lunes, marzo 26, 2007

Te amaré

Hay cosas que aunque no quiera me mueven. Hay cosas que ya sean buenas o malas me afectan, me mueven los hilos y nunca sé que hacer. Generalmente me detengo a pensar, me recuesto en alguna posición más que cómoda, espontánea y pienso. Maupassant dijo una vez: "Es evidente que la soledad resulta peligrosa para las mentes que piensan demasiado... Cuando permanecemos solos durante mucho tiempo, poblamos de fantasmas el vacío". Aquí hay dos palabras importantes: fantasmas y vacío. ¿Se puede poblar un vacío?, ¿¡¿Se puede poblar de fantasmas?!?. Yo siento que tengo un vacío, producto de mis pensamientos y precisamente un fantasma que me acecha como el espíritu de Saramago que paira sobre las aguas del acuario, precisamente un fantasma así es el que pretende instalarse en ese vacío. Pero ¿Cómo poblar -diría yo, llenar- un vacío con un fantasma?, me suena a llenar un hueco con un hueco. Siento que la analogía se dirige hacia los recuerdos. En este caso creo que estoy llenando mi vacío con un recuerdo, estoy llenando el hueco en el estómago con la idea feliz de pensar que aunque nada vuelva a ser igual, aún hay algo. Estoy llenando mi vacío con el fantasma del pasado, con el fantasma de la posibilidad, con el fantasma del: fue y podría ser. Porque siempre habrá algo.

Es confuso lo sé, últimamente todo lo que pienso es confuso, será que no son sólo pensamientos, será que las palabras nunca expresan demasiado bien algunos sentimientos.

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