domingo, septiembre 19, 2021

Dating en el 2021

 Yo hubiera querido conocer a alguien en un bar, ir con amigos, entrar sin esperar nada más que una noche de diversión y mucho alcohol, chocara con alguien camino al baño, disculparme, sonreír, descubrir al volver a mi mesa que ella está a sólo 2 mesas de nosotros y en mi campo visual, empezar a actuar como si fuera una de Las Muchachitas, que uno de mis amigos me preguntara ¿qué haces loca? y yo decirle: A tus 3:00, seguido de su reacción cómplice, arqueando las cejas y haciéndose un poco más a un lado para dejarme ver mejor, asentir con la cabeza agradeciendo, voltear a ver y descubirr que me está viendo, ruborizarme y reir, tomarle a mi drink de lo más coqueta, sin atinarle y echándome todo encima como la buen polivoz que soy, morir de verguenza y empezar a secarme acompañada de las carcajadas de mis amigos, azusadas por la explicación del amigo que ya sabe que estoy tratando de hacer, suspirar y levantarme al baño, con la sensación de haber perdido la final del campeonato para terminar de secarme. 

Entonces mientras me seco con mi cara mezclada entre enojo y decepción, ver que se abre la puerta y es ella, sonriendo, negando con la cabeza y riendo más, haciéndome reír a mí, y cuando creo que ya todo está perdido, ver que se acerca más y escuchar: no sabía que era un bar de playeras mojadas. Carcajear tan alto que ocasiona ese ruido como de trailer en subida que sólo me lleva a pensar que es el último clavo del ataúd, para finalmente escuchar el título del primer capítulo de nuestro libro: ¿cómo te llamas?

Pero mi realidad es muy distinta. No puedo hacer eso. Yo no nací con ese radar que dicen que "tenemos" yo nunca sé quién es qué y si le hago ojitos a alguien que me gusta y me equivoco, me arriesgo a uno de esos puntapies laxantes, ya sea de ella, de sus amigos o de todos.  Así que me fui al mundo digital, pensando que igual y podría ser buena idea pues la aprte polivoz saldría después, con más confianza. Pero (otro pero) me enfrenté a la hipocresía de los filtros, a las fotos semi nude, a las bocas de pato, a las descripciones de una sola palabra o un emoji, al sin fin de invitaciones a tríos, a los perfiles falsos, al no necesario cómo te llamas, al ya olvidado "te invito una chela" porque siempre es muy pronto, porque siempre es peligroso, porque ahora hay que mandarse mensajes de lo más estúpido por semanas para conseguir el whatsapp, y después de otro sin fin de mensajes salir por fin a tomar algo, sólo para descubrir que en realdiad, no somos compatibles. Me encontré con un perder el tiempo de lo lindo.

Pero entonces ¿qué hacer? ¿dónde conocer a alguien? ¿cómo conocer a alguien? ¿con un letrero de arcoiris en la frente? ¿yendo exclusivamente a la zona rosa? ¿Aguantando en las apps hasta que "pesque" algo que valga la pena por fin? ¿Sentándome en el sillón y esperar que sólo suceda? Igual y eso es, no más apps, no más salidas esperando ese día, esa noche conocer a alguien, sólo andar por ahí sin esperar nada para un día terminar chocando con alguien en la calle, en el bar, en el restaurante o hasta en la oficina, disculparme, sonreir y esperar al momento en que empiece la historia.