miércoles, diciembre 28, 2005

Un nuevo adiós

Otro año que se va, otro año que acaba primero con el tiempo y luego a su paso con muchas cosas, nadie ensaya para despedirse, y aunque hagamos un speech prefabricado en el momento del adiós las ideas se dispersan, el argumento se te olvida y todo sale según la situación.
Ahora que se acaba este 2005 hago el recuento de los daños, no puedo parar de escribir con ese dejo melancólico de quien ha tenido que abandonar muchas cosas que quería, por otras que creyó querer, bueno, son decisiones y hay que hacer frente a ellas.
Este año lo empecé de manera excelente, lo empecé en esa tierra lejana que fue mi hogar, mío, era mío, mi departamento, mi cocina, mi cuarto, mi desorden... ahora solo me queda el desorden, entre cervezas, parques, pláticas sin fin y aquella maldición de las 10:00pm pasé un año maravilloso, conmigo lo pasaron un montón de duendes que hacían mi vida brillar, hubo risas, llanto, enojos y al final sólo nos quedaba esa sonrisa complice y esa mirada nostálgica de: "algún día nos volveremos a ver".
El año lo empecé en Barcelona, mi prima Ana y toda la familia me hicieron volver a casa por unas semanas, cuando volví a Madrid volví al hogar, a los sustos que le pegaba a mi compañera, a las noches de películas, a los jueves de dominó, a las madrugadas de messenger, a las cervezas de brake, volví a la casa de las vecinas, a las noches de Star Wars, a las borracheras de los vecinos, al parque de los patos y al inolvidable parque de la Luna, donde descubrí que la gente que me rodeaba no eran simples conocidos en las mismas circuntancias que yo, eran amigos, mis amigos que ahora felizmente puedo saber incondicionales.
El año se consagró el 22 de Junio, día de nuestra graduación, cuando esa persona que esperaba pisó territorio Ibérico y me hizo comprender que basta una mirada para hacer alguien feliz, y durante dos semanas pasé el verano más increíble de mi vida. Si antes había dejado una parte de mi en México ahora que se iba se llevaba más de la mitad de mi vida, de mi corazón, por un momento España me pareció tan gris, sus calles, sus caminos, sus tiendas, sus luces, lo odié, pero comprendí que cada quien estaba donde debía y antes de pensarlo 2 veces empecé otra aventura, y Dios sabe que el que ahora no tenga coche valió la pena.
Aprendí a decir Te quiero en 12 idiomas, Berlín, Hamburgo y Munich me hicieron comprender que el Holocausto fue como una bala expansiva que destrozó las entrañas de una sociedad. Praga me fundió en un cuento de hadas, con sus castillos, sus duendes, ¡los checos!, sus historias macabras, y el precioso atardecer. Budapest me rompió el esquema del Drácula tradicional y me conquistó al ofrecerme Cherry Coke. Viena me ofreció un nuevo proyecto de vida, Mozart, Bethoven, Haydn y sus tiendas llenas de notas musicales, la casa de música, wow, me quedé parada frente a ella escuchando a Shubert en un piano lejano y me fui pensando que no iba a tener un día mejor. Hacia el sur Italia me decepcionó con los hombres, Venecia me sofocó con el calor, Roma me conquistó con el Coliseo, Florencia me sorpendió con el arte, Oh salve Miguel Angel que no hay algo más perfecto que El David, Pisa cumplió mis chuecas expectativas y Milán no se dejó ver, al fin Bari me llevó a un sueño a través del ferry que se dirigía a Grecia. Athenas me desilusionó con el Partenón, en medio de tanto calor las ruinas de Acropolis no fueron capaces de llenar mi aliento, sin embargo el teatro griego es una obra majestuosa de total perfección, y Patras, ese puerto de "paso" me dio más que muros, construcciones y obras, en esa estación que hicimos servir de hostal apareció el Sr. de los 10 min. Alberto, donde quiera que estés, un beso, nos divertimos mucho contigo. Oh París je t'aime, la torre Eifel de noche fue algo increible que no teníamos contemplado, Versalles, El moulin, por Dios Notre Dame, Sacre Coeur, Mont Martre, sin palabras, París fue una película de Disney, aún no sé si pasó pero veo las fotos y puedo ver que fue real. Bruselas, lindo y no muy sorprendente, Brujas, mágico, sui géneris, de cuento de hadas, es como dijo Mon, para enamorados. Amsterdam, too much weed, lack of Van Gogh, lindas pantuflas en forma de suecos, lástima de lluvia. Y este fue el final, una inminente falta de presupuesto y un cansancio insoportable nos mandó de regreso a España antes de llegar a Londres.
Y de vuelta a Barcelona, donde pasé la mitad del verano en la playa, entre cerveza holandesa, orujo y cava. Y de vuelta a Madrid donde me fui despidiendo poco a poco, de eso poco que quedaba. Adiós al Open Cor, a mi depa, a casa de Ana, al Palacio, a Príncipe Pío, a todo en fin, a todo.
Como crónica de una muerte anunciada regresé a México, Septiembre me cobijó con mi antiguo cuarto, con mi balcón, con mi gente, en el aeropuerto mis ojos se perdían tratando de encontrar una razón para estar aquí, y poco a poco, entre abrazos y palabras de bienvenida entendí que estaba bien haber regresado. Vi sus ojos, sentí su respiración sobre mí y supe que no había mejor lugar para mí que entre sus brazos, aunque no supe como hacer que me creyera.
No hice nada importante mas que acabar la universidad, ahora soy toda una graduada, excepto por mi estúpidez de volar una materia, pero bueno, ya estamos más allá que acá.
Los lugares, las personas, las circunstacias que me rodearon este año fueron muy diversas, si pudiera repetir cosas de este año repetiría el verano en España y Septiembre en México, lo pasé increible, maravilloso, expectacular, speechless. Agradezco a los que estuvieron ahí, a quienes estuvieron en las buenas y en las malas y aunque en un principio aprendí a decir Te Quiero en 12 idiomas y ahora estoy aprendiendo a decir Adiós en los mismos, este año no tuvo nombre, ha sido de los mejores, supongo que el número ayudó, 22, dicen por ahí que una secuencia así siempre da buena suerte.
Le digo Adiós a un año que marcó totalmente mi existencia y para bien, le digo Adiós a muchas personas que sé no volveré a ver, le digo adiós a tantos y tantos momentos geniales que pasé esperando pasen de nuevo aunque diferente, le digo adiós a algo que fue muy bueno y ahora solo espero que este nuevo año aunque sea se le acerque un poco.
El 2006 lo empezaré con mi graduación, con la despedida de mi mejor amiga, con el cumpleaños de mi Papá, lo empezaré de vacaciones, en mi casa, con la gente que quiero, no se ve mal.
Este año lo termino bien, aunque debo aceptar que la verdad lo acabo un poco triste, ya saben por aquello que se fue, y por aquellos que se fueron, pero bueno, supongo que no se puede todo en la vida.
Tengo muchos planes para el 2006, muchas expectativas, espero que no me defraude, espero estar a la altura de mis propias metas, al nivel de mis sueños y tener la fuerza y las ganas para hacerlo todo de la mejor manera posible, perdiendo lo menos, dejando lo menos, sacrificando lo menos, y dándolo todo como siempre para llegar al final.
Rompiendo límites y desafiando el universo como siempre, empezaré el nuevo año y este que dejo, sólo puedo recordarlo como uno de los mejores. Gracias a todos por participar.
¡Feliz Año!

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