las 12:24, "jose luis lopez diaz" escribió:

HOLA VERO, NO SE SI DESPUÉS DE ESTE MENSAJE NOS VAYAS A ODIAR, PERO ESTUVE PLATICANDO CON TU MAMÁ Y QUEDAMOS DE ACUERDO EN ENVIARTE EL PRESENTE, CON LA FINALIDAD DE PEDIRTE CON LA MEJOR VOLUNTAD DEL MUNDO, QUE NO SE LES VAYA A OCURRIR ECHAR A PEDER LA VIDA DE UNA CRIATURA A TRAVÉS DE UNA ADOPCIÓN, O QUE ALGUNA DE LAS DOS SE EMBARACE POR INSEMINACIÓN ARTIFICIAL, PIÉNSENLO POR EL FUTURO DE DICHA CRIATURA, LOS PROBLEMAS QUE TENDRÍA EN LA ESCUELA Y EN SU MUNDO SOCIAL EN GENERAL, SOBRE TODO POR LA FORMA DE SER DE LOS MEXICANOS, SÉ QUE NINGUNA DE LAS DOS ES TONTA Y ENTIENDEN LO QUE LES QUEREMOS DECIR.

TUS PADRES QUE TE QUIEREN

From: vero
Date: Tue, 16 Oct 2012 22:53:34 -0500
To: papá, mamá

 
Yo no odio a nadie, por nada. Yo acepto a la gente como es; racistas, machistas, misóginos, retrógradas, involucionados, partidistas, cerrados, violentos, necios, etc. porque todos tenemos defectos, manías y virtudes. Si le pusiera atención a los "defectos" no le hablaría absolutamente a nadie.

Aprecio la voluntad, aunque preferiría que el consejo de procrear lo compartieran con la gente pobre, con los padres violadores, con las madres golpeadoras, con los drogadictos, con los borrachos, con las chavas de 15 años, etc. y no tanto con 2 mujeres de 30, exitosas y con el mundo por delante, que hasta ayer, no se han topado con ningún bache ni ninguna puerta cerrada, ni en el trabajo, ni con los amigos, ni con la "sociedad" ni con la familia (bueno, una parte de ella).

En realidad sí me haría muy feliz tener hijos. Creo que van a sufrir sí, van a sufrir si son gordos, si tienen los pelos parados, si son bobos, si son ingenuos, si son sucios, si son chaparros, si son muy altos, etc. porque los niños son crueles con todo lo que se les pone enfrente, y lo mismo tendrán que defenderse de todo lo anterior como de la razón de su existencia. El mexicano efectivamente es retrógrada, aculturado, acomplejado, machista y agachón. Conozco mexicanos muy cercanos, pero les sorprendería ver la cantidad de gente que no es así, porque afortunadamente este mundo va cambiando para mejor, no para peor.

Entiendo su punto de vista por la edad que tienen y la educación que recibieron, lo respeto pero no lo comparto. Yo sufrí en la escuela por ser chaparrita, por enfermarme todo el tiempo, por ser de cristal; pero salí adelante, y jamás -hasta ayer- he sufrido por ser como soy. Jamás me dijeron cosas en la escuela, jamás me juzgaron, nadie jamás me dejó de hablar o me dejaron de invitar a una fiesta, y sí, sí sabían. Creo que he tenido suerte de toparme con gente que se fija en otras cosas, en que tengas una buena conversación, en que seas inteligente, en que tengas una sonrisa, que seas feliz. Jamás se me va a olvidar lo que me dijeron mis amigos después de la noticia que me casaría: "Vero, felicidades, jamás te habíamos visto tan feliz, definitivamente ustedes se complementan". Y sí, nunca, jamás en mi vida había sido tan feliz como lo soy ahora. Después de los ataques de pánico y las crisis nerviosas creí que nunca lo podría decir, pero salí adelante también de eso y en este momento no podría ser más feliz, y tampoco podría serlo sin Jessica.

En realidad conocemos a 2 parejas que tienen hijos, unas tienen una niña y las otras unos gemelos, los niños son increíbles, "normales", comunes y corrientes y nunca en la vida se han tenido que enfrentar a ninguna tontería. Pero insisto, tal vez todos, ellas, los hijos, Jessica y yo, hemos tenido muchísima suerte y nos hemos topado con otro tipo de personas.

No sé si algún día procreemos, pero francamente no descarto la idea. No, no somos tontas, por algo hemos tenido tanto éxito en la vida, un departamento envidiable, una relación que todos admiran, un trabajo al que muchos aspiran y una vida por la que muchos nos han dicho que darían lo que fuera. Es casi imposible voltear para atrás y pensar que lo estás haciendo mal, sinceramente, todo es casi perfecto.

Si el problema fuera México pues nos moveremos, la familia de España no ha parado de enviar felicitaciones por separado y a ambas, en USA sé que tampoco tendríamos problema alguno, allí te pueden mandar al bote por agredir a alguien con este "defecto".

Entiendo perfectamente lo que quieren decir. Que en su momento se perderán uno de los días más importantes y felices de su hija, que sus principios y creencias pesan más que darse cuenta que hace 4 años soy más feliz de lo que fui los últimos 20, y que los planes que tenga no importan demasiado a menos que se ajusten a esa "sociedad" -que es como la bolsa de valores-  a la que ustedes le tienen tanto aprecio. Entiendo que se perderán en su momento, si se da, la ilusión de ser abuelos, y por supuesto de ser parte de una familia que está mal solamente en su cabeza, porque afuera, a menos que 549 personas mientan al mismo tiempo, no sólo está bien, está increíble.

Para ustedes un fulano borracho que ni quiero debe ser mucho más aceptable que una mujer que siempre ha visto por ustedes, que se preocupa, que estaba hecha un manojo de nervios y lloró porque le dije que no los volvería a ver. Vale más la pena un par de "normalitos" que 2 personas a las que hasta ayer veían con gusto cada fin de semana, los invitaban a comer, a las reuniones, a ver el football, a los viajes. Que no se perdían un cumpleaños, un día del padre o la madre, que llegaban con regalos y que para colmo, siguen siendo las mismas personas que los quieren, pero que ahora llevan "la letra escarlata". No espero que lo entiendan, espero que comprendan que la bola está en su cancha, que pueden elegir no vernos o no verla, no salir con nosotros, no pasar navidades juntos ni volver al Tapas Bar, no conocer lugares nuevos ni participar de eventos conjuntos como la boda de Montse, pero lo mismo implica que no se involucren en nuestras decisiones.

La vida de un niño se arruina por muchas cosas, pero no por vivir con 2 mujeres que tienen una relación estable, seria y sana. Que tienen buenos trabajos para darle lo que necesite y un buen luegar donde vivir y que se rodean de gente increíble que los van a adorar como sus tíos, sus otros abuelos, sus primos, etc. busquen en internet, hubo un huérfano que escribió una carta al respecto, para que lo dejaran vivir con 2 chicos y ya no viviera en el DIF.

Por último les pregunto ¿qué ha cambiado? ¿qué creen que cambiará? Porque Jessica y yo hemos sido, somos y siempre seremos las mismas personas, ¿no quieren pasar nochebuena con su familia? ¿convivir como consuegros? Ya lo han hecho. Lo han hecho en años nuevos, en navidades y a nadie le ha salido otro ojo ni se les ha pegado la sarna ni les han hecho ninguna grosería. ¿No quieren ir a la casa? Ya han ido. Ya han jugado, comido, convivido y nada cambiará. Somos las mismas personas. No van a llegar y van a encontrar el departamento de otro color ni a una encima de la otra, así como ha sido hasta ahora, así seguirá siendo, porque nunca actuamos, por eso ustedes se daban cuenta de muchas cosas. Nada cambiará. Sólo que yo ya no diré más mentiras, ni inventaré más excusas. Si no puedo ir algún lado diré la verdad, que me toca ir con la otra familia, que Jessica se enfermó y es mi tarea cuidarla, que es nuestro aniversario y no podemos salir. Aunque si esa es su preocupación, y tienen dudas acerca de "en qué nos convertiremos" ahora que ya lo saben al 100% mejor pregúntenme, y hablamos. Porque hablando se entiende la gente.

Yo hice todo el numerito, me agarré los pantalones y les dije para dejar de alejarlos, para compartir, para acercarnos y ser auténticos. Para que participaran de mi vida porque se estaban perdiendo muchas cosas. Si ahora creen que es mejor perderse más, está bien, es su decisión y la respeto, pero la diferencia es que será SU decisión, ya no la mía. Las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas y aquí siempre serán bienvenidos.

Gracias por el consejo, tengo 30 años, voy a hacer lo que crea correcto.

Su hija que los quiere.

viernes, septiembre 07, 2012

I'm back baby!

Bueno, bueno, bueno. Ya que mi antiguo post ha causado furor y preocupancia extrema (sí, “preocupancia”), creo que es hora de contarles los últimos acontecimientos de mi intensa y extraordinaria vida.

Después de encontrarme como Roderick Usher tras la muerte de su hermana, me encontré con el mejor Doctor que pueda habitar este planeta, o sea con el Castor. Después de aquella bajada de montaña rusa en la que pensé si no sería buena idea aventarme del periférico, decidí por su consejo hacer trampa. Tal vez suene loco, pero caray, ¿porqué no confiar en la persona con la que planeas pasar el resto de tus días? Y que además, te conoce más que tu madre. Entonces me tomé una pastilla mágica. No. No era éxtasis, ni una tacha, ni un papelito sumergido en tiner, me tomé nada más y nada menos que un antidepresivo. Pues sí,  no es que una se enorgullezca de entrar en el azote de la depre, ni es algo que alguna vez me hubiera imaginado onda: “sí, muy bien, estoy tomando antidepresivos”. Me suena como discurso después del divorcio o del funeral. Aunque claro, igual que a Roderick, lo que me pasó es que lo de la Yaya no fue un ladrillo bajando por el esófago, fue como un gato hidráulico. Y además, había algunas otras piedritas que me estaba tragando y no me dejaban ser. Por lo que se me ocurre, con mi malísima pero muy educativa experiencia, darles unos consejos.

  1. Las cosas duelen. Decirle a la gente a ti mismo que todo está bien, no hace que dejen de doler. No finjas. Si duele, extérnalo como cuando te pegas en el dedo chiquito del pie o en el nervio del codo con un gran y sonoro: ¡CARAAAAAAAAAAJOOOOOOOOO!
  2. Llora. Viendo Titanic, en el funeral de tu perro o al ver un bebé. Si tienes ganas llora. De coraje, llora. De alegría, llora. Jamás lo retengas. ¡LLORA!
  3. Habla. Cuéntale a la gente qué te pasa, a tus amigos, a tu familia. No como diario matinal, simplemente para buscar consejo, ayuda. A veces te ayuda la persona más lejana y menos esperada, la Sra. de la limpieza. Hay cosas que no podemos hacer solos.
  4. Olvida las máscaras. Es fácil crece ry adoptar una personalidad camaleón, de modo que en la oficina seas el serio, en la fiesta el pedo y en la familia el responsable. No se trata de llegar a una boda en pants y decir: ¡así me visto y qué! Pero sí de decir así soy yo y qué. Yo juego, yo canto en el baño, yo bailo en el elevador, yo decoro mi lugar con plantas artificiales, yo no uso tacones… sólo ser auténtico te mantendrá en paz.
  5. No ocultes. Casi igual que las máscaras. No ocultes al familiar loco, al amigo imprudente o al novio posesivo. Todos tenemos defectos, nadie puede juzgarte por tus gustos o relaciones, por algo los escogiste a ellos o ellos te escogieron a ti. Di, orgullosamente, es mi amigo, está completamente loco y lo amo.
  6. Siempre mantén a la familia cerca. Los amigos, los compañeros de trabajo, la familia de la pareja siempre te pueden ayudar y hacer sentir bien si se lo proponen, pero hay momentos en la vida en que necesitas tocar base, volver a aquello seguro, y no hay más que la familia para sentirse a salvo.
  7. Ten miedo. Y extérnalo. Aguantarse el miedo, la angustia, la preocupación, por no afectar a los demás, por mantener la imagen de fuerte, por quedar bien; sólo hará que aquello que te asustaba, te de más miedo.
  8. Olvida el ego y se egoísta. Sí, al diablo los demás y su problemas porque yo tengo los míos. Los demás, llámense papás, pareja, hijos, perro, jefes… no se van a morir sin ti, sin tu oportuna intervención o sin tus sabias palabras. Ayuda cuando puedas, pero cuando la ayuda te rebase y empieces a decaer por ella, haz a un lado todo. Es ponerse la máscara de oxígeno uno, antes que al niño, para no ser inservible al quedar inconsciente.
  9. La vida es un malabar de pelotas: la familia, la pareja, los amigos, la salud, el dinero, el trabajo. Sólo el trabajo rebota, así que déjalo caer cuantas veces sea necesario, pero jamás dejes caer otra pelota por conservar el trabajo girando, porque esa pelota se romperá irremediablemente.
  10. Haz tiempo para ti. Millones de cosas y de gente demandarán tu tiempo y esfuerzo. Haz siempre un hueco para ti. Para tus hobbies, un libro, un video juego, una cerveza SOLO o un café con tu sombra, una película, escribir… cada vez que pienses en qué le hace falta a las demás personas piensa: ¿y a mí?
  11. Y finalmente, como han dicho por ahí: bebe, come, duerme, coge, ríe, baila, canta, sé feliz, haz todo aquello que te haga feliz como si la vida siempre pasar dentro del cuarto de baño que te da tanta confianza para ser libre. Es cierto que las cosas no salen siempre bien, pero eso no es razón para no divertirse y ser feliz.

La vida es corta aún cuando puedas vivir 80 años, hay que disfrutarla y cuando no se pueda por cualquier razón como me pasó a mí, hay que alzar la mano y decir: ¡hey! A mí ya no me parece tan fantástica y pedir ayuda. Nunca hay que pensar que las cosas son así de horribles y no queda de otra, que el trabajo apesta, que viajar es caro, que el tiempo no alcanza. No. Sólo hay que pedir ayuda cuando se necesita y siempre tirar cosas para aligerar la carga. Porque como decía en mis instrucciones […] el viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia delante y además jode la espalda.

Y así, me despido con mi nueva y mejorada realidad, declarándome muy muy feliz y declarándome otra vez, Yo.

viernes, julio 27, 2012

Esta ciudad

Se está volviendo insoportable. Circular de modo vehicular (llámese taxi, camión o auto particular) se ha vuelto imposible gracias a las innumerables construcciones, cierres viales sin razón, gente torpe y el alto volumen de automotores que tenemos hoy en día.

Pero ningún sufrimiento comparado con los días que llueve. Que llueve en serio porque ahora llueve todos los pinches días a la hora de la salida común laboral. Como debe de ser. Seguro es una venganza de la naturaleza contra nuestra imposición urbana.

Ahora bien, ¿cuál es el chingado problema? ¿Será que la lluvia inunda partes críticas de las vialidades y de ahí se provoca un efecto dominó de detenimiento en absolutamente toda la urbe? ¿Será la falta de educación vial y de respeto entre conductores? ¿Será una falta de personal de tránsito que controle la circulación entorpecida por esas faltas de respeto vial? O será simplemente que la lluvia contiene esporas de desastre que al ser respiradas por todo el mundo se provoca el caos en masa.

Es que no me lo explico. Tomar el coche bajo una tormenta es prácticamente imposible. Es cierto que es más complicado manejar porque a veces la lluvia es tan fuerte (aquí en al ciudad, no en el campo donde se necesita, aquí a las 6:00 de la tarde no en la madrugada cuando a nadie le importa) que no te deja ver por donde vas y tienes que aminorar la marcha. Tomar un taxi es igual de imposible ya que la gente como que enloquece –a de pensar que se encoge- y llegan a parar taxis para avanzar 2 o 3 calles y no mojarse, además que sería una idea muy torpe ya que al ser un vehículo también, estarías atrapado en el tráfico común y encima, pagando un dineral. Y, por supuesto que los taxistas ni se detienen, según ellos porque los meten al tráfico y luego el pasaje se baja por desesperación, pues sí, lógico. Pero es que ahora con sus rutas establecidas y su elitismo para subir pasaje, tomar un taxi es como contratar una limousine y encima, sin el glamour. Tomar el metro es también imposible. Vuelvo a pensar que la gente debe tener la idea que la lluvia mata y si de por si el metro es un transporte donde fluye la gente como el agua en las cataratas del Niágara, con lluvia es peor. Simplemente no te puedes subir, ya no por la falta de sangre guerrera para colarte entre la gente, sino porque no puedes llegar siquiera a comprar un boleto. Y los camiones… igual que el metro con el defecto de los coches. Parados como todos, cambiando rutas para “evitar el tráfico” y alejándote de tu destino en vez de acercarte, hacinados por la gente con el miedo mortal de mojarse y escasos ya que se encuentran detenidos por horas en el mismo punto sin llegar a la próxima parada.

¿Y qué hacer? Caminar. Patinar. Ir en bicicleta. Claro que eso en esta ciudad también es complicado. En principio porque es una ciudad construida con el culo, y no sólo te mojarás por la lluvia que cae sino por la infinidad de charcos, inundaciones y los miserables coches que te avientan agua estancada para divertirse. A pesar de llevar impermeable es toda una aventura acuática. Los patines son complicados en suelo mojado y Dios te libre de caerte en plena calle porque serás atropellado ipso facto. La bicicleta es uno de los mejores vehículos, pero en lluvia también es complicada, y al no poder ir sobre la banqueta también te arriesgas a cruzar entre los coches aviados de sangre y libertad, que te avientan la lámina yo creo por el coraje de que vas más rápido que ellos, las motos que sienten les roba su espacio exclusivo de los acotamientos –que ellos no tienen porque usar- y nuevamente la destreza en el suelo mojado. Pero cabe mencionar que esta es una ciudad centralizada, y en las oficinas, con nuestra cultura “de 9:00 a 6:00 llueva, truene o relampaguee” –¡JAJA!- el 80% de la gente vive a 2hrs o más de su lugar de trabajo, en transporte. Lo que implica que caminando haría como 5hrs y en bicicleta unas 4hrrs. No es de Dios. No es opción.

¿Qué hacer? ¿Qué hacer con la lluvia? ¿Qué hacer con esta ciudad? ¿Dejar de robar y empezar a planear las cosas sensatamente? ¿Educar? ¿Promover el uso y respeto de vehículo no automotores? ¿Promover el Home Office? ¿Cambiar los horarios laborales? ¿Descentralizar y contratar a personal según su zona geográfica? No sé, pero que desesperación de sitio. De verdad.

lunes, julio 09, 2012

Y nada...

Que no me siento bien. Que quién sabe qué pasó y pareciera que voy para atrás como los cangrejos. Ya no sé si soy yo o los demás, o todo. Ya no sé quien soy yo. Se ha vuelto un poco ridículo todo esto. Es como si me asustara de pronto, gritara y alguien me preguntara ¿qué pasó? – Nada. ¿Entonces porqué te espantaste? – No sé. Y después no se me quita el susto –de la nada- ni con bendiciones.

La pastilla no ha sido mágica, aunque me dijeron que lo sería. Estoy consciente que nunca lo será. Los amigos, más mágicos que la pastilla pero sin surtir un efecto recuperador que permanezca, tendría que comérmelos tal vez.  La familia, no sé si es recuperador o agotador. Me da tanto miedo que se vayan, que no estén, porque muchos no están. Porque todo mi mundo perfecto, sí, perfecto, existe pero está lejos. La pareja, Dios sabe lo que hace la pareja. Recupera, permanece, aguanta pero tampoco cura. Y yo, yo… tendría que poner digamos, la estrella en el árbol de navidad, todos pueden cooperar y sé que yo tengo que dar el “último jalón” pero ¿Cómo? Cómo si cada vez que pienso que lo estoy dando es como un ligazo hacia atrás. Cómo si ha pasado tanto tiempo, porque 5 meses son mucho tiempo y no logro sentirme bien, cómo si las mejoras en ese tiempo se caen en un día y estamos como al principio.

¿Qué necesito? ¿Qué carajos necesito? ¿Cambiar de trabajo? ¿Dejarlo todo? ¿Tomar –como dice Carlos- más tequila y menos Prozac? Mandar todo al demonio y empezar a entender que no puedo controlarlo todo, que por más que quiera lo que tengo y a quienes tengo –incluyéndome- pueden desaparecer en cualquier momento porque así es la vida, porque así es mi vida y pase lo que pase tengo que saber cómo salir adelante. ¿Pero para qué? No me imagino saliendo adelante sin todo eso que “tengo”, sin ellos, sin mí.

Empiezo a ser esa persona que solía conocer y no quien conozco. Siempre me acuerdo de mí antes, cuando no tenía miedo, cuando todo me causaba emoción y asombro, cuando nada me detenía y lo veo tan lejos, tan inalcanzable. ¿Cómo se fue? ¿Quién se lo llevó? ¿Cómo volver? ¿En qué momento dejé de sentirme invencible? Y sobre todo ¿Por qué? ¿Porque no pude hacer nada por salvar a la Yaya? ¿Porque no quise hacer nada para retener a mi hermano? ¿Porque no supe –y no quise- darle su merecido a la pera? ¿Porque tengo muchos círculos abiertos? o muchos cerrados. La verdad es que ya no entiendo nada.

Hay mucha gente a la que quisiera decirle “sabes qué: púdrete” y ya. Pero no sé si eso arreglaría algo. A veces me despierto tan enojada y sin saber por qué pero al menos no me afecta tanto. Días como hoy, como ayer, que amanezco como si la Yaya se hubiera vuelto a morir son de lo más jodido. No me explico qué pasa. No vi nada en la tele, ni me enteré de una mala noticia, ni leí mi antigua correspondencia, ni me senté en mi chupón de chiquita. Sólo me acosté así y amanecí así. ¿Será dolor? Será que no estoy acostumbrada a que las cosas me duelan y… no entiendo que esto sea normal. Por ahí circula el mensaje que los ataques de pánico, la ansiedad, la depresión, no son síntomas de debilidad si no de haber permanecido fuerte durante mucho tiempo. Por Thor que yo he sido muy fuerte entonces. Más fuerte que toda la liga de la justicia junta.

Hice un juego de una imagen en donde tienes que descubrir 3 palabras, las primeras 3 que descubres en teoría te describen. Yo encontré: Honest, Special y Strong. Me sentí tan feliz cuando vi “Strong”. Pensé que si el juego lo decía, si mi subconsciente lo sabía entonces era cierto, entonces no tenía de qué preocuparme porque aunque no lo crea sí soy fuerte. Un día después, lo que es la ironía, sintiéndome mal y pensando en mil y un pendejadas –como debe ser cuando te sientes mal- le enseñé el juego a Jess, y al volver a hacerlo yo la primera palabra que encontré fue “Scared”. Me derrumbé. Será que soy fuerte, pero todo el tiempo tengo miedo. ¿Cómo vivir sin miedo? ¿Cómo dejar de pensar que todo se puede ir al carajo en un segundo? Que no importa lo que hagas ni lo que te cuides o cuides a los demás, hay un destino y se ha de cumplir, cómo dejar de tener miedo a no saber qué pasará mañana y según lo que pase, cómo tendrás que hacerle.

España se acerca y no me emociona, me estresa. Un viaje que planeé desde que regresé de allí hace 7 años, que estamos planeando Jess y yo desde hace 3 y que por fin se realiza y a mí me estresa. No he sido lo suficientemente fuerte para decir “no vamos” y tampoco para decir “vámonos ya”. ¿Por qué me estresa? ¿Por qué se llevaron lo bonito de mí y quién o qué se lo llevó? ¿Por qué ya no soy yo?

Cada año que cumplía descubría una versión mejorada de mí. Con todos mis defectos y manías siempre lograba ser una versión mejorada y esta vez creo que falló la actualización. No a los 30, a los 29. Tal vez mi teoría de esta mañana es cierta, tal vez la Yaya era mi alma gemela y cuando se fue se llevó mi mitad, la mitad fuerte, consciente, pensante, confiada y feliz. Y me quedé con la mitad que no sabe nada de si misma. No sé que carajos hacer para salir de esta montaña rusa, siempre tuve miedo de perder a la gente que amaba y la habilidad de no demostrarlo, pero nunca pensé que una de ellas sería yo, y por Dios cómo me extraño.

martes, julio 03, 2012

El recuento de los 30

1982 – Nací
1983 – Aprendí a caminar
1984 – Conocí a la Miss Susana y tuve mi primer novio Yoshi. Jugábamos en una especie de canoa de metal que había en el kinder y la volteamos. Así nos fue. También me acuerdo del perro de la Miss Susana que mi hermano logró horrorizar.
1985 – Viví el temblor de la Cd. de México, bajo el marco del baño del depto. y bajo el brazo de mi padre que nos protegía a todos con su cara de horror. Un día, nos llamaron, en el kinder de la Miss Susana y nos dijeron que mi mamá vendría por nosotros. Esperamos sentados en una banquita tomando una agua de jamaica sin saber que pasaba hasta que llegó. Se había muerto mi abuelo. Yo lo entendí 4 años después.
1986 – Me culparon de un acto vandálico con unos colores en el kinder y tuve que pagar la condena lavando los baños de niñas.
1987 – Fui capturada haciendo un acto vandálico en el kinder y tuve que pagar la condena lavando las bancas del salón. Es muy probable que en este año haya recibido mi primer triciclo apache.
1988 – Inventé la historia de la mano peluda en el sótano de la cooperativa del kinder haciendo correr a todos los niños y dejando libre la fila. También me colgué de una rama del árbol de margaritas y aterricé sobre algún cristiano que me costó una semana sin recreo.
1989 – Entré a la primaria y conocí a mi primer maestra Hitleriana, la Miss Mary, que me aventó unas cajetillas de cigarros a la cabeza por haberlas llevado vacías, cuando nunca especificó que había que llevarlas llenas, y mi madre, en toda su buena voluntad, las vació pensando que una niña de 6 años nada tenía que hacer con cigarrillos. En ese año un niño gordito llamado Jorge me acusó de algún acto vandálico y le rompí todos sus colores uno a uno, no recuerdo que condena pagué, pero recuerdo que no me importó. El gordo se lo merecía. ¡Ah! Y fue el año memorable en que le pegué al director de la escuela, el señor Cecilio Salmerón porque el muy listo me dijo: “te crees muy importante pegándole a los demás niños ¿no? A ver, pégame a mí” y entonces yo le pegué muy obediente. La cara que puso no tuvo precio. Mi madre aún se pregunta como es que logró que no me expulsaran.
1990 – Cerraron mi escuela el Colegio Champaignat y fui a dar al Magallanes, aún instalado en Mier y Pesado, 7 años, 2° de primaria. El día que me inscribí conocí a Don Polo y Esperanzita su esposa, los encargados de la cooperativa, y mi mamá me compró mis primeros Nerds. El hecho más memorable fue mi primer recreo, me senté en un árbol que ya no existe, sola, abrí mi sándwich y antes de la primer mordida se acercaron Liliana y Jessica; “Hola”. Hola. “¿No tienes amigos verdad?”. No. “Si quieres nosotras podemos ser tus amigas”. Jessica fue la del monólogo, Lili la de la sonrisa cómplice, y Dios sabe lo que pasó después.
1991 – Me arrojé por una ventana durante la clase del profesor de inglés, Raúl. Sólo porque alguien me dijo que no podría hacerlo. Luego aparecí en el salón y terminé la semana en la dirección. Ese año inventé mi versión de calabozos y dragones en una hoja de block con un dado hecho de goma cortado finamente con un cutter que me valió una felicitación del maestro por mi imaginación y un reporte por jugar y distraer en clase. También me gané el premio a bufón por contar los mejores chistes en clase de la Miss Alicia. Ese año tocó el Memory de When I’m 64, último en que mi grupo se coronaría ganador de tal festival antes que los padres de los perdedores lograran quitar la premiación para proteger los sentimientos de los palurdos que no ganaban.
1992 – Tuve mi primer novio, Julio, era el niño nuevo y también se convirtió en mi niño nuevo. Rompí el récord de meses continuos con conducta reprobada y mandaron llamar a mis padres, pero no hubo mucho que hacer, ya que mi historial académico era impecable y el subdirector tuvo la mala suerte de argumentar una cosa por demás estúpida: “es que su hija me ve con unos ojos horribles” y entonces mis padres le perdieron todo el respeto. Me lo pase muy bien ese año, con los talleres y con el Memory de La Sirenita. Un Día en clase de inglés me tropecé con las tablas del piso y se me salió un zapato, dado mi historial delictivo se tomó como una gracia premeditada y fui expulsada de la clase con castigo de planas, pero encontré a mi hermano deambulando por el patio y dada nuestra compatibilidad de letra compartimos el castigo, el tiempo y la conversación, fue algo muy divertido de lo que nadie jamás se enteró.
1993 – El año fatídico de la primaria. Fue el primer año que decidí qué pasaría si dejaba de hacer la tarea y lo hice. No pasó nada. Cuando preguntaban los cuestionarios en orden yo preguntaba la respuesta que me tocaba al de enfrente y al de atrás de modo que tenía colchón de 3 preguntas, nunca se daban cuenta que tenía los cuestionarios en blanco y mi memoria privilegiada me permitía aprender las respuesta suficientes para los exámenes, aunque en los semestrales sí sufrí un poco. La maestra titular era otra vez Hitleriana y no lo pasaba muy bien, mi hermano también había dejado ciertas secuelas y querían ver en mí su versión mejorada pero… yo no era igual, él era Lisa, yo Bart. Después de aquel ligazo que lancé y fue a darle justo en el ojo a Diana García cuando le había apuntado a la boca bostezante, estuve en libertad condicional el resto del año. No lo pasé bien. Tanto estrés me dio ansiedad y estuve algunas semanas enloquecida queriendo correr a mi casa y huir de la escuela, a veces me escondía en el baño para tranquilizarme o hacía que mi mamá se quedara afuera de la escuela en la puerta, pero después de algún tiempo lo superé. Como dice Carlos, a esa edad se supera todo.
1994 – La primaria se acabó. Era el último año. Lo pasé fantástico. Seguía siendo el azote de los ñoños, la capitana de los equipos de deportes, parte de los equipos ganadores de todo, de los torneos de palmadas, kickball, las mini-olimpiadas, no gané nunca el concurso de declamación pero llegué a las finales. Lo pasé bomba en el desayuno de graduación… fue un buen año. Aparecieron los nuevos pesos y empecé a coleccionar las monedas antiguas. También vino la crisis del pelón desgraviado y creo que fue cuando mi papá dejó de viajar.
1995 – Cambio de escuela. Entré a la secundaria en el Colegio de Montaignac. Nuevo lugar, nuevos compañeros, nuevo todo, fue mi último drama infantil producto de una nueva maestra Hitleriana, la Miss Lupita de Historia, conocida por su rudeza, mi primera impresión, malísima, pero después todo fue para bien. En la secundaria se me quitó el espíritu Bart/Nelson, me dediqué a los deportes y empecé con la música. Mi primer año de piano.
1996 – Hice un cohete con papel aluminio y cerillos, otro con botes de jumex y pelotas de tennis, estaba muy orgullosa de mí. Empecé a ser buena en el Basquetball y a participar en varias actividades extracurriculares. Fuera de eso, fue un año flojo. Me dieron mi primer credencial para poder irme sola a la casa, a veces la olvidaba y tenía que esperar a que mi mamá se diera cuenta que no llegaba y fuera por mí, pues no me dejaban salir de la escuela, y claro, en ese entonces no había celulares, ni tenía dinero para una tarjeta telefónica, así que terminé por sacar un duplicado apócrifo que nunca salía de mi mochila, para evitar esas largas y aburridas esperas.
1997 – Cambiaron el plantel enfrente de mi casa. La cosa cambio mucho, la escuela creció y empezamos a tener grados de 3 o 4 grupos, éramos muchísimos y conocí mucha gente. Entré a la estudiantina y me hice amiga de gente con la que nunca me hubiera imaginado llevarme bien como con Montse. Mi vida estaba enfocada a la música y el deporte. Ganamos el primer torneo Wilson de Basquetball, me convertí en capitana del equipo y salimos en el periódico con el trofeo. Mis tardes estaban destinadas a entrenamientos y prácticas de piano en casa de la Yaya, y las novelas en su sillón. Los fines de carne asada y NFL con los muchachos de la casa. El 3°C pasó a la historia como el grupo rebelde, formado por todos los voluntarios que quisimos cambiarnos ahí para poder desahogar el A y el B de tanta gente, éramos un gran grupo, de relegados, rebeldes, liberales y bohemios que ante la negativa de ir a Six Flags el último día de clases escapó a tal parque de diversiones haciendo frente a la autoridad, que siendo fin de curso, no pudo tomar ninguna represalia.
1998 – Se acabó la secundaria e inició la prepa. Fue un año bastante flojo excepto por Samantha, me divertí mucho con la niña nueva. Una de las cosas más memorables fue cuando la Miss Letty me retó a organizar la muestra cultural ya que no paraba de quejarme que era una perdida de tiempo y organicé la puesta en escena del Diario de Ana Frank, fue un éxito, y humildemente, la Miss Letty no tuvo más que felicitarme. Salió muy bien y aprendí que si quieres hacer algo bien tienes que hacerlo tú mismo. Empezaron los talleres de preparatoria y no tuve más remedio que enfrentarme a la maestra que me odiaba y hacer audición para teatro, la hice igual, la pasé y dediqué mis tardes a los ensayos. Fui un gran Diablo naco en la pastorela, lástima que la obra de “Los árboles mueren de pie”, nunca vio la luz debido a la desorganización del equipo. De lo más importante, el primer viaje a Acapulco, y aquella visión que le dijeron a mi hermano y me dediqué a hacer realidad. Ya era una mujer. Una mujer que dedicaba lo poco que le quedaba de tiempo libre al Whata burger, al hockey y a los patines diariamente, con tal de no ir a casa.
1999 – Un gran año. Lleno de cambios y novedades. Se acabó el teatro y no tuve más remedio que entrar a coro así que me pasaba las tardes cantando y acompañando a los compañeros en el piano, platicando con la Miss Carmelita lo mucho que me gustaba y lo poco que quería dedicarme a eso el resto de mi vida. Que mala decisión había tomado. Reprobé matemáticas 3 veces y no pude reinscribirme a la prepa en la mañana así que tuve que irme a la tarde, estaba un poco apanicada. Pero no nos hagamos tontos, lo importante de verdad, aquel 13 de Mayo de 1999 fue ella. Mi primer beso de verdad.
2000 – Terminaba la prepa, yo me sentía superman, y lo tenía todo. La banda caliente, el coche, a ella y… a él. Y destrocé el coche. Mi mamá me dijo que me habían dado una segunda oportunidad, desde entonces a veces pienso si no morí y todo esto sólo me lo estoy imaginando. Empezó la universidad. Aún sin convencerme de estudiar administración me fui a La Salle y pasaba mis días refunfuñando y haciendo pesas en el gimnasio. A pesar que dejé todo en la duela no logré entrar a la selección de basketball. Entrenaba diario, pero a la hora de los partidos tenía que estar en la banca y no lo soporté. Para el segundo semestre ya escapaba de algunas clases y me la pasaba escribiendo en el parque cerca de mi casa, en el gimnasio o en casa de ella. Al término del año con ayuda de mi hermano me cambié de carrera y universidad. La noticia no fue tan mala para mis padres, sorpresiva tal vez. “Nos hubiera gustado que nos comentaras que no te sentáis a gusto” dijeron. Y fue todo. Ese año terminamos. Yo enloquecí, no sé qué pasó, creo que era demasiado para mí. Ella, lloró por 8 horas según dice, hasta que me olvidó para siempre. Ese año dejé de tocar el piano.
2001 – Por fin una carrera que me gusta. Regresé con él. Me lo pasé fantástico, creo que fue un año como estar dentro de una luna loca fumando mota. Viajé, hice nuevos amigos, me reí, me emborraché. Me lo pasé muy bien. Estaba donde quería estar como debía estar, no sé si con quien quería estar. Y descubrí que el sexo y yo no nos llevamos bien.
2002 – Mi primer viaje al extranjero. Por fin salí, me fui a estudiar inglés a Canadá. La experiencia de vivir sola. Bueno, en la comodidad de mi cuarto, mi privacidad, lejos de todo y de todos fue fantástico. Empecé a hablar de nuevo con él, intenté hablar de nuevo con ella. Él me hacía reír, ella me hacía llorar, y sin embargo, yo quería estar con ella.
2003 – Regresé y empecé a idear cómo volver a irme. Regresé con él por 3era ocasión aunque no igual, ya no llevábamos el título, sólo compartíamos el tiempo, era mucho mejor. Pero empecé a hablar de irme y él no quería, hasta que lo dejamos por la paz porque aunque queríamos, no íbamos para el mismo lado. Conseguí mi primer trabajo gracias a Carlos, era aburridísimo pero era algo, y me daba poder porque me daba dinero. Mi primer año de traje sastre y oficina. Tuve algunas relaciones buenas y algunas confesiones, fue un año bueno para el hockey. Mi hermano la conoció. Yo había dejado de pensar en ella, hace tiempo.
2004 – Lo logré. Logré irme de nuevo y a donde siempre había querido, la madre patria, la península Ibérica, España. No sin antes tener algo con ella. Me había llamado. Sonó el teléfono y sabía que era ella, y lo era. Y algo sucedió y creo que lo intentamos, lo intenté, pero por primera vez decidí bien, y aunque le ofrecí irse conmigo jamás ofrecí quedarme y me fui. También lo logré con él, el otro él, el que siempre había querido, y de no ser por él no habría logrado irme a España. Le tengo mucho cariño, pero nunca fue mi novio, siempre será mi mejor amigo. Y me pasé un año memorable. Hundida en el alcohol y la Macroeconomía. Re-conocí a Mariné y me hice de la mejor amiga que uno puede tener, tuve mi primer departamento, me hice responsable de llevar una casa, de vivir sola, y además de hacerlo a miles de kilómetros de casa. Fui muy muy feliz. Pero mis deseos se cumplen y a pesar de la distancia la traje a mí, y volvió y estuvo conmigo en España y volvimos y yo me regresé, pero me regresé por ella, no con ella. Lo feo, mi hermano. Ese año, antes de irme fue cuando él se fue. Un día llegué de la escuela y su cuarto estaba vacío, llamé a mi papá y le dije que se había ido. Esa noche, por primera vez hablé con mi papá sinceramente, borrachos los dos, y le dije: “devuélveme a mi hermano”. Creo que si hoy repitiéramos la escena le diría lo mismo. Alguien quien sea, devuélvame a mi hermano.
2005 – Lo empecé fatal. El aeropuerto me ponía de los pelos extrañando todo el tiempo Madrid, era todo lo que sabía decir, los pocos días que duramos juntas era todo que atinaba a decir: “regrésame a Madrid”. No era su culpa, ni podía regresarme ella. Luego todo terminó como lo había pronosticado, predestinado. Me dediqué a comer panditas debajo de una manta por algunos días y luego me fui levantando. Él obviamente también había desaparecido, y el original, estaba más lejos que el sol. Así que decidí estar yo sola, y por fin, me lo empecé a pasar bien.
2006 – Había terminado la universidad por fin. Busqué trabajo, lo encontré y seguí en mi premisa de seguir sola. Lo cumplí a medias, pues ya no me enfrasqué en ninguna relación pero conocí a mis chicos superpoderosos y no los solté en varios años, sobre todo a Cris. Teníamos una relación como extramarital. Como amigos sin derechos. Para mi funcionaba muy bien, supongo que para él no. Con George era al revés, y para los dos funcionaba bien, pues ninguno buscaba nada más. Fue un año de perderme y encontrarme varias veces. De volver al mundo laboral, de dejar la vida de estudiante y empezar a pensar, ahora sí qué voy a hacer.
2007 – Me había enfrascado ya en el mundo corporativo y me creía importante aunque en un estanque pequeño. La casa empezaba a ahogarme un poco y no hallaba la forma de salirme de ahí, busqué miles de opciones para poder mudarme y vivir sola, era lo que más quería pero no lo lograba financieramente. Conocí a Toño y establecimos una relación bastante disfuncional pero muy divertida, en un momento de locura me habría mudado con él. También regresé a las ligas femeniles y me lancé a Guadalajara a conocer a esa chica que ni idea de qué iba a pasar, fue divertido mientras duró, aunque estaba bien pinche loca. Ese año compré mi primer guitarra.
2008 – Reencontré al Castor. Allá por la era del hi5 un mensaje sin apuro alguno me llevó a la mejor relación de mi vida y además, a conseguir eso que tanto quería: salir de casa. Me mudé con Jessica 3 meses después de empezar a salir y me despedí de mi casa para siempre. La Yaya dijo: “ya volverá diciendo: ¿me admiten?” pero no volví. Mi vida con Jessica ha sido una aventura increíble que no pensé tener nunca. Me establecí, cree un hogar y una familia, cambié. Fue un gran año.
2009 – La empresa ya no me gustaba, el trabajo sí. Me había acostumbrado a trabajar desde casa y era difícil renunciar a esa comodidad pero tenía que hacerlo, tenía que buscar algo mejor. Ser una papa casada tiene sus cosas, ahora había que buscar estabilidad, compartir recursos, planear el futuro. La comodidad tenía que pasar a segundo plano para que nuestros recién nacidos planes pudieran llevarse a cabo. Pasamos por un momento difícil, Jess había renunciado al trabajo que tampoco le gustaba y conseguir otro tardó más de lo esperado. Pudimos salir adelante, aún no sabemos cómo, pero con menos tiempo juntas y una cuarta parte de lo que ganamos ahora, mantuvimos nuestra casa y nuestra vida siempre a flote. Aprendí mucho de esa situación. Aprendí a cuidar de alguien, a hacerme responsable, a sacrificar cosas por otras más importantes y a ver la vida de diferente manera. A veces ser feliz consiste en la capacidad de hacer a otra persona feliz.
2010 – Al diablo con el trabajo. Había decidido renunciar así tuviera que dedicarme a limpiar casas ajenas, pero como el burro que tocó la flauta, abrí mi correo y una entrevista de trabajo que no había solicitado se presentó, y además se presentó en la forma del trabajo de mi sueños, con todas las especificaciones y caprichos que había pedido, así que no tuve más que aceptarlo y al fin conseguí –laboralmente- lo que tanto quería. Ahora, con ambas en un buen trabajo, con una vida cómoda y sencilla la vida parecía un bonito cuadro de Miró, inexplicable, tranquila y llena de color.
2011 – Había empezado mal. En la recta final del 2010 la Yaya había tropezado con un obstáculo así que empecé el año en el hospital. La negligencia de los médicos del Hospital Español nos trajo de regalo de año nuevo a la Yaya con 2 infartos cerebrales. El 2011 le había llevado el habla, el movimiento y parte de la lucidez. Para mí, me había llevado el alma. Después de 6 espantosos meses de ir y venir del hospital queriendo ayudar y sin saber que hacer finalmente nos dejó. Me sentía miserable. Por no haber hecho más –si es que se podía-, por no pasar más tiempo, por no haberla entendido, pero haber deseado que se fuera de una vez para que dejara de sufrir y por haber deseado que se quedara para siempre aunque fuera en esas circunstancias. El 2011 había tenido mi primer encuentro con la muerte y con el duelo, parecía que lo estaba manejando mejor de lo que esperaba, pero lo que me esperaba no era nada bueno. Terminé este año muy enojada, muy triste y muy asustada en el hospital con mi primer ataque de pánico que confundí con un ataque de asma. Odié este año.
2012 – Preparada para el fin del mundo salí el 1 de enero del hospital sin entender bien qué había pasado. Mi salud estuvo del demonio los siguientes meses con una gripa interminable e incapacitante que mantenía mi humor a muy bajo nivel. Regresando de nuestras primeras vacaciones en la playa me dio mi primer ataque de pánico. Creía que me iba a morir. Las noches que pasé en casa de mis papás rezando porque no se me cayera el cielo sobre la cabeza recuerdo que sólo pensaba: sólo tengo que sobrevivir 2 días más, 1 día más, esta noche… hasta que llegara la cita con el Psych y me dopara. “Sobrevivir” porque creía que me moría. Desde entonces se acabó el alcohol y empezó el Prozac. Las primeras noches de Tafil eran como un viaje de hongos en los que no distinguía lo que había soñado de la realidad y por fin entendí lo que le pasaba a la Yaya con esas pastillas. Después de un montón de terapias, hipnoterapias, talleres y cursos mi vida se fue por el rumbo ZEN –no quedaba de otra- y aprendí a meditar para poder calmar todos los demonios que empezaba a descubrir. Sigo en ese proceso. Una teoría muy posible es que me dio la crisis de los 30, claro que de manera inconsciente. No sé si así fue pero sigo trabajando en la crisis sea cual fuere la causa de ella y acerca de los 30, no tengo más que decir que: Bienvenida realidad.





lunes, junio 25, 2012

Instrucciones para cumplir 30

Creo que esta semana no podré trabajar. Se acercan los 30 y no dejo de pensar en la gran crisis que han traído consigo. Todo me ha llevado a rebobinar y ver el recuento de mi existencia. No. No estoy vieja ni asustada por estarlo, pero cumplir treinta es un cambio grande no importa lo que digan.  He hecho tantas cosas y me han faltado tantas otras. He conocido a tanta gente y se han ido tantos otros. A veces quiero dar un giro y volver a vivir los 23 o 24, a veces quiero los 17, a veces los 9, a veces todos al mismo tiempo y a veces también me quiero quedar con el ahora. No sé porque es tan complicado cumplir 30 para mí, no sé porqué pienso tantas cosas, no sé si son las elecciones o los astros pero sí me tiene pensando. En casa veo el techo, en la oficina la pared y no consigo concentrarme en nada. Voy a cumplir 30. Tal vez haya pasado la 3era parte de mi vida en un futuro muy alentador, o la mitad ya, no lo sé. Lo que sea lo he vivido bien, estoy donde quiero estar, no importa si es como lo planeé o no, estoy a gusto. También estoy a tiempo de recuperar cosas que he perdido, las “cosas” no por pasar el tiempo desaparecen, desaparecen cuando no las quieres de vuelta, para tenerlas sólo hay que hacer un esfuerzo. Así volvió esa pulsera de la Yaya que creí perdida, y volvió a mí ahora que tanto me hacía falta, así volverá mi bolsa de fotos o mi esclava, de alguna manera, no sé con que pretexto. Así volverá él, lo sé. Así volveré yo también, para estar más a gusto conmigo y con lo que me he convertido que no es tan malo como empezaba a creer, sólo es distinto.

Tengo tan buenos recuerdos de las pasadas 3 décadas y la ventaja de una memoria extraordinaria que me puede pasar filmes desde los 2 o 3 años hasta lo que me comí el fin de semana, a veces recuerdo momentos y sé qué llevaba puesto o qué canción estaba de fondo, y eso me encanta de mí, porque somos producto de nuestro pasado, porque sin él no seríamos lo que hoy somos. ¿Qué tiene uno sino recuerdos?, ¿Qué sería de nuestro pasado sin los recuerdos? Los recuerdos son lo único que da constancia de por dónde estuvimos, dónde pisamos, a quién le cambiamos la vida o cómo nos la cambió a nosotros. Pueden ser buenos, malos y regulares pero todos son los que dan cuenta en realidad de nuestra vida, perderlos sería trágico, por eso le tengo tanto miedo al Alzheimer. Porque también claro, los recuerdos te salvan de no volver a equivocarte o te recuerdan cómo hacías para ser feliz.

Mi vida ha sido feliz durante 30 años, mi vida es feliz ahora. Aún me da miedo que dije tantas veces que moriría a los 30 como los rockstars que tengo estrés de que ocurra, porque he tenido mucha suerte en la vida, y mis deseos se cumplen. Yo espero que esto no, sobre todo porque no es algo que haya deseado nunca, es sólo una frase que durante los 20s sonaba bien y me hacía sentir “forever young”. Me acuerdo de ese comercial que termina en: “a los 20 creía que la vida se acababa a los 30… ¿qué estupido no?” –que de hecho no es muy bueno porque no me acuerdo qué producto anuncia- y me río porque yo pensaba igual, y recuerdo que no me importaba mucho, pensaba que faltaba mucho tiempo y ese lapso era suficiente para vivir bien.

Me alegra que en este mundo el libre albedrío no signifique hacer nuestra voluntad y si es cuestión de desear pues yo deseo envejecer con el Cas, tener hijos, formar una familia, hacer crecer la que hay, establecer relaciones más fuertes, seguir con los amigos, seguir creciendo con todo lo que eso conlleve. Y si algún día “añoro” algo como diría la prima, para eso tendré mi memoria privilegiada, mis recuerdos que me sacarán una sonrisa. Tal vez a los 20 había más energía, pero a los 30 hay más poder adquisitivo y más libertad, eso balancea las cosas bastante bien. Me gusta platicar con alguien mucho más chico que yo y decirle. “ah, yo ya pasé por eso, déjame te explico…” me gusta acordarme cómo superé el obstáculo o cómo disfrute esa etapa y poderla compartir con alguien que apenas está en eso. Las crudas, los amores de prepa, la pasión por las prohibiciones, la carrera, el primer trabajo, los viajes… los madrazos, los grandes madrazos, los enormes madrazos y las levantadas. Qué tiempos aquellos ¡y qué tiempos estos! Antes vivía muy deprisa, y ahora creo que es momento de tomarlo con calma y en vez de correr como loca, empezar a disfrutar el camino, porque hay un montón de cosas que quiero detenerme a ver.

INSTRUCCIONES PARA CUMPLIR TREINTA

En el fondo, no hay nada que hacer. Siempre tendrás dieciocho, porque eres joven solo una vez, pero inmaduro para siempre.

No hay instrucciones para cumplir treinta. Pero si las hubiera, serían estas:

- Haz una lista de todo lo que no te gusta de ti y luego tírala. Eres el que eres. Y después de todo, no es tan malo como te imaginas un domingo de cruda.

- Tira el equipaje de sobra. El viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia delante. Y además jode la espalda.

- No sigas modas. En diez anos te vas a morir de vergüenza por haberte puesto eso, de todas maneras.

- Besa a tantos como puedas. Deja que te rompan el corazón. Enamórate, date en la madre, y vuelve a levantarte. Quizás hay un amor verdadero. Quizás no. Pero mientras lo encuentras, lo bailado ni quien te lo quita.

- Come frutas y verduras. Neta, vete acostumbrando a que no vas a poder tragar garnachas toda la vida.

- Equivócate. Cambia. Intenta. Falla. Reinvéntate. Manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez que sea necesario. De veras, no pasa nada. Sobre todo si no haces nada.

- Prueba otros sabores de helado. Otras cervezas, otras pastas de dientes.

- Arranca el coche un día, y no pares hasta que se acabe la gasolina. (¡Cómo quiero hacer esto!)

- Empieza un grupo de rock. Toma clases de baile. Aprende italiano. Invéntate otro nombre. Usa una bicicleta.

- Perdona. Olvida. Deja ir.

- Decide quién es imprescindible. Mientras más grande eres más difícil es hacer amigos de verdad, y más necesitas quien sepa quién eres realmente sin que tengas que explicárselo. Esos son los amigos. Cuídalos y mantenlos cerca.

- Aprende que no vas a aprender nada. Pero no hay examen final en esta escuela. Ni calificaciones, ni graduación, ni reunión de exalumnos, gracias a Dios.

Felices treinta, viejo. Bienvenido al resto de tu vida.

viernes, junio 22, 2012

10 días para la sentencia

Sólo quedan 10 días. Lo lógico sería que todos tuviéramos una postura, una elección preliminar en nuestras mentes y sólo estar esperando que llegué el primero de Julio para llevarla a cabo, pero no es así. Aún pulula o pululamos un tercio de la población sin saber a ciencia cierta qué haremos el Domingo próximo. ¿Por qué? Porque seguimos considerando que no es posible que de 112 millones de mexicanos esos 4 aspirantes a la silla del águila sean lo mejor que tenemos para elegir.

Así que hoy estuve leyendo, pensando, reflexionando, analizando. Sin meterme en el serio problema de revelar por quién he decidió votar, y sin dejar de imaginar tristemente, cómo echaré mi papeleta a la caja al mismo tiempo en que exhalo un gran suspiro de esperanza en la que no tengo el 100% de seguridad, sé exactamente por qué votaré.

Antes, mucho antes de Salinas e incluso con él, yo no sabía qué ni quién era el “narco”, no los conocía, ni salían en las noticias. Sabía que había corrupción, pero en una décima parte del gobierno que al salir a la luz tapaban con alguna buena acción como donaciones a la beneficencia, construcciones de escuelas y hospitales, vamos que saberse corrupto era una ofensa y había que arreglarlo de alguna manera. Aunque desde el kinder nos hablaban de las drogas y cómo no aceptar regalos de extraños y cosas por el estilo, yo sabía incluso ya como adolescente que las drogas eran algo ilegal y peligroso, que como consumidor de freían el cerebro y como traficante arriesgaban tu vida. Pero lo más importante es que tenía la seguridad que mientras no estuviera cerca de ellas, nada podría involucrarme con ella, ni nada malo podría pasarme. Lo mismo con la política.

Ahora no. Ahora me perdí la despedida de soltera de mi mejor amiga porque era en Acapulco. Con los nervios alterados por un incidente previo y más alterados por estar leyendo noticias y reportes de los incidentes en Acapulco sin importar si eres político, narco, estudiante o cualquier hijo de vecino, me aterró el hecho de saber que al viaje íbamos puras mujeres, en una de las carreteras más inseguras –en cuestión de asaltos, secuestros y muertes sin resolver- en una de las camionetas más robadas según el reporte de CAPUFE de 2012 y decidí no ir. Decidí no ir porque al tomar mi maleta por la mañana para salir al encuentro de selecto grupo de amigas, me dio un ataque de pánico que me duró 4 horas. ¿Por qué? Porque ya no me siento a salvo. Por que tengo miedo de encontrarme con un narco por la calle, en el elevador de mi oficina, en un restaurante, en la carretera y que el Sr. decida que puede hacer conmigo lo que quiera, porque así pasa, por que no son historias, es la realidad. Tengo miedo de que un desconocido con 1 reloj en cada muñeca me vea y piense: “esa me gusta, me la voy a llevar” y me lleve, porque sabe que puede y yo sé que nadie puede hacer anda para detenerlo. Tengo miedo que un grupo de marginados hagan uso de su nuevo poder como sicarios y decidan que tal vez merezca una lección por ser “guerita” o por tener cierto coche, o por estar escribiendo en un ipad en el Starbucks ya que ellos no tuvieron la oportunidad. Y sé que tampoco nadie podrá detenerlos. Tengo miedo de que se inicie un enfrentamiento en el Zócalo –donde todo sucede- y le pase algo a Jess, sin saber porqué empezó el conflicto ni porque podría ella estar en medio de todo eso. Tengo miedo de perderme en alguna zona marginada del Estado de México porque se ha establecido que la tierra de nadie y lo mismo te bajan de un vocho que de un BMW. Tengo miedo de ser mujer. Por que parece que en estos tiempos serlo es como exhibir miles de joyas de diamantes, todo te puede pasar y estas a expensas de cualquier peligro. Tengo miedo de qué le pase algo a mi familia, no sé por qué, porque tengo claro que no han hecho nada malo, pero eso no es garantía para que estén a salvo.

Tengo miedo de que llegue un gobierno que decida que tengo “demasiado” y es hora de repartir mi casa, mis bienes, mi sueldo, con los viene-viene de la delegación, los limpiaparabrisas de la esquina o los ambulantes del crucero porque ellos no han tenido las mismas oportunidades y es mi deber ciudadano repartirles lo que yo he conseguido. ¿No están legalizados ya los traperos? ¿No se atreve aún así a hacer marchas y plantones en contra de los parquímetros? ¿No era la calle pública, PÚBLICA? Tengo miedo que llegue un gobierno que decida que como clase media puedo pagar 100 pesos por una botella de agua o 4 millones de pesos por un departamento de 1 recámara, porque somos una economía capitalista y así funcionan las cosas. Tengo miedo que llegue un gobierno que decida que es tiempo de subirnos a una máquina del tiempo y regresar a la comunidad gay al closet, a las mujeres a su casa y a los hombres a las cantinas. Tengo miedo que llegue un gobierno que construya un metrobús en la sala de mi casa y un 3er piso del periférico en mi azotea para fastidiar, perdón, “ayudar” a la mejora del tránsito automovilístico. Tengo miedo de un gobierno que lleve a México a la zona oriental y nos cape el Internet y ya no pueda expresarme libremente por temor a represalias. Tengo miedo de un gobierno que diga que le importa el planeta y permita que todo el mundo desperdicie el agua, tire la basura donde le da la gana, no ponga contenedores de reciclaje, permita el mal uso y contaminación de playas mexicanas con tal de quedar bien con el turismo gringo. Tengo miedo de un gobierno que permita que nos sigan cerrando las puertas de todos los países bajo las reglas que les dan la gana; USA, Canadá, España, y siga agachándose con el escudo de “por las buenas relaciones con esos países nosotros no haremos lo mismo” ¿Y no están rompiendo esos países con las buenas relaciones de primera mano? ¿Cuántas mejillas tiene México? ¿36? En resumen, tengo miedo del gobierno, porque todos son egoístas, ven su fortuna, su bolsillo, su familia, sus negocios, sus intereses, no ven al país y llevamos tanto tiempo de corruptela que sería imposible dejar de pactar al menos con un cierto % de esa gente “mala”. Sí, estamos jodidos, pero quiero pensar que al final del arco iris  sí hay una olla de oro, aunque pequeña, es un tesoro. ¿Y por quien votaré? Muy a mi pesar, por el menos peor. No votaré por el que se inclina mi empresa, ni por el que me garantiza la chamba, no votaré por el que vota toda mi familia, no votaré por el que vaya ganando en las encuestas, ni siquiera votaré por el que garantice mi actual estilo de vida, votaré por el que a mi parecer, de todos los males antes mencionados pueda erradicar los más. Creo que para todos los indecisos esta debería ser una señal de por dónde ir.

Que esto termine pronto Señor, que prefiero hablar de football que de tanta porquería y ya me cansé de tener miedo.

martes, junio 05, 2012

1 año sin la Yaya

El año pasado, en este mismo día, a esta hora estaba durmiendo. Era domingo. La tarde del sábado la había pasado con la familia, reunidos todos en el hospital, habiéndole dado un break a la enfermera, nos encontrábamos como pocas veces todos juntos en el cuarto de la Yaya. Nunca estábamos todos porque el cuarto era pequeño y hacía mucho calor, así que tomábamos turnos, para estar, para descansar, para despejarnos y para quedarnos. Ese día por alguna razón, estábamos todos juntos. Debió hacer menos calor… logramos encontrar todos, un hueco donde sentarnos. Carlos estaba en México hace más de una semana y planeaba su regreso en 1 o 2 días. Por primera vez no teníamos un semblante parco ni melancólico. Ahora lo recuerdo, empezamos a hablar de ella. Yo comencé a preguntarles en qué creerían que reencarnaría -en caso que creyeran en eso- y fueron diciendo su parecer, coincidiendo todos en un ave. Un águila, un colibrí dije yo, otros que no recuerdo. Nos reímos y eso dio paso a comenzar a contar anécdotas familiares, de ella, con ella, por ella. Parecía una tarde de domingo familiar, sólo faltaba la carne asada. Alguien decía: “te acuerdas las pantuflas que nos regalaba en navidad” y la miraba y sonreía. Nos turnábamos la silla al lado de su cama para sostener su mano, para estar más cerca por un rato. Esa tarde nos fuimos temprano. Estábamos agotados de la semana. Había sido la peor para ella, no podía respirar, no se despertaba casi y parecía tener dolor. La boca se le había secado y alcanzábamos a ver una lengua llagada por el aire, esa semana nos había partido el espíritu y compartíamos un sentimiento complicado. No queríamos que se fuera, pero queríamos que dejara de sufrir, y en nuestras miradas se veía lo miserable que nos hacía sentir eso. La verdad, habíamos llegado al punto que no sabíamos hacer otra cosa que esperar, y esperar era agotador.
Nos fuimos tranquilos, no nos pusimos de acuerdo en ver quien iría el domingo por la mañana, sabíamos que todos estaríamos ahí, y dormimos bien, planeando encontrarnos al día siguiente, encontrarla a ella y seguir contando historias familiares desde 1937 hasta el 2011. Pero eso ya no sucedió.

Me despertó el celular a las 9:30, supuse que era mi mamá y que necesitaría algo de la farmacia o me preguntaría a qué hora llegaría al hospital. Sí era mi mamá, me dijo: “Verito, ¿vas a venir al hospital” – Sí. “Pues vente en cuanto puedas, porque la abuela ya se fue”. En ese momento esbocé una sonrisa imperceptible, volteé a ver a Jessica y le hice una señal de “dislike” con la mano mientras movía la cabeza diciendo que no. En seguida supo qué pasaba. Colgué. Jessica tenía esa cara de horror esperando que yo cayera en un colapso nervioso pero no lo hice, le dije: “por fin está descansando” hay que apurarnos para irnos y me fui a bañar. Jess se quedó muda y decidió simplemente seguir mis instrucciones sin preguntar nada más.

El coche se había descompuesto el día anterior justo afuera del hospital. Tomamos un taxi y todo el camino fui mirando por la ventana, recordando los últimos 6 meses y los últimos 28 años que estuve con ella, pero sin llorar, sólo con esa sonrisa imperceptible, culpable, de saber que por fin estaba en paz. Pensé que se había ido por eso, porque el sábado nos vio juntos, nos escuchó contentos, tranquilos, sabía que podríamos superarlo y que permaneceríamos juntos aunque no estuviera, cuando supo que todo estaría bien, creo que decidió partir. Eso creo.

Lo que siguió no es para contarse. Los trámites, el velorio, etc. nada de eso fue agradable y el alivio de saber que ya estaba en paz empezaba a sustituirse por la tristeza de entender que ya no estaría jamás. El domingo algunos no dormimos, otros durmieron una noche entera por primera vez, a algunos se nos partió el alma y a otros les descansó por fin.

Así fue como se fue, pero como decían los samurais, no importa cómo murió, sino cómo vivió. Fue feliz, tuvo una vida plena, rodeada de su familia y amigos, tuvo una vida dura de joven, pero siempre fue muy fuerte y supo salir adelante, era muy sabia, sabía dar siempre un consejo útil, y si no tenía cómo ayudarte sabía como hacerte sentir mejor. No conozco una sola persona a quien le cayera mal, así como cuentan del Abi, ella es la mejor persona que he conocido y espero que haya sido tan feliz conmigo como yo lo fui con ella. El doctor dice que es en la única persona en quien confiaba, es probable que tenga razón. Siempre fue franca y me habló de frente, me consintió y me ayudó cuando lo necesité, me abrió las puertas de su casa y de su vida y siempre tuvo una sonrisa para mí y para todos. Algún día entenderé por qué tuvo que pasar por esa etapa tan difícil en el último momento, pero me quedo tranquila de saber que antes de eso estaba perfecta y estaba contenta. Que durante ese tiempo tuvo oportunidad de ver a toda su familia, hasta los más lejanos. Que su último cumpleaños lo pasamos fenomenal con una parte de España que hacía falta, que nunca estuvo sola, ni le faltó una llamada o una visita que la hiciera sonreír, que tampoco le faltó nada después del ’45, que siempre pudimos apoyarla, ayudarla y ver por ella cuando no pudo. En fin, fue una gran persona y tuvo una vida feliz, no creo que se pueda pedir nada más. Y ahora donde está, está aún más contenta, bailando Fascinación con el amor de su vida, jugando cartas con sus hermanos y viéndonos claro, porque nunca nos dejará de cuidar y siempre habrá un sueño donde aparezca y nos de un abrazo, nada más para que nos acordemos que ahí está, ahí sigue, sólo que ahora está bien y en un lugar mejor.

miércoles, mayo 30, 2012

Por alzada

Yo me guío por aquello que considero correcto, no por aquello que social, política, moral o generalmente es correcto, de modo que a veces pues me enemisto con la gente o en palabras llanas, la cago. Yo no soy diplomática, porque prefiero perderlo todo a tener que aguantarme, agacharme o estar de lamebotas con alguien que no lo merece sólo por conveniencia. Eso claro, me ha traído infinidad de problemas con la "autoridad" desde papás, maestros, gente extraña hasta los inminentes jefes. Hoy de eso se trata.

Básicamente le dije a una "superior" -me vas explicando por qué coño hiciste esta pendejada porque no puedo trabajar así- y al parecer fue como la invasión de Polonia en 1918 porque "se armó la gorda". Aún no se termina de aramar, pero ya me dijeron que estuvo mal, ya me reprendieron, ya me explicaron cómo funciona la cosa y en resumidas cuentas, no funciona como yo digo.

Me molesta porque la "jerarquitis" ya pasó de moda. Me refiero a que aquellas empresas que la aplican están seriamente atrasadas en Administración de Personal y R.R.H.H. pues eso de "por que lo digo yo que soy el jefe" o "tratalo bien porque es director" o "dale el avión y has lo que dice porque es "superior a ti" son prácticas que no llevan a ningún lado, son prácticas que se ha comprobado conllevan a perder talento en la organización.

Y todavía me dijeron: "es que ella es susceptible, se lo va a tomar a personal y puede afectar a tus proyectos". Y yo pensé "¡a chingá! ahora resulta que si hieres la susceptibilidad de un compañero este tiene todo el derecho de ponerte topes en el camino. Si a la empresa se viene a trabajar no hacer amigos. O es que me equivoco, porque es México y todo funciona con enchufes y lambisconería.

En fin, que no salió muy bien la cosa, porque al parecer un "superior" puede tomar una decisión arbitraria con respecto a tu trabajo  cuando algo no le parece y ni siquiera darte una explicación, pero si tu reclamas -no siendo superior- tal acción, y no la reclamas con la vista abajo y el sombrero arrugado entre las manos estás en el hoyo.

Veremos qué pasa, pero para mí que en esta guerra mundial estoy peleando contra Alemania así que no me preocuparé mucho. Dice el dicho: "Honor a quien honor merece". Creo que merezco el mismo respeto que cualquiera sin importar su jerarquía, como ellos merecen el mío, y me niego rotundamente a tratar bien a quien no lo hace conmigo sin importar un demonio su posición en la empresa o la vida. Ya veremos que responde, pero no a mí, que ya me dijeron que lo hará apenas con alguien de su "misma categoría" no con la insubordinada que se atrevió a desafiarla.

Y he puesto la palabra superior entre comillas porque en este mundo NADIE es superior a NADIE, si acaso a alguien le va mejor que a otro pero superior a otro jamás, que ya es hora te entender que TODOS somos iguales.

viernes, mayo 25, 2012

Acapulco Baby!

Por la tarde estaré partiendo al puerto de Acapulco y la razón que me lleva para allá trae consigo un escenario que no hubiera imaginado volver a ver. La escenografía, el reparto, aunque un poco cambiado no me deja más que pensar que es una especie de regreso al pasado. Mañana por la noche estaremos reunidos, pero en circunstancias diferentes los mismos que alguna vez pasamos un gran fin de semana en aquella bahía. Ahora faltan unos, 1 en realidad. Otros han llegado y hacen el viaje más entretenido y aventurero, otros incluso sobran pero de alguna manera hacen falta. Habrá reencuentros, pláticas y alguna foto captará un grupo de personajes que no hubiera pensado volver a retratarse junto frente al mar. Pero así será.

 

Las bodas traen consigo un rush de tal felicidad –cuando son de buena voluntad- que el cuerpo no lo soporta y tiene que llenar los hoyos que se abren en el vertedero de sonrisas con un poco de nostalgia. Las bodas te hacen pensar en otras personas, en ti, en tu futuro o en tu pasado, en tu presente que analizas una y otra vez repitiendo esa escena que estás viendo pero cambiando los protagonistas, las bodas te hacen pensar y sentir. Yo sólo espero que todos esos feelings volando como mariposas embriagadas por entre nuestras mesas no se mezclen de mala manera. Que vayan depositando buena vibra en cada comensal y terminemos en una fiesta de encanto mortal.

 

Comparto su felicidad. Me emociona el primer viaje familiar en el que participará Jess, me emociona ser madrina. Me preocupan un poco los estragos que pueda causar el alcohol en ciertas personas, pero más que nada estoy emocionada. Hace mucho que no me emocionaba. Creo que por fin estoy volviendo en mí o a mí.

 

 

jueves, mayo 24, 2012

Antes de partir...

La verdad le tengo miedo a un montón de cosas. Con mi nuevo trastorno de ansiedad he adquirido algunos nuevos miedos sin sentido, difíciles de manejar en una ciudad capital y sin embargo, ahí voy. Con todo esto me he dado cuenta de lo que realmente quiero y más allá de mi necesidad casi física de liberarme de los corporativos, cambiar mi imagen, recuperar el espíritu y alcanzar la verdadera libertad, dedicándome a lo que realmente me gusta sin necesidad de preocuparme por donde vivo, qué como y a dónde voy, he descubierto que el ego sigue reinando sobre mí. Entre las cosas artísticas y las altruistas no he logrado hacer nada trascendente y a pesar del miedo –también nuevo- a la muerte que jamás me había asaltado, lo que deseo profundamente es pasar a la historia. Suceda como suceda, después de mi deceso realmente quisiera aparecer en Wikipedia con mi biografía de músico atormentado.

 

“Sufría trastornos de ansiedad”, “Se deprimía constantemente porque sentía una alta presión de la sociedad para ser quien no era”, “No tenía adicciones más que a los libros”, “amaba su música y alguna vez dijo que un piano era mucho mejor calmante que un tafil”, “Creó la pieza magistral de… a pesar que en ninguna escuela de música querían admitirla por su edad”, “Fundó el Centro de Estudios y Entretenimiento para adultos mayores con el dinero que ganó en el Melate y cumplió su sueño de darle a las personas de la tercera edad una oportunidad de vivir con calidad y cumplir sus sueños sin importar sus años”. Decía: “Somos producto de lo que ellos construyeron para nosotros, trabajamos en las empresas que ellos crearon, comemos lo que alguna vez cultivaron y después enlatamos, vivimos porque existieron antes que nosotros, ¿y ahora los echamos al sillón de un asilo a ver el techo? No más.”

 

Nadie tenemos el futuro comprado pero sé que de verdad quiero pasar a la historia por haber hecho algo grandioso. No para mí, para el mundo.