jueves, marzo 08, 2007

Bad timing

No puede ser. Dentro de toda mi tranquilidad, mi vida armoniosa, mi increíble existencia y mi presunta nueva genialidad alguien tenía que venir, con el toque de un albañil, a darle todo al traste.

¿Porqué? ¿Porqué buscarme ahora? ¿Qué hice yo para merecer esto?

"Cuidado con tus deseos porque se te cumplen", eso es lo que dicen, y eso es lo que es.

Damn...

David, sí ese mismo que fue mi mejor amigo desde los 12 años, cuando empezamos la secundaria, ese mismo que me hacía entrenar más fuerte en el basketball, que me daba consejos, que me dejaba manejar su coche, que siempre se quedaba conmigo en la fiesta. Ese mismo del que me enamoré a los 19 años cuando era el novio de una de mis mejores amigas, ese mismo al que le confesé dicho sentimiento 1 año después y extrañamente me correspondió aunque al final no lo hayamos llevado a cabo. Ese mismo con el que al fin pude estar 2 años después, el que se convirtió en mi novio, mi amante, mi querer, el mismo y único que me hizo olvidar al "amor de mi vida" ocupando un mejor lugar, el hombre que me giró el mundo. El mismo que abandoné por seguir mi sueño de irme a España, el que me regaló un año de su vida para esperar un regreso que nunca llegaría, el mismo a quien yo esperé después sin resultado alguno, ese, ESE, tuvo a bien llamarme el domingo. El conjunto de sentimientos que provocó tal llamada, después de 1 año de espera inútil fue desastroso.

Me había hecho a la idea que nunca volvería, que había desaparecido para siempre, que no me había perdonado mi abandono a pesar de haberlo buscado para redimir las cosas, lo esperé días, meses, aferrándome a la idea de que era él y nadie más, que el lugar de mi felicidad estaba sitiado dentro de su ser, bueno, un montón de huachaferías del estilo, hasta que un día me rendí, y dejé de esperar. No lo olvide, pero lo archivé, a él y a todo lo que sentía en un lugar donde no doliera.

Continué mi vida como cualquier mortal. Trabajaba, salía, tomaba, me enfiestaba, conocía gente, aunque claro, mantuve la premisa de no establcer ningún tipo de relación afectiva a largo plazo, al menos mientras no se terminara de secar el yeso con el que había tapiado su recuerdo.

Y pasaron más días y más meses, 1 año y de pronto me sentí libre, podía evocar esos recuerdos, hablar de nuestro pasado sin problemas, sin shocks, sabía que no regresaría, ya no tenía que pensar que hacer o que decir si regresaba, dejé de soñar con él y cuando algún amigo, un lugar, una circunstancia me recordaba nuestra historia o su persona, simplemente sonreía amablamente como cuando alguien se acuerda de su infancia y esas cosas que le gustaba hacer pero ya no haría.

En plena libertad, no sólo de acción sino de mente, pude abrirme por fin y aceptar la posibilidad de la reaparición en materia de relaciones personales, y en menos de lo que tomé la decisión se me presentó una oportunidad increíble, acompañada cual debe de ser, de una persona increíble. Fui feliz. Pero ese no es el problema.

El problema es que SOY feliz, nada en mi vida podría estar mejor, el trabajo, la familia, los amigos y la pareja. La pareja...

Quiero decir, nos va excelentemente bien, no se trata de vernos e ir al cine, se trata de compartir la vida. Estoy tan agusto, tan tranquila, tan estable. Y tiene que venir este wey a romperme tooodo el esquema, y es que lo bloqueé de tal modo que no sé si de verdad lo superé o simplemente le di vuelta a una página sin terminar de leerla.

Estoy emocionada, confundida, enojada y asustada. No quiero hacerle daño a nadie, pero no quiero escoger mal otra vez, no quiero volverlo a perder y darme cuenta que la regué porque ya no va a tener remedio, tampoco quiero irme por el camino conocido y perder a la excelente persona que tengo conmigo ahora, hemos construído algo muy padre en unos meses y eso no es tan fácil de dejar.

¿Entonces? ¿Quien es? ¿Cual es el correcto? ¿Cual es el camino? El viejo y conocido amor, tan excitante, tan emocionante, tan pasional. El que sé que está bien y no sé cuanto pueda durar. El que quería hace un año y tal vez siga queriendo... o el otro, el nuevo, el amor confortable y cómodo, el que me da tranquilidad y paz interior, el que no me fallaría porque yo soy incapaz de fallarle, el maduro, el evolucionado que me reta a conservarlo día a día aún sin el temor de perderlo. Está el amor hecho, que recojo día a día y se me sale de las manos, que no me cabe en el pecho, que me enciende los ojos y saca ese lado desconocido y aventurero, el de antes. Está el amor que cultivo, el que cuido y me sonríe, el que yo hago crecer metódicamente y me da frutos deliciosos.

Estás cosas siempre suceden cuando menos lo esperas, lo sé, y después de darle vueltas y vueltas al asunto, simplemente no sé que hacer.

MAY THE FORCE BE WITH ME...

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