lunes, noviembre 22, 2010

Salud y el demonio

La buena salud nunca ha sido una de mis características principales, pero en estos últimos meses lo ha sido menos. Creo que al final soy mucho más europea de lo que creía, al menos en eso de la "debilidad".

El 14 de Septiembre en la noche me enfermé de gripa. Me dió un catarro de esos mortales que o te quedas en cama o te mueres. Elegí morir y me largué el 15 en la noche a comer pozole y lo pasé fatal. Estaba tan mal que tuve que ir al Doctor SIMI, porque en esas fechas no había manera de conseguir cita con un otorrino regular. Después de 1 frasco de antibiótico, 1 de asintómaticos, 1 bote de gotas y cientos de kleenex la gripa se me quitó 15 días después, y del todo, 3 semanas después. Mi cuerpo no conforme con estos hechos, decidió resfriarse nuevamente en plenas vacaciones al tercer día de tour por Chipas, exactamente el 8 de Noviembre. Sin acceso a los antibióticos por falta de doctor en aquellos lares, apechugué con un antigripal común y traté de superar la gripe en un clima de 1 grado por San Cristobal. 10 días después y con ayuda de 1 frasco de vitamina C, ya en la ciudad la gripe había cedido. El gusto no me duró ni 2 días, cuando mi prima volvió de Guadalajara con el virus. Yo no me preocupé en lo absoluto. Supuse que finalmente mi bicho había decidido mudarse a mi prima y yo no corría peligro, pero no, o mi cuerpo es estúpido o tengo una suerte de perro y era un nuevo bicho que mi cuerpo ESTÚPIDO decidió alojar nuevamente y ayer por la noche me enfermé de nuevo.

Hoy me siento como dicen por ahí: de la chingada. Cuerpo cortado, nariz tapada, cambios de temperatura, escalofríos, mareos, nauseas, falta de apetito y muy mala actitud son mis síntomas principales. No sé si mentarle la madre a mis defensas, al cielo o al primer neanderthal que no asesinó al que estornudaba a su lado. Lo único que sé es que ya no tengo vacaciones y soy incapaz de sobrevivir en la oficina, con el odioso aire acondicionado y este ambiente de represión de 8hrs nalga, pase lo que pase, tengas que hacer lo que tengas que hacer, te sientas como te sientas.

Tengo ganas como de matar a alguien, pero lo más consciente en este momento sería matarme a mí. De verdad no puedo creer que me enferme hasta porque la mosca pasó. Después de negarme año tras año, quizás sea hora de que le de una oportunidad a la vacuna esa de la influenza, aunque digan que es para viejitos. Porque yo tengo un cuerpo que o ama la gripa o se comporta como de 80 años en mal estado.

Me voy. No queda más que apechugar, again.