sábado, septiembre 30, 2006

Turnedo

Desde aquí desde mi casa veo la playa vacía
ya lo estaba hace unos días ahora está llena de lluvia
y tu ahí sigues sin paraguas sin tu ropa paseando
como una tarde de julio pero con frío y tronando
¿se puede saber que esperas?¿que te mire y que te seque?
que te vea y que me quede tomando la luna juntos
la luna tu y yo expectantes a que pase algún cometa
o baje algún platillo volante

Y la playa llora y llora y desde mi casa grito
que aunque pienso en abrazarte que aunque pienso en ir contigo
el doctor me recomienda que no me quite mi abrigo
que no esté ya mas contigo y yo no puedo negarme
pues el tipo soy yo mismo estudié mientras dormías
y aun repaso las lecciones una a una cada día

Yo no puedo aconsejarte ya es muy duro lo que llevo
dejemos que corra el aire y digámonos adiós
aunque siga suspirando por algo que no era cierto
me lo dicen en los bares es algo que llevas dentro
que no dejas que te quieran solo quieres que te abracen
y publicas que no tuve ni valor para quedarme
yo rompí todas tus fotos tu no dejas de llamarme...

¿quien no tiene el valor para marcharse?
¿quien no tiene el valor para marcharse?
¿quien no tiene el valor para marcharse?

¿quien prefiere quedarse y aguantar?

marcharse y aguantar...

Ivan Ferreiro

martes, septiembre 26, 2006

1,2 viene por ti, 3,4, ya está aquí

Claro hombre se acabó, no es necesario repetirlo tantas veces ya lo había entendido, sólo que seguramente no lo había aceptado, es diferente entender que aceptar, es diferente olvidar que superar, es diferente irse que ausentarse.

Todavía me pregunto (sí, tooodavía) si el ser humano es de verdad capaz de olvidar. No sé bien aquello de las composiciones químicas que provocan las emociones pero por lo poco que sé debe ser complicadísimo.

Vamos a ver, se supone que por medio del sistema nervioso uno reacciona ante ciertas situaciones, eventos, cosas. El cerebro manda una señal que provoca que ciertos órganos segreguen ciertas sustancias que alteran desde nuestros sentidos hasta el sistema sicomotor.

Ahora bien, yo aludo a la complicación de la parte de la memoria, qué demonios puede pasar en el cuerpo para que vayas al encéfalo, recuerdes algo y este “archivo” de memoria haga reaccionar al sistema nervioso de manera tal que mande señales como loco para que uno se ponga igual. Resumiendo, ¿cómo es posible que uno se pueda acordar de algo y se le haga un hueco en el estómago que le provoque un solemne desperdicio de agua ocular? Un magnicidio de la fauna marina. No lo entiendo, no me queda claro.

Lo más drástico es el tiempo. No importa cuanto tiempo pase, hay archivos de memoria que siempre provocan la misma reacción, incluso hay unos hijos de p… que provocan reacciones peores a medida que pasa el tiempo, pero tampoco sé porqué, quizás si lo supiera sería médico o psiquiatra, pero soy mercadólogo.

Ya sé que se acabó, ya sé que me han dicho un montón de tonterías, dos que tres insultos y cientos de: “ay ya párale con eso” pero es que no lo entienden, a veces de verdad creo que me voy a volver loca. Y aludo de nuevo a la memoria, si yo no tuviera memoria estaría mucho mejor, así no existirían esos momentos del demonio en que se te cruza una foto, una canción y te pones contra la ventana del coche con esa cara de estúpido que no puedes con ella, pensando en que “fue bonito mientras duró”, recordando. Y cuando despegas la nariz del cristal y regresas a lo que consideras tu triste realidad, comienza esa patética sensación que te aplasta el estómago y te hace crecer una pelota de béisbol en la garganta, entonces recordar ya no es bonito, y cuando estás en el punto en el que estoy yo, es incluso desesperante.

Estoy harta, no no, estoy hasta la madre de esa maldita sensación, de no poder escuchar mis canciones tranquilamente porque todas hablan de lo mismo, de no poder hacer un playlist que no provoque cortarse las venas a un rockero, de mantener siempre la misma mirada vacía como si el autismo hubiera tomado el lugar de mi alegría, de sentir que se me sale el corazón y poner cara de horror cuando está cerca, de no saber que hacer ni que decir en tal caso, de tenerle miedo en lugar de amor, de cerrar la puerta todos los días y sentarme a respirar porque me cuesta, estoy realmente hasta la madre.

¿Como es posible que no sea capaz de mandar todo al demonio?, yo, YO que soy experta, cruel y fría, no señor, yo no puedo darle simplemente vuelta a la página, no puedo agarrar una caja, llenarla de recuerdos e ilusiones y tirarla a un río, no puedo.

Estoy harta de no ser quien soy, de ser tan diferente, tan como no me gusta, y no encuentro de verdad una respuesta, una salida, una opción.
Y ahora todo lo que tengo es miedo, tengo un miedo increíble de no poder salir de ahí, de que esto se vaya a quedar para siempre, de que esta sensación nunca cambie, que nada más me provoque mas que… eso. Tengo miedo de que esto nunca acabe, de tener por siempre eternas “recaídas”, de toparme en adelante con lo mismo una y otra vez como si estuviera en un laberinto en espiral. Tengo miedo, estoy harta y tengo miedo de no volver a ser lo que era, quien era, de no poder, como suelen decir los enamorados, vivir sin alguien, porque hasta ahora eso parece, simplemente no sé como.

lunes, septiembre 25, 2006

La gente que me gusta

Primero que todo

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti

viernes, septiembre 22, 2006

Quizás esa era la opción...

En Veracruz a las 12:30am dentro de mi cuarto de hotel desordenado, muero de hambre, he dejado a mi jefe y a los demás embriagandose en el bar "La Burbuja"; pero yo, por una vez, he vuelto temprano o mañana no me levantaré.

Estoy cansada, y estoy contenta, este viaje después de tanto estrés me ha puesto contenta porque ha sido muy divertido, porque ha salido bien. Tengo sueño, pero estoy aquí escribiendo porque no aguanto las ganas de contar que estoy feliz. Estoy pensando en el fin de semana, en la noche del sábado si vuelvo a tiempo, en el domingo a las 3:00pm, en... estoy pensando en muchas cosas.

Tengo miedo, un poco de ese miedo infantil como cuando vas a hacer una travesura y sabes que lo más probable es que te cachen, pero aún así estás determinado a hacerla. Tengo miedo, porque está pasando otra vez, porque quisiera llamarle, escuchar su voz, pero ¿porqué? es imposible, es estúpido, es irreal.

Hace tiempo, hace unos... 10 años se me ocurrió, pero mi mentalidad cambió drásticamente y no hice nada, ahora, derepente, sin saber ni como llegó se me ocurre otra vez. ¿cómo se me puede venir a la mente algo que pensé a los 14? Dios, es tan... loco.

Like Desperate Housewives, "no podemos controlar las obsesiones, simplemente ocurren".

Y ahora... planear una estrategia, porque estoy a punto de lanzarme del balcón, y como decía mi hermano: "sin mecate".

jueves, septiembre 14, 2006

Dicen que estamos locos

En la oficina dicen que estamos locos. Porque convocamos a "junta de staff" para ponernos de acuerdo en el lugar a donde iremos a comer el viernes, porque instauramos el "viernes social", porque en el intercomunicador usamos la clave: "santo llamando a lunave, lunave responda...", y a las areas las llamamos: Finanzas y ciencias ocultas de la administración, Ventas Telemarketing y demás burradas, Marketing Publicidad y otros deportes, Operaciones y decisiones inútiles, Dirección sin sentido y finalmente la Presidencia recididad por "el tata" o "Don chuchín".

Dicen que estamos locos porque al director lo llamamos: Tú papá y al Presidente: Tú abuelito. Porque peleamos no por salir temprano sino por salir en punto, porque nos juntamos en un espacio de 2x2 para tomar café, porque de vez en vez hacemos burradas juntos.

Dicen que estamos locos porque hacemos picnic en el sótano cuando no nos da tiempo de comer, porque nos rolamos una pelota desestresante según el que esté más agobiado en el día, porque de todo sacamos un albur, porque "nos lo pasamos chacoteando".

Dicen que estamos locos porque nos lo pasamos bien en el trabajo, porque alivianamos la carga saliendo a la tienda por chatarra, porque le damos "pamba" al que se toma el último refresco y no avisa que se acabaron, porque cada 2 viernes cuando suena el intercomunicador, gritamos: transferencia, transferencia, transferencia! en espera de que nos llamen para firmar los recibos de pago.

Dicen que estamos locos... yo creo que simplemente trabajamos sin pavimentarnos la naturalidad. Al final, el trabajo es lo que harás el resto de tus días, hay que empezar por hacer algo que te guste, finalmente disfrutar, a como de lugar, el sitio donde lo haces y la gente que te rodea.

Dicen que estamos locos, yo creo que quien lo dice no se lo pasa tan bien. Tal vez un día debería intentar subir con nosotros al huequito del café. Lo peor que le puede pasar es que también se vuelva loco. Y estoy segura que al menos así, sonreiría un poquito más.

lunes, septiembre 11, 2006

No dejes

No dejes nunca al que te ama por aquel que te gusta, por que ese que te gusta te dejará por quien ama.

No sigas a un amor que te hizo sufrir que un día se olvido y lo peor es que se fue de ti.

No confíes en alguien que te dijo te lo juro, que te lloró, y te reemplazó sin ningún dolor.

Recuerda: "Quien se va sin echarlo, vuelve sin llamarlo"

Time goes by

Cuando era pequeña le echaba catsup al arroz y bonafina a la sopa de pasta. Me empeñaba en agarrar la cuchara como neanderthal para comer igual que mi hermano y me comía chipotles enteros con un pedazo de bolillo.

Cuando era pequeña casi no jugaba con juguetes, mi hermano y yo hacíamos tiendas de campaña con sillas y mantas, convertíamos las camas en naves espaciales, el comedor en un laberinto de Mario Bross, la cocina en una cantina del oeste y la casa entera en un pueblo vaquero llamado First Horse, donde los enemigos -no pregunten porqué- eran los romanos.

Teníamos un globo aerostático del tamaño de un bote de leche, y solíamos volar en él desde lo alto de la alacena hasta los límites de mi closet. También teníamos visores y aletas, un lenguaje especial para hablar bajo el agua mientras recorríamos arrastrándonos como gusanos (pues estábamos nadando en la alfombra) el inmenso mar en busca de tiburones, mantarayas y el tesoro de Jack Ives Custeau.

De vez en cuando nos daba por la diversión salvaje, peleábamos en las escaleras para no caer al "caldero negro" que había en el fondo del pasillo vecino. Jugábamos al "jalapelos" en el coche, entretenimiento que consistía en jalar del cabello al contrincante hasta hacerlo salir por la ventana, y volver a empezar al revés. "Agüitas" consistía en tomar un vaso de agua, y tirarnos de espaldas a la cama de mis padres dejando azotar la cabeza en el colchón, hasta que alguien acabara mareado. Finalmente, "mata al de abajo" era un juego cuya única regla era que no había reglas, era un juego sorpresivo donde se construía una barricada entre la cama de mi hermano y el closet, uno de nosotros se paraba en la cama y el otro en cuclillas frente al closet detrás de la barricada, tenías que saltar sobre la cama hasta estar seguro de poder brincar la barrera (que era un montón de ropa sobre una silla) y "matar al de abajo" o sea, caerle encima, los resultados eran desastrozos, o le caías encima al de abajo o de estampabas de lleno contra el closet. Hubo una mancha de sangre que duró 1 año en una de las puertas. Fui yo, fue mi nariz.
También jugábamos football en el estacionamiento, y en las noches, cuando no se veía nada, bajábamos a perseguirnos con pistolas de agua. üsabamos los juegos de té que me regalaban en Navidad como municiones para la guerra, y a lo largo del pasillo veíamos volar tazas, platos y teteras que se estrellaban en las trincheras, quiero decir, los burós de nuestros respectivos cuartos.

Teníamos un día especial, se llamaba el día "nacambut" (?!?), festejábamos la liberación de los ewoks y todas las criaturas fantásticas de starwars (mi hermano era fan, so was I), esta liberación se lograba cuando encontrábamos el "magic mushroom" escondido en las arcas sagradas (la caja de juguetes), entonces se cantaba una canción especial cuya letra no me acuerdo y dábamos un concierto en el bosque, con mi guitarra y su batería.

Nos agarrábamos a espadazos con los palos de mi "casita" una casa de esas armables que también me regalaron una navidad. Y de vez en cuando nos poníamos máscaras de luchadores y nos agarrábamos a madrazo limpio en plena sala. Una vez, muy aburridos dijimos: ¿y si nos damos en la madre?. Y nos dimos.

Un día, no se cual, todo eso se acabó, ya no hubo pistolas de agua, ni espadas, ni pueblos imaginarios, un día empezamos a salir a fiestas, a beber cerveza y otras cosas y convertimos la diversión en otra cosa. Un día de verdad nos agarramos a madrazos frente a Centro Coyoacán.

Un día el se fue, a hacer su vida dicen, eso dicen. Un día llegué a mi casa y sus cosas ya no estaban, nos habíamos peleado, por ideas, por algo que dije, por algo que pensó, quizás por algo que no dije. Un día llegué y él se había ido.

A veces pienso como sería la vida si él estuviera ahí, si todavía viviéramos juntos, me pregunto qué platicaríamos, si seguiríamos yendo a entrenar juntos, si seguiría pasándose a mi cama de vez en cuando y sin razón alguna, si seguiríamos leyendo juntos las historias macabras que no nos atrevíamos a leer solos. Me pregunto si seguiríamos saliendo a cenar y bebiendo café en la esquina, los martes, para hablar de todo y sin interrupciones.

¿Cómo sería la vida si él estuviera ahí? en mi casa, viendo la NFL, estrellándose conmigo para contestar el teléfono, acampando en mi cuarto para seguir discutiendo un punto de madrugada... ¿como sería mi vida? ¿como sería su vida? como sería...

Supongo que si eso se diera, haríamos otro día "nacambut", y si no recordamos la canción, podríamos componer una nueva y mejor.

Tal vez para lograrlo deba ir a buscar un hongo perdido en unas arcas sagradas... o tal vez, hay cosas en la vida, que aunque no te guste, simplemente se acaban.

¿Cómo sabes si algo es una desgracia?
¿Cómo sabes si es una bendición?
Más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados.

miércoles, septiembre 06, 2006

Chole

La soledad es una medicina, y como todo medicamento tiene contraindicaciones, por ejemplo, estar solo te da mucho tiempo para pensar, y pensar en exceso es malo, llegas a demasiadas teorías, conclusiones, te preguntas, te respondes, pasas por muchos y muy diversos estados de ánimo y al final, es muy difícil encontrar una respuesta o un camino específico para aquello que estabas pensando, porque sigues siendo solo tú. Tú y esos incesantes pensamientos.

A mi me gusta mucho estar sola, me gusta la "soledad", pero claro, bien llevada, me gusta sentir que el espacio que ocupo es todo mío, estar con mi música, mis ideas, mis locuras. Me gustan esos momentos donde estar solo te lleva a la libertad.

Hace tiempo que no puedo estar sola, he logrado -sin esforzarme mucho la verdad- no estar con nadie ahora, eso me anima, gracias a eso he podido hacer muchas cosas, vaya, no le echo la culpa a las parejas de que te retengan la vida, hay que ser muy tonto para eso, pero si requieren de tiempo y esfuerzo, cosas que en este momento no tengo. Mi tiempo y mi energía están en otro lugar, en otro espacio y sobre todo encaminados a otro objetivo muy alejado de... ese estilo de vida. Sin embargo, no ha sido posible estar como yo quiero, tener unos días para mi, donde no haya nadie, donde solo un libro me acompañe para comer, unos tennis para caminar, una computadora para escribir las ocurrencias de mis neuronas y mucho, pero mucho café. O té, me gusta el té.

Tengo que salir de aquí, a eso, a un fin de semana al menos, a ver a donde, seguramente eso me ayudará a acomodar mis ideas, porque tengo muchas que no llevan a ningún lado, al menos no a un lado que quiera.

Ultimamente la desidia -por no decir otra cosa- se ha apoderado de mí. No me importa casi nada, y eso es malo, yo soy una persona apasionada, de las cosas, la gente, la vida, soy de esas personas que puede pasarse una hora entera convenciendo a alguien de que vaya a un sitio o que lea un libro determinado, puedo discutir mil horas acerca de los dinosaurios y las cosas más triviales me hacen feliz. Ahora todo se me resbala. Es cierto que me estreso menos, pero esos estados de valemadrismo total generalmente no dejan nada bueno.

Quiero salir, a donde sea y como sea, con mi back pack y mis artefactos tecnológicos con los que de plano no puedo sobrevivir, malditos compromisos que no me dejan salir, tengo que salir de aquí, tengo que salir de mí. Pronto.

Mientras tanto, seguiré disfrutando de mi nuevo "juguetito", seguiré "aporreando las teclas" como dice mi papá, perfeccionando mi técnica sobre las cuerdas de metal que están acabando con mi paciencia, seguiré grabando los lunes, escribiendo en las madrugadas, leyendo en las mañanas, haciendo ejercicio en las noches, comiendo de vez en cuando, quejándome de mi trabajo, no, eso no, dejaré de quejarme, si no me gusta simplemente haré otra cosa, o tomaré otra actitud, que es más bien la solución. Seguiré saliendo con mis amigos que gracias a Dios cada vez veo más, haré unas llamadas que llevo postergando más de un mes, tal vez también mandaré eso, eso que siempre dije que mandaría y no lo mandé, después me voy. A ver si no me encuentro algún muerto por ahí.

Aaah y mi pez, dije que me compraría un pez, con una pecera redonda como las de las caricaturas, también haré eso. ¿Como le pondré a mi pez? Lo pensaré en el baño, el único lugar donde se puede estar realmente solo.

sábado, septiembre 02, 2006

1 año

Hoy cumplo un año en México, creo que aún no sé cómo llegué aquí, sé porqué vine pero aún no sé como lo hice. Después de un año, sigo sin saber a ciencia cierta que hago aquí. La escuela no fue el pretexto, como dice Mon, si ya había terminado los estudios en España y tenía tantas ganas de estar ahí, podría haber mandado al demonio la escuela en México y regresar a España. Los papeles de la nacionalidad tampoco son pretexto, también podría haberme regresado, trabajar de lo que fuera y mantenerme a la espera de los trámites allá en vez de en México. La gente no es un pretexto tampoco, después de todo estuve 1 año sin mis amigos, sin mi familia, sin mi "gente", bien podría haber sobrevivido a su falta otros años más y siempre quedan las vacaciones. ¿La comida?, mmmh, la verdad es que nadie se queda en un país por la comida, te puede gustar o no gustar, pero tarde o temprano a todo te acostumbras, aquí es a comer chile, allá es a no comerlo, esa no es una cuestión que guíe una decisión de vida.

Todo esto me lleva a pensar ¿qué hago aquí?. Eso es lo que le he preguntado a Cristian los últimos días, palabras más palabras menos, altisonancias más altisonancias menos pero eso, la eterna pregunta de: ¿que hago aquí?

Mi año en México fue excelente, tuvo sus bemoles como todo, pero fue un buen año, hoy estoy haciendo corte, como cuando termina el año fiscal. Hoy termina mi año, el primero, y empieza el segundo, ¿cuantos más serán?, ¿Cuantos años-México me quedarán por vivir?

Quisiera disfrutar del aniversario, pero un cierto dejo de tristeza no me deja en paz ¿porqué? ¿porqué no me gusta estar aquí? ¿porqué no es lo mismo?, las razones que me hacen estar mal no cambiarían estando allí, no son cuestiones de lugar, supongo que lo que me aleja es mi espíritu cobarde, quiero irme lejos para mandar todo al demonio, para no tener que enfrentar mis miedos, mis sueños rotos, para no tener que volver a empezar una vida tan cerca de la que creí ya hecha, ya perfecta, ideal. Irme a un lugar lejano, donde no conozco a nadie, donde no tengo nada me obligaría a empezar una vida, me guste o no, lejos de las tentaciones del pasado, lejos de lo que algún día concebí perfecto, lejos de lo que conozco. Tendría el pretexto perfecto para abogar al: "es que estoy muy lejos, así no se puede". Pero que ganaría, como dice Cristian, viviría todo el tiempo huyendo, de país en país buscando una tranquilidad que nunca llegaría.

Quedarme... es tan difícil. España sigue siendo mi sueño, mi leyenda personal, pero por lo mismo, es un sueño que respeto tanto que no quiero corromperlo con mis estupideces, no quiero convertirlo en mi escape de la realidad, porque terminaría odiándolo y mis sueños son todo lo que tengo como para ensuciarlos de esa manera.

La solución, la verdad, creo que es quedarme, al menos un tiempo, para entender muchas cosas, para resolver otras tantas, para no dejar nada en el aire aunque a veces eso es imposible. Pero es tan difícil, muy difícil. Quedarme no sé si requiere de valor, inteligencia, astucia o madurez, tal vez de todo un poco, comienzo a creer que quedarme requiere de un milagro, simplemente de un esfuerzo sobrehumano.

Irme la verdad es lo más fácil y de los dos, no sé que es lo mejor.