sábado, febrero 19, 2005

Paso a paso

He vivido tantas cosas últimamente, y de repente me llegan todas, tan de sopetón que no sé como resumir tantas historias en palabras. No soy un escritor, ni un poeta ni un músico, sin embargo compongo, hago demos, creo versos, poesía y siempre que escribo me fijo en la retórica de mis palabras, trato de no caer en pleonasmos, de no repetir frases, cuido la ortografía y los signos, en fin, trato de hacer todo lo más perfecto posible, y egoístamente no lo hago para el público o el lector, lo hago para mi y sonrío cuando lo veo tan bien terminado; claro que sonrío aún más cuando alguien ajeno valora mi esfuerzo y comparte mi éxito.
Muchas personas han compartido la historia de mi vida, y aún hay unas cuantas que no logro comprender del todo, por eso me conformo con quererlas solamente, pero siempre hay un momento en que el enigma me carcome y vuelvo al intrincado camino de entender qué cosas tan secretas, tan lejanas a mi comprensión ocultan su cabeza y su corazón. Por supuesto sigo sin descubrirlo.
Creo que entre todas esas personas estoy yo, en este momento brotan en mi mente mis 16 años, 6° de primaria, el 3°C de la secu, la banda caliente cuando me sentía parida por Zeus, una época bastante feliz cabe mencionar, la universidad, los viajes, el rancho, todas mis relaciones sentimentales, mis novios de calendario, el primer golpe del amor, cuando me dejó inconsciente, cuando le pegué yo… algunas pérdidas dolorosas, otra más bien difíciles, momentos insuperables, y veo todo en un plano aéreo, lejos de mi y me doy cuenta que en general he sido una persona feliz, más común que corriente y que nunca acabaré de entender, no, uno nunca termina de entenderse a sí mismo; es parte del encanto.
A veces quisiera volcar mi vida en un plato, revolverlo todo y colarlo después, dejar ir las historias dolorosas, los finales, las lágrimas, las despedidas, los golpes, los enojos, las distancias y quedarme sólo con las risas, los besos, los abrazos, las alegrías, la tranquilidad, la luz. ¿Y acaso este plato tendría algún sabor al final?, sería el plato más soso de esta tierra, de este universo en expansión, sería tan plano, tan llano, tan inocuo que no lo podría comer ni siquiera ver, tendría que alejarlo de mi ipsofacto.
Así creo que las personas tampoco puedo “colarlas”, más que mi decisión es la manera más sana de convivir en este mundo y sobrevivir sus bemoles, así acepto a las personas con sus miedos, sus dudas, sus cambios de humor, sus tonterías, sus secretos, sus ideas, sus manera de actuar, su modus vivendi, en fin, tantas y tantas cosas que generalmente coartan el roce entre los individuos.
Sé que vivimos en un mundo más gris que blanco y que no por que yo lo haga van a hacerlo por mi, que no por que yo acepte van aceptarme pero para mi es un alivio pensar que de igual forma, dando y tal vez terminando por no recibir estoy haciendo lo correcto, al menos por una vez. Siempre he creído que el que no arriesga no gana, y esta puede ser una de esas veces en que vale la pena arriesgarse aunque muera en el intento. ¿Me estoy volviendo loca? No, no, no, no, no, sólo estoy creciendo, aprendiendo, enfrentando mis miedos y angustias que tanto tiempo me han acechado y frenado en el camino hacia eso que todos buscamos: la felicidad. Sólo estoy observando el mundo desde otra perspectiva, aprendiendo a ser práctica, concisa, inteligente, sólo estoy aprendiendo a ser más relajada, más “alivianada”, sólo estoy… aprendiendo a vivir.

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