domingo, mayo 29, 2005

¡Qué padre es ser joven! ¿recuerdas?

Olvidar, debería ser tan sencillo, algo tan común y cotidiano debería ser sencillo de hacer, pero no, no lo es, por el contrario, creo que es de las cosas más complicadas de lograr, olvidar. Olvídate de mí, y así me evitas la pena de olvidarte, pero no, tendría entonces que olvidar que me olvidaste, ¿se dan cuenta?, es complicado, me doy cuenta.
¿Por qué no apretar un botón?, borrar la memoria, también las sensaciones, toda aquella información que repique en el lugar donde se guardan los recuerdos, hacerlos carpetas, seleccionar y suprimir aquello que ya no sirve, que ocupa espacio innecesario o que ante todo hace daño por el simple hecho de permanecer ahí.No sé que sea más difícil, si querer u olvidar, porque la primera vaya que cuesta también, digo, hacerlo plena y sinceramente también cuesta y ahí viene el dilema, mientras más quieres más cuesta olvidar, mientras más te joden más difícil perdonar, será que perdonamos pero no olvidamos, después de todo la memoria no es un casete para borrar.
¿Y cómo olvidar?, el proceso de los “21” no es tan eficaz, el de sustitución casi siempre trae consecuencias desastrosas y sobre todo riesgo de daños a terceros, así que tampoco, con fuerza de voluntad es histéricamente difícil, caer en alguna adicción desde el trabajo hasta las drogas y el alcohol no te hace olvidar, sólo salir un ratito de la realidad, ¿será que simplemente es imposible?, no, no puede ser.
Tal vez es cuestión de no hacer caso a lo que se piensa, ir alejando los recuerdos al tiempo que aparece la realidad, ir tachando nombres, rompiendo fotos, quemando cartas, después de todo es mejor morirse de un trancazo que de paso en paso.
¿Cómo olvidarte?, ha pasado mucho tiempo, para mi una eternidad, me he enojado, te he odiado, y no puedo olvidarte, y te pedí que me olvidaras tú, y ni siquiera eso haces, en mal pero me recuerdas y me mantienes en ti, y estoy segura que aún te duermes pensando en si hiciste o no lo correcto al irte y dejarme ir.
Ni siquiera vale la pena que me retracte o que pida perdón, ¿qué ganaría?, ¿qué arreglaría?, igual estás tan inmiscuido en tus ideas ajenas y tu permanente rencor que no entenderías de razones, ni siquiera escucharías. No es por precipitarme al desastre o ser negativa pero te conozco desde el pelo hasta la punta de los pies. 22 años fueron suficientes para hacerlo.
Todos hemos pasado por una ruptura, todos hemos terminado con alguien alguna vez, todos hemos tenido un proceso de recuperación al romper una relación, ahora, ¿cómo olvidas una relación de 22 años?, ¿cómo la superas?, aún no me acostumbro a pensar que su cuarto ya no existe, ni el mío, que “nuestros” amigos ya no son nuestros sino de cada quien, que ya no se pondrá mis playeras ni yo usaré sus chamarras, que ya no nos turnaremos los fines de semana para que uno tome y el otro maneje, que ya no es un compañero de equipo sino mi eterno rival, no puedo quitar de mi sistema los sábados de plática y las noches de Hockey en los que él cocinaba, el gimnasio, los fines de semana, los viajes a los que siempre llegaba un día después, siempre. El viaje de graduación, casi se le sale una lágrima cuando salí del baño con sus cosas y le enseñé su maleta, echa por todos, y que por cierto no incluía lentes oscuros y hubo que comprárselos. Durante muchos años traje un “colguije” (así les llamaba él) que me regaló en Acapulco y el traía uno que le di yo, ¿Cómo olvidarlo así nada más?, un día de repente acostumbrarte a que no esté, a no hablar, ni hacer nada juntos cuando pasabas 20 horas del día con él, de pronto hacerte a la idea que no volverán a compartir la comida, ni siquiera la mesa, que jamás se verán más que con desprecio y rencor, que no sabrá que haces o donde estás cuando todo lo que hacías era lo mismo que él y en el mismo lugar, cómo desechas el futro, cómo romper aquel esquema de cuando viviríamos juntos y sería un lío pagar las cuentas, y nos pelearíamos porque alguno olvidó pagar la luz y la cortaron, porque otro no pagó el canal digital y nos perderemos los play off, no más cine, ni regaños porque mis palomitas están bañadas en salsa y me voy a morir, no más noches de película, ni fiestas, ni casa del Gordo, ni martes de billar, ni jueves de café, ni domingo de Coyoacán, ni torneos de Hockey, ni Cuernavaca, ni Acapulco, ni el rancho, no más cartas y chelas en el “cuartito”, no más reflexiones de azotea, ni cenas imprevistas de tacos al pastor, ni terapias al cuñado, ni salidas en pareja, ni “¡bájale a la música!”, ni bromas, ni sustos, ni charlas de oficina en aquel balcón, ni fundue sobre una caja de cartón con tal de ver las estrellas, nada, de pronto debes despertar y aceptar que todo eso acabó, que se fue, que tienes que aprender a vivir así, y yo, no es que no pueda, puedo acostumbrarme, sobreponerme, olvidarme de todo, lo que no puedo, simple y sencillamente no puedo hacer, es olvidarme de él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira lo que uno puede encontrar en la red...
Y que encuentro el "sologentebonita" en blogspot. Y me dije: "A esa la conozco".
Al leer tus blogs (que me tomé la libertad de hacerlo pues son públicos) hubo algunos que me llamaron la atención. Pero cuando me encuentro uno que parecía cómo dedicado a un marido de 22 años de pinches sufrimientos, me dí cuenta de la verdad.
Ese era pa tu carnal. Uff, eso de andarlo olvidando está algo denso, pues no es un chilito más, digo yo.
No se porqué lo odias tanto pero ya que es mi amigo, aquí entre nos déjame decirte que puedes estar tranquila verito, pues luilo no habla mas que de su vieja; ni bien ni mal de tí.
Cuándo he oído mencionarte, es algo así como una circunstancia en la que "hermanita no quiso dar apoyo incondicional y decidió alejarse de su carnal".
¿Porqué no lo quieres en vez de tratar de cambiar y manipular su vida? Bueno, que al menos creo que el se siente así.
Y todo lo que dices del olvido tienes razón. Es muy dificil olvidar, pero no tienes que olvidarte de tu hermano, solo dejarlo ser, tal cómo es y si cada uno esta en su pedo, vida y fantasía, así debía ser en algún momento.
Pero no te sientas mal si te digo que creo que el te ha olvidado, y siéntete feliz por el, ya que puedo decirte que está con alguien que lo hace sumamente feliz.
Saludos, Regis