lunes, abril 18, 2005

Madriz Madriz

Es impresionante la necesidad inminente que puedes llegar a tener de una persona, en lo personal nunca imagine que me pasara a mi, como todos pensamos alguna vez después de que nos cuentan una desgracia ajena, “eso no me pasa a mi”, y claro otras veces, creo que muchas más que las de la situación anterior hemos pensado y gritado: “¡Esto sólo me pasa a mi!”.
Hace poco mientras caminaba hacia mi casa, empecé a repetir en mi interior: - esto sólo me pasa a mi, estás cosas sólo me pasan a mi -, la verdad es que no es cierto, le pasan a todo mundo pero estaba tan encerrada en mis desgracias que lo único que hacía era auto consolarme - por no decir auto compadecerme – una y otra vez, creyendo que así las cosas cambiarían y por supuesto, era un error.
Las últimas semanas no he tenido ganas de salir ni de beber ni de nada que implique fiesta, sin embargo he salido y bebido, lo malo es que no me lo he pasado tan bien como en otras ocasiones por que precisamente me falta la actitud. Ahora me doy cuenta que no tengo ganas de hacer nada por que me gustaría estar en otro lado y con alguien más, y estúpidamente mi subconsciente piensa que en vez de salir podría hacer algo por tener lo que realmente quiero y debería invertir mi tiempo en ello en vez de salir con mis amigos a emborracharme por la infinidad de razones tontas que se nos ocurren como pretextos, pero NO, no no no, eso no está bien, eso no existe, por el momento no puedo hacer nada para desplazarme a otro lugar ni puedo teletransportar a las personas conmigo, mucho menos en viernes por la noche.
Creo que me he preocupado demasiado estos últimos días por el futuro, por saber que va a pasar por querer que pase YA y me estoy olvidando que estoy en Madrid, en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, estoy en Europa, el viejo continente del nuevo desmadre, estoy con gente que como yo no le teme a la vida, que disfruta cada instante al máximo, que prefiere pedir perdón que permiso, que ubica donde está aunque aún no sepa por qué, que ha estado conmigo con y sin actitud, que me aguanta y que seguramente extraña el montón de pendejadas que suelto bajo los influjos del alcohol y el relajo, pues como dato cultural (como si no lo supieran), soy una borracha muy divertida.
Hoy no estoy ebria ni mucho menos, ayer fui a una fiesta en una casa abandonada que ha comprado el novio de una amiga y me lo pasé fatal, tenía un dolor de estómago que no me quitaba ni Dios, no pude tomar nada, comer nada, bueno fue horrible, en algunos momentos en los que me olvidé de todo recuerdo, cantaba y bailaba, hacía el tonto con algunos amigos y en vez de ver el reloj como había hecho toda la noche veía la luz de estrobo y sonreía sin importar el tiempo ni la situación ni mi estómago ni nada, me empecé a sentir mejor. Terminé durmiendo en un sillón con un amigo mío, si me viera Champs, George o incluso Moncho se que me dirían: que vergüenza, y tendrían razón por que lo pienso en este momento y me da una rabia haberme vuelto así, además por una razón tan tonta como estar lejos de todo aquello que ahora añoro.
Extrañar no es de extraterrestres, todos lo hacemos alguna vez, pero hay que enfrentar los miedos, conquistar los retos viviendo el presente, disfrutando cada instante del aire que respiras no hundiéndote en la nostalgia del mañana, yo nunca he sido así, ¿qué me pasa?, ¿qué me pasó?, no puede ser. Y es que lo pienso, lo sé, pero me cuesta tanto hacerlo… que pasará mañana cuando te hayas ido… época de estudiantina, lo recuerdo… y guardará sus rosas para cuando brille, el so-ol; sí así cantábamos, el so-ol, y era de las cosas más divertidas en las presentaciones.
Ahora canto: que despido al sol poniente, cuando he contemplado el siempre de tus ojos y por fin comienzo a ver, que estoy dejando de callar que te amo… por fin estoy dejando de callar y de todos modos mi ánimo se está yendo al carajo, justo cuando le estaba diciendo a Moncho que era muy feliz, bueno, y la verdad lo soy, pero quisiera recuperar al menos la mitad de lo que era, me costó mucho llegar a estar donde estoy, llegar a ser lo que soy y como soy, llegar a verme al espejo y decir: Vero, estás genial, y lo pensaba en todos los aspectos y ahora me veo al espejo y me pregunto: Vero, ¿qué te pasó?, espero pronto encontrar de nuevo el camino si no a ser lo que era a convertirme en algo mejor de lo que soy, en algo que me guste mucho más, a mi, no a los demás, y tengo que apurarme o mañana despertaré con más arrugas que una ciruela pasa.
¿O que Madrid?, no pensarías que iba a marcharme con las manos vacías por ti.

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