domingo, abril 24, 2005

Irreversible

Hace ya varios días que me duermo y despierto pensando en lo mismo, pienso en todo lo que he hecho en la vida, en las cosas que más me gustaron, en los momentos más felices y también pienso en como sería mi vida si no me hubiera equivoado tantas veces, y si hubiera actuado de forma diferente.
En muchas ocasiones me he imaginado lo fácil que hubiera sido por ejemplo mi infancia si hubiera actuado conforme la edad que tengo, pero me doy cuenta que no tendría ningún chiste y no me hubiera divertido tanto como lo hice en ese entonces. Otras tantas veces me sorprendo pensando en el clásico de regresar el tiempo a un momento justo y cambiar las cosas, pero por mucho que pudiera arreglar mi presente siempre he creído que las cosas pasan por algo, así que no me queda más que dejar de pensar en locuras que no me conducen a ningún final feliz, pero eso sí, bajo esta nueva perspectiva del cambio drástico que está tomando mi vida en este instante y que por cierto no fue planeado al menos puedo sentarme a recordar aquellos tiempos en que mi mayor preocupación era que Santa Claus me trajera lo que había pedido, que no vieran el sello de la abejita triste en mi libreta de tareas, o llegar a casa habiendo olvidado el sweater en la escuela, donde mi mayor orgullo era el diez rojo plasmado en una hoja de block o el regalito inservible que hacíamos en clase de manualidades para el día de las madres. La Yaya todavía tiene pegado en la pared un reloj de cerámica que hice a los 10 años en esta clase, lo impresionante es que aún funciona.

Pues bien, recuerdo que nunca me gustó la escuela, casi como a todo niño, cuando iba en el kinder justo al lado de la puerta de entrada había un poste de luz, yo me aferraba al poste llorando como una loca y no había poder humano que me safara de él aún con mi corta edad, finalmente el llanto apagaba mis fuerzas y entre mi madre, el portero y un maestro me lograban meter al colegio, lo pasaba fatal, pero llegaba el recreo y olvidaba todos mis sufrimientos.
Algún día se me quitó la manía de berrear y aferrarme al poste, sobre todo cuando crecí y ahora mi más profundo anhelo era ir a la escuela para ver al niño que me gustaba, niño que por supuesto se convirtió en mi primer novio. Nunca me acostumbré a levantarme temprano, creo que eso y la tarea, nunca lo superé. Siempre pensé y en 6o. de primaria se lo dije a un maestro, ¿por qué mandarte a trabajar a tu casa, si ya trabajaste todo el día en la escuela? no lo entiendo.
Por eso estoy de acuerdo con mi amiga Aydé, "El sistema apesta".

Mi reto de los sábados era levantar a mi papá para que nos llevará al parque, a mi hermano y a mi a jugar baseball, los sábados eran de mi papá, si no era el baseball era la bicicleta y si no ir a nadar al club pero el sábado era designio de las alturas el pasarlo con mi papá. Cuando jugabamos kickball en la primaria yo siempre pedía patear de 4a. mi padre me había enseñado que en el baseball el 4o bat era el más importante.
Mi mamá era la encargada de recogernos en la escuela, mi hermano y yo siempre peleábamos por el asiento del copiloto, hasta que mi madre nos hizo hacer un trato en el que yo iría delante por las mañanas y él por las tardes bajo amenaza de cinturón si volvíamos a pelear, por supuesto volvimos a pelear, pero por otra razones en ese moemtno más importantes. Ahora con mi padre me llevo de hola y adiós y con mi hermano no me llevo... en fin.

No recuerdo cuantas veces le pregunté a mi madre si se quedaría toda la vida, si duraría hasta que yo fuera abuelita, siempre me dijo que sí, y aunque muy en el fondo sabía que no era cierto el oirlo me tranquilizaba. Mi madre siempre fue aquella persona con la que podías contar, era infalible, nada malo podía pasar si estaba y era imposible tratar de engañarla, no sé como lo hacía pero siempre te cachaba aunque la verdad hubo 2 que 3 ocasiones en que me salí con la mía pero las menos, finalmente el cuero y yo tuvimos que tener varios desagradables encuentros. Jamás estaré de acuerdo en que la letra con sangre entra, pero sé que gracias a eso no me comporto como una idiota.
Mi madre hacía todo, nos levantaba para ir a la escuela y el desayuno estaba listo, nos llevaba, pasaba por nosotros, asistía a nuestros festivales y presentaciones, nos llevaba a clases de karate, coro, teatro y todo aquello que se nos ocurría tomar, al volver a casa la comida siempre estaba lista, me contó miles de cuentos como es clásico, se despertó mil veces ante el grito atronador de una pesadilla y dejó otras cuantas de hacer sus cosas para poder hacer las mías o las de mi hermano, pero el héroe siempre fue mi papá.
Mi padre llegaba del trabajo a las 5:00 pm y yo corría a saludarlo, lo abrazaba y lo acompañaba a comer a esas horas, mi hermano también, mi padre era aquel hombre que se ausentaba meses de viaje y volvía con las maletas llenas de regalos y la cabeza llena de historias, mi padre era el que convertía el fin de semana en un evento en vez de un descanso, quien arreglaba la tele cuando no se veía, quien sabía jugar todos los deportes y conocía la enciclopedia de la A a la Z, quien ponía cara de horror cuando me raspaba una rodilla y se pasaba horas - literalmente - en el pasillo de casa, jugando a aventar la pelota, definitivo, mi madre era la mujer maravilla pero mi padre era más que superman.

Ahora todo es distinto, me pasaría la vida escribiendo año tras año lo que marcó mi existencia para bien o para mal, mi madre sigue siendo la mujer maravilla pero sé que no es infalible y ya no me consuela que me diga las cosas, ahora tengo que comprobarlas y saber que es cierto. Mi padre definitivamente no es superman, y jamás he vuelto a saltar sobre él cuando llega del trabajo, pero sigue siendo mi padre y sigue sabiendo jugar todos los deportes.

Puede que los pierda un día y no me va a gustar nada, puede que más de una vez me hayan decepcionado como yo seguramente lo he hecho algún día, puede que no sean perfectos ni infalibles ni nada fuera de lo común pero son mis padres, aunque ahora pueda ver sus defectos aún puedo admirarle a cada uno sus virtudes y los recuerdos que tengo son totalmente invaluables, en nombre de eso espero que ahora que mi mundo está girando no deje de girar con ellos, finalmente el cambio no se puede parar, ahora Dios dales paciencia para que giren a la par y si no, creeme los voy a extrañar.

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