miércoles, diciembre 27, 2006

Un anuncio designal

Además de "no ser suficiente" el amor sí se termina, se agota, se pierde en algún momento, claro que... siempre necesita un empujón para irse al vacío.

Éstos últimos días he estado contenta, he conocido gente me han pasado cosas inesperadas -y buenas- me he divertido mucho, me he dado cuenta que ya crecí pero más que eso ya cambié, y no sé si me guste, no mucho en verdad, pero sé que es para bien. Eso espero.

El fin de semana se perdió el último fragmento de mi amor, ese pedacito de sentimiento que estaba agarrado apenas por la uñas, que se negaba terminantemente a irse, ese trozo disidente de mi olvido se fue, y ni siquiera me dolió. Era de esperarse, lo dejé como al coronel esperando y esperando por su carta hasta que solo, solito, decidió dimitir. Mejor.

Creo que el empujón fue la falta de interés. Era tan aferrado que lograba sostenerse con una palabra, con una mirada, con un suspiro. ¿Y porque no? así es como se sostiene el amor, pero ante la ausencia de todo, ante un interés lacónico, ante una indiferencia oculta disfrazada de desprecio, se fue, dejó el estandarte y se rindió. Admirablemente cabe decir, porque aún habiendo desaparecido la esperanza, se mantuvo en pie hasta que lo que se murió fueron las ganas.

Yo me siento muy bien, al estilo "Crónica de una muerte anunciada", me siento libre y un poco indiferente porque ni me hace feliz ni me molesta. Simplemente me da igual. Lo que sí es diferente e importante es que el espíritu me pesa menos, al contrario de Ícaro, me he despojado de los recuerdos de los demás para irme volando dejando así mi laberinto.

Y tengo una proposición, un deseo, una petición, un propósito; no saber ni mencionar absolutamente nada de eso, nada de él. Que sucedió es cierto, a saber si valdrá la pena para plasmarse en la historia, quizás un día alguien escriba acerca de "nuestro brillo en la mirada" tal como tanto se habla y tanto me lo recuerdan, pero por mí, puede desaparecer.

Porque no, aaah no no no, que no lo olvide vaya y pase pero que me arruine la existencia ¡jamás!

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