martes, marzo 05, 2013

Señales

Ayer fui al loquero. Más a fuerza que de ganas pero Jess tiene razón, no podía quitarme yo la medicina así no más al chingadazo y ya llevaba un mes. Lo más interesante fue cuando le conté aquello de Noviembre, que se murió mi jefe. Me dijo: “cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar”. Y pensé: “este wey, ni que me viera tan mal como para estar a punto de colgar los tennis” pero la cosa no iba por ahí por supuesto.

Humberto era un hombre que llegaba a la oficina a las 7am y se iba después de las 7pm. No sé qué tan tarde porque nunca me fui más tarde que eso. Alguna vez escuché que se iba por las 9pm varias veces. Le hacía burla que era el de intendencia, el fantasma de RCI y cosas así. Tenía 3 hijos; Emilio, Camila y Pato (7, 5 y 2) Gaby su esposa, una chava muy simpática y dedicada al hogar, quien trabajaría con 3 hijos… y luego se le ocurrió la excelente idea de morirse. Me enteré que su esperanza de vida no era muy óptima porque tenía un mal congénito en el corazón, sin embargo, vivía para el trabajo. No comía diario, y cuando comía era una torta, sabritas o sándwich en su lugar, no le gustaba convivir y en Navidad él era el Greench. Era bueno en la chamba eso sí. Y así, trabajando todo el día casi 24 x 7, viendo a sus hijos sólo para llevarlos a la escuela, se fue a morir de un día para otro.
Una chica de RCI Uruguay renunció casi al día siguiente. En su nota de despedida dijo que lo de Humberto le había afectado mucho. Ella quería ser Event Planner, y si ese era su sueño no tenía nada que hacer en un puesto administrativo en una vida corporativa y se fue. Bien hecho.

El barbas me dijo varias veces que por qué no hacía lo mismo, porque no empezar a hacer del piano mi sustento por ejemplo y le dije que aún no, que estaba a gusto, que tenía mucho trabajo pero era un reto, etc. Me miró con cara de: “ya viste que todo puede pasar” pero yo me reí.

Hoy llegando a la oficina vi correr al personal de Servicios Generales y a 2 paramédicos con camilla. Al supervisor de intendencia le había dado un infarto en la terraza.

¿Serán señales tipo Juana de Arco? No porque me vaya a morir pronto, no lo esperaría, pero… para de verdad disfrutar de esta cosa que le dicen vida y no hacer sólo lo que estamos acostumbrados. Nacer-crecer-reproducirse-morir. O bien, crecer-estudiar-trabajar-trabajar-trabajar-morir. Que peste.

No tengo la vida garantizada, nadie la tiene, me gustaría poder ir al más allá sabiendo que hice algo interesante en vez de que me envíen al inmenso grupo de los mercadólogos Godinez que debe haber en tal sitio.

¿Será una señal?

Honestamente si no fuera por el dinero renunciaría. Me gusta lo que hago pero no como para arriesgar la salud. O algo más valioso, el sueño. Que hace tiempo no puedo dormir bien con tanto estrés. Él lo dijo: ¿Vale la pena? Yo lo pienso: ¿Vale la pena?

Hoy el señor Arturo, Supervisor de Intendencia tuvo un infarto. Si no es una señal, es algo que debería tomar en cuenta, estoy segura. Espero que todo marche bien de aquí a agosto y tal vez después de agosto si lo haga, al demonio con todo. Mientras tanto, a bajar el ritmo, no quiero morirme como Humberto, ni ser calva como su jefe, ni dejar de comer y dormir como mis compañeros así que no hay mucho por lo que competir. Que se maten, mientras yo sigo el sabio consejo de la prima y me hago especialista en “hacer ver”. Porque no, no vale la pena.

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