Este mail no lo iba a subir, pero leyendo los borradores de hoy, me pareció que me había quedado padre y que tal vez, a alguien le podría servir. Noticias pasadas de cualquier modo.
21 Abr 2008 - 02:47pm (blog data)
Yo de verdad no entiendo está capacidad que tengo de hacer el estúpido en todo momento. Estoy de malas, muy de malas, no he dormido porque quien sabe que coño pasa en la noche que me tardo horas en dormir y me despierto a cada rato después de soñar mil y un estupideces.
Creo que estoy estresadita, y luego la gente que no coopera. Yo no entiendo de verdad, estoy cayendo en una ignorancia absoluta de la psicología humana y más de la mía. No entiendo porque la gente se toma atribuciones que no le corresponden.
Una vez encontré una botella de vino en mi alacena, cosecha... 1989? un Vega Sicilia de esos que no consigues nunca jamás. Lo encontré porque estaba con un amigo pintando y tuvimos que sacar cosas de la alacena para poder moverla. Y me dijo: "ni lo muevas, para que todo el sedimento se quede en el fondo y no se mezcle". Consentí en que era una excelente idea y lo dejamos donde estaba tratando de mover lo menos posible y con el máximo cuidado, el mueble.
Bueno hay cosas, ideas, sentimientos que son como el vino, que es mejor "no moverle" no mezclar. Sobre todo si lleva asentado mucho tiempo. Pero yo... como últimamente mi hobby es hacer el tarugo, justo voy y agito lo que menos debería.
Me paso el 20 de Marzo del año pasado, cuando sonó el teléfono y 2min después mi mamá me decía que era él. Todavía incrédula, pregunté: ¿quien habla? a lo que me contestó por supuesto: Sabes perfectamente quien habla. Después de unos 5-10min de una plática casi carente de sentido concluyó que me llamaría, que no era necesario intercambiar los números de celular, y me dijo: "el diablo aparece cuando menos te lo esperas". Me reí -porqué por el teléfono es difícil pegarle a una persona- y colgamos. Hoy a más de un año de lo sucedido, sigo esperando que llame y a veces, de verdad creo que lo hará.
Así hay muchas cosas que siempre he esperado aunque por dentro yo sé que no sucederán. Como encontrarme a mi hermano por ahí, de buen humor y poder platicar. Como encontrármelo a él y comprobar que el diablo sí aparece cuando menos te lo esperas, como que llame a fin de cuentas quizás para avisarme que se muda a Australia, como llegar a mi departamento y encontrarme a alguien en las escaleras con sus maletas, como que mi amigo el que se casó me confiese por fin que efectivamente se casó. A fin de cuentas ¿a mi qué?
De repente hay cosas que pasan, que no esperas y pasan, como que después de 5 meses por fin te digan "vamos por un café" y te agarran en la idiota -que otra cosa si no- y nada más dices que sí. Luego te pones a pensar en la idea original de ese café, y te ves al espejo y piensas: "yo para que caramba quería tomarme un café con esta persona?" Y concluyes que, dado que has olvidado el propósito original, simplemente irás a ver que es lo que, más bien, te quieren decir a ti. Así mientras te medio pones decente porque no has hecho nada en todo el día piensas en cómo aprovechar el momento, porque pueden pasar años sin que se vuelva a dar. Piensas en qué decir y en no guardarte nada de lo que has querido decir antes. Juegas con las posibilidades de lo que te pueda decir: "mmmh, a lo mejor se va a casar, todo mundo se está casando", "a lo mejor se va a mudar a otro país y quiere que le de unos consejos", "a lo mejor tiene una propuesta laboral y no sabe qué decidir". Después de todo siempre he sido esa persona que sabe qué decir en el momento que hay que decirlo. Soy un buen consultor. Y así, de repente hasta se te ocurren idioteces nada más para divertirte: "me va a decir que es un alien y viene a despedirse porque su nave ha vuelto para llevarle de regreso a casa". Pero el tiempo pasa, las ideas se están agotando y no termina por llegar. Hasta que suena el teléfono y no, ya no se va a poder ese día, quizás mañana. Justo a tiempo tu mejor amiga te saca de casa por unas chelas, mejor, así dejarás de pensar.
Lo lógico es que al día siguiente trates de armar tus planes por si acaso de verdad te llama y te dice que ahora sí, que hay que ir por el café, pero terminas en ese ridículo papel de llevar el celular hasta el baño, no vaya a ser que necesite algo. Y en el GYM el celular, y en el restaurante el celular, y en casa de tu abuela el celular. Hay momentos en los que te preocupas, y hasta piensas que algo le pudo haber sucedido, que por eso le urgía hablar contigo pero ahora por X circuntancias no se puede comunicar, tal vez debas hablarle, pero no, porque podrías repetir los 5meses de espera, porque podrías volver al terreno de YO te pido el café de nuevo y la verdad, esta vez no tienes nada que decir. Seguir esperando. Quizás hasta la noche, quizás llame a la misma hora que llamó ayer, por alguna razón me parece lógico, pero tampoco pasa. Debías haber ido al cine como habías planeado, pero esa idiota idea de que podría suceder una emergencia no te dejaba. A cierta hora, decides que es mejor ponerte la pijama y dejar de hacer el tonto, ahora sí que piensas que has hecho el tonto todo el día, que de verdad fue tonto llevarte el celular al baño y te ríes, y piensas que no es la primera vez que haces ese tipo de ridiculeces y que sabías perfectamente que no llamaría porque nunca lo hace, que no es la primera vez que te quedas esperando, y por algo que ni siquiera era de tu interés sino del de esa persona, pero al final, como siempre tú terminaste siendo la preocupada. Y piensas que otra vez la regaste y que no tienes porque ser incondicional con alguien que no lo es contigo y claro, ahora recuerdas que toda la vida te ha dicho mentiras, que tú por decente nunca le haces ver que siempre te has dado cuenta, y que por supuesto el compromiso de última hora que le impidió ir por el café, era también -otra vez- una mentira. Lo que pasó realmente es que al final, ya por salir, llamó la persona correcta, y ya no necesitaba más de tus servicios, pero para qué quedar mal diciendo la verdad, si se puede quedar medio bien diciendo una mentira, es lo más inteligente porque siempre le crees. Pero apagas la luz, checas el celular, las llamadas, los mensajes, no sea que algo se te haya pasado, activas la alarma y recuerdas que en estos 5 meses habías decidido que si llamaba le dirías que no, porque ya no te interesaba hablar, porque ya no tenías nada que decir, porque habías dejado la botella de vino asentándose y ya no querías moverle. Pero ¿sabes que terminaste haciendo? mandando un mail, esperando que todo esté bien, diciendo que si necesita algo ahí estás. Sin reclamos, sin preguntas, sin detalles. Y ahora estás de malas, muy de malas, porque volviste a hacer lo mismo de siempre, el estúpido, porque otra vez la que está enojada y decepcionada eres tú, ¿su culpa? no, la tuya, por dejar que siempre pase. Siempre. Por estar esperando otra vez, que te conteste el mail.
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