jueves, noviembre 16, 2023

La mala suerte

Hace mucho que no me pasaba por aquí. Bueno, miento, me pasaba pero no escribía, y es que si se fijan el último post es del 2021, desde entonces solamente tengo un tema del que escribir en la cabeza, y cada vez que lo intento, no lo logro, no me es posible avanzar, entonces leo los posts pasados, escribo algunos borradores, los desecho y sigo de largo. Dicen que cuando uno escribe de algo es porque ya lo superó, así que debo suponer que no lo he superado.

Hoy sí tengo que pararme por aquí para desahogarme. No soy una persona especial, a todos nos va mal alguna vez o tenemos uno de esos días que sentimos que no acaba. Ayer fue ese día para mí. Empezó con una explosión de deposiciones caninas. Sí, mi perro no es un perro normal, así que la cachorra cagó una 4 veces en diferentes puntos de la casa y además tuvo a bien esparcirla por doquier entre sus patas y su hocico, porque como ya mencioné que no es un perro normal, se la come. Después de limpiar media casa tratando de evitar a toda costa que me ganara el asco, me puse a trabajar. Juntas, juntas y más juntas, hasta ahí no iba mal la cosa, un día normal (después de la santa cagada). Salimos a pasear a los perros, fuimos por un café. Caminando de regreso a casa pensé que tenía una vida afortunada, pensé que no todos podían salir a media mañana a pasear a su perro, comprarse un café y regresar a trabajar a la comodidad de su casa en la comodidad de unos viejos pants. Ahí supongo que empujé la suerte agradeciendo por un futuro que evidentemente no había llegado. No sé si valga la pena mencionar que el perro me mordió. Y dolía.

Trabajé más y luego pensé que deberíamos tener una noche de carnes frías, tapas y vino enmarcada por alguna película de cine de arte. Acaba de ver un post sobre películas basadas en pintores. Así que pusimos manos a la obra. Fuimos al súper, elegimos los productos y llegamos a caja. Pues resulta que mi tarjeta nueva, no pasaba. Así que después de hacer tremendo ridículo tuve que sacar el celular, hacer unos movimientos (bendita tecnología) y sacar otra tarjeta. Pasó. Una cosa menos. Quien me conozca sabrá que soy todo lo contrario a una persona alerta. Suelo llegar tarde a todos lados porque me quedo viendo una mancha en la pared que creo tiene forma de Elvis Presley. Así que en esta situación, entre la cartera, el cambio de tarjetas y el celular mi cabeza ya no podía almacenar más eventos que atender. Dejé el celular en el carrito, cambié las tarjetas, pagué y me fui. Sí, me fui dejando el celular en el carrito. Tardé unos 5min en llegar a casa, darme cuenta del faltante y volver al súper en los siguientes 5min. Nadie sabía nada. Rastreé el celular e iba en un Metrobús rumbo a Insurgentes Norte, se lo habían robado.

Y aquí viene la diatriba de: no te lo robaron, tú estás bien wey. Y sí, uno tiene que estar a las vivas con sus pertenencias, pero yo me he encontrado cerca de 5 celulares en la vida, en el parque, en el súper, en la iglesia, en el baño de un restaurante, y siempre lo he devuelto. Porque soy una persona decente. Es entonces cuando esta situación me repanpinfla. Por eso no somos decentes, por eso nos volvemos hoscos y mierdas, porque este universo no premia la amabilidad con amabilidad, ni la buena suerte con buena suerte, mientras yo devuelvo celulares, me roban el mío, y mientras esta persona roba celulares, el universo lo pone uno más en bandeja de plata, no señor, no es correcto, no es justo, no tiene madre. Es como salir de casa y persinarte para que no te pase nada, mientras el ratero se persina para poder salirse con la suya, y que gane el ratero. ¿Qué pensarías? que la persinada ayudó al ratero, y eso, no es justo. Pero como sabemos que en este mundo no hay justicia, lo que viene es la venganza, entonces la gente empieza a volverse mierda, o bueno, la verdad es que es mierda por naturaleza, como el tipo que se robó mi celular.

Entre a mi Samsung account y no pude borrar los datos del teléfono, porque pide una verificación en 2 pasos y ¿adivinen a donde mandan el código? al celular que no tengo, es que esos de Samsung, desde que le pagaron a Apple en centavos no dan una. Reporté el celular, bloquearon el IMEI, ya saben, nada que no impida que lo reseteen y lo vendan en 200 pesos, pero en teoría te protege de que hagan mal uso de él y de tus datos. La noche, las tapas, el vino, la película, todo se echó a perder. No tenía ganas de dormir y cuando finalmente lo hice me fui a dormir de malas. No dormí bien, me despertó un fuerte dolor de estómago que ataño al estrés.

Hoy mientras iba a trabajar me peleé con un motociclista. Nunca peleo con otros conductores, tengo el lema de que no sabes con qué loco te puedes topar así que yo dejo pasar, freno y me hago la tonta en vez de pelear, pero hoy estaba hasta el copete de ser decente y que no por ello las cosas me fueran bien.

Al ratero, ojalá lo atropelle un microbús mientras mira la pantalla rota de mi celular. A la mala suerte, vaya a la mierda y a la decencia... muy a mi pesar seré de las que regresa los celulares, las carteras y hasta la pluma, pero voy a estar más alerta, no me voy a persinar y haré las cosas porque me da la gana y nada más, puesto que el karma, y bien lo sabe Salinas, no existe.