Este tema es dificilísimo. Es escabroso, dramático,
escalofriante y hasta religioso. Una vez tuve una terapeuta, y dejé de ir con
ella porque me dijo que no atendía a suicidas. Que le daban pereza, me dijo
literalmente: “ay no, si te quieres suicidar suicídate y ya, que flojera.”
Pensé que era la persona con menos ética que había conocido en mi vida. Pensé
que era como si un cardiólogo te dijera “ay no, cirugías aórticas no, que
flojera.” Pues chingada madre, ¿entonces para qué te dedicas a esto? ¿crees que
los pacientes son frutas? ¿qué tienes chance de escoger? Mandé al diablo a la
maldita y se ofendió muchísimo. Me dijo que no lo entendía y que no lo había
dicho con esa intención. ¿Con qué intención me pregunto yo? Más bien se refería
a que no pensaba que me fuera afectar tal argumento, nunca pensó que la persona
a la que se lo estaba diciendo tenía unos meses de haber asistido a un funeral
por suicidio. Su intención fue no cagarla, pero la había cagado en grande.
Y aquí es donde viene el argumento de este post. PIENSA
ANTES DE HABLAR. Los suicidas son n grupo muy difícil de entender. Hay que
tener mucho huevos para jalarle al gatillo o aventarte al metro, pero también
hay que tenerlos bien puestos para afrontar la situación que estés viviendo y
que te lleva a pensar en pegarte un tiro. El instinto de supervivencia es muy
cabrón. No es fácil ponerte una pistola en la cabeza y que esa sea tu última
decisión en la vida, seguramente ni siquiera lo piensas. Seguramente piensas “por
el siguiente segundo todos mis problemas desaparecerán”, “a partir del
siguiente segundo no me voy a sentir como la mierda”, “en el siguiente instante
pasará cualquier cosa menos la porquería que estoy viviendo”, sea cual sea. Y
no piensas que ese instante, ese momento, ese segundo, en realidad es el último.
Hay gente que se arrepiente, pero es difícil arrepentirse si te volaste los sesos
y si estas hecho cagada en dirección Tacubaya.
Los invito, de verdad los conmino a que sean conscientes de
los signos de alarma. Que no digan pendejadas y sobre todo que no juzguen. Si
alguien les dice derecho, “estoy pensando en suicidarme” no le digan a
bocajarro “no digas pendejadas” o “pinche cobarde”, díganle lo que tiene que oír.
Si se los está diciendo es porque busca alguien que se lo impida, porque busca
un silver lining y decirle que es un imbécil no es un rayo de luz en ningún universo.
La depresión, la ansiedad, los problemas mentales que nos
aquejan hoy y que según las noticias “se han puesto de moda” son reales, lo que
pasa que no se les da la importancia adecuada. Puedes pedir una incapacidad
porque te esquinzaste el pie jugando football pero no puedes pedir una
incapacidad porque tu depresión no te permite pararte de la cama, cuando en
realidad puede ser mucho más difícil levantarte de la segunda que de la
primera. Cuando hablen con alguien, que dice muchas locuras o incoherencias,
deténganse, piensen y dejen ir, antes de decir la siguiente lista de
estupideces que en vez de salvar conducirían a cualquiera al desastre.
Es que no tengo hambre. - ¡Pero tienes que comer!
¡Ah claro! ¡Seas mamón! Es que yo andaba ahí como borracha
pensando que podía hacerle al faquir y volver a entrar en la talla 3, pero ya
que viniste tú con tu sabiduría inefable y me dijiste que TENGO que comer, se
me abrió el mundo y ¡pum we’! se hizo el hambre. Porque el apetito se me había
ido por olvidadiza, por el Alzheimer, por pendeja pues, pero ya que me recordaste
que TENGO que comer, pues asunto arreglado, un pozole grande, dos gorditas de
chicharrón, 3 tacos de cochinita y 2 cocas. Gracias. Gracias por recordarme que
TENGO que comer.
Es que no he podido dormir. – Tienes que hacer algo. No
puedes estar sin dormir. Pues sí, casi como el hambre. La verdad que estaba yo
la otra noche dando vueltas y vueltas sobre la cama, me pasaba de la cama al
sillón, del sillón a la cocina y otra vez a la cama y lo único fijo en mi mente
era: “Yo puedo estar así para siempre. No hay nada que deba hacer”. Pero
afortunadamente llegó el hijo de Einstein encarnado en ti y me dijo TIENES que
hacer algo. En ese instante, como si fueran palabras mágicas me llegaron las
respuestas, me saqué la lotería, conocí al amor de mi vida y dormí como un
bebé. Si tan sólo antes hubiera llegado alguien con esa sapiencia astronómica y
me hubiera dicho TIENES que hacer algo. NO puedes estar sin dormir. Y no la
punta de tarados que me decían que estaba perfecto tener insomnio y verse de
cagada cada mañana. GRACIAS.
-¿Cómo estás? Podría estar mejor. – Si se nota, te ves del
culo. Perfecto. No hay nada mejor a sentirte del culo y que cuando te preguntan
cómo estás y contestas que no muy bien, te recalquen que ni siquiera les
tendrías que decir, porque tu aspecto deplorable habla por ti. Es que está de
más explicar esta. Esta gente debería estar en el 3er círculo del infierno.
Todo me sale mal, me acabo de pegar en el dedo chiquito y
tengo unas ganas horribles de matar a alguien. – Dalay. Mueran. Mueran todos
los que dicen Dalay. Es todavía peor que el “pero no te enojes”. Sí, claro.
Tienes un día de cagada, o un mes y todo se arregla con un “pero no te enojes”.
Es que mira, yo iba pensando, lo primero que me pase voy a enojarme, y voy a
enojarme en serio, así de los que le pegan a la pared y se rompen los nudillos,
pero llegaste tú con esas palabras más atinadas que García Márquez y todo el
enojo se me fue. Porque en realidad todo lo malo que me pasó y que hizo que me
enojara no existe, solamente necesitaba que alguien místico musical me
recordara que no tengo por qué enojarme.
No tengo plan B. -¿Y qué piensas hacer? Porque debes tener un plan
B. Claro, esta es una de las mejores porque además se sienten los más lógicos,
los más poderosos, los ganadores del premio nobel de la paz. Y es que todos
somos súper organizados, súper planeadores y vivimos en un país de
oportunidades, entonces si no sale el plan A pues sale el plan B. Porque además
quién en su sano juicio ni siquiera tendría un plan A. Debes tener un plan B.
Por supuesto, ¿sabes por qué tomo clonazepam no recetado todas las noches? Porque
tengo un plan B, porque lo tengo todo resuelto. Porque ante las contingencias
de plan A (que ya tenía contemplado desde preescolar) pues obvio le di salida
al plan B y entonces anticipé que la vida se me iba a hacer cagada a los 37 y
mi plan consiste en una serie de iniciativas para ganarme la lotería. ¿Qué te
parece eso como plan B hijo de tu puta madre?
Tienes que tranquilizarte. Esto… ni siquiera voy a entrar en
este.
No estés triste. Uf, uf, y recontra uf. Paren la prensa. El
mercado de antidepresivos cae abrumadoramente tras revelación de don vergas. “No
estés triste”. La depresión a cesado en 72 países y se ha visto una cantidad
inusual de arcoíris en los cielos del norte. ¿En serio tienen cara para decir
algo así? ¿En serio podrían decirse eso en un espejo y no verse una gran, gran
cara de pendejos?
Lo que necesitan decirle a alguien que llega con este tipo
de respuestas o problemas en la vida es todo lo contrario. ¿Saben qué necesita
uno escuchar?
- Te invito a ver una peli.
- ¿Quieres una chela?
- Vamos a platicar. – ¿De qué? De lo que tú quieras.
- No puedo dormir. – Tengo todas las películas de Star Wars, eso nos da para toda la noche.
- Me está yendo de la chingada. - ¿qué necesitas?
- No tengo hambre. – Así pasa. Te guardo un sope por si después quieres.
- La neta hasta he pensado en lo peor. – Podrías quedarte en mi casa unos días, para cambiar de aire, despejarte. Mi teléfono está abierto las 24h.
- No sé ya qué hacer en esta situación. – Nadie sabe qué hacer. Nadie lo tiene todo resuelto. Vamos a sentarnos y vemos opciones. ¿Va?
- Son las 10 de la mañana y sólo pienso en desayunarme un whisky. – Entiendo. Te voy a hacer un café que te vas a ir para atrás y unos chilaquiles de muerte. A las 2:00 nos vamos a un lugar que conozco y yo te invito ese whisky.
La cantidad de desgracias que se evitarían si tan sólo
escucháramos y fuéramos empáticos. Pero ahí van por la vida pensando que son
las mentes del siglo XXI con sus frases trilladas y cansinas. “Todo va a estar
bien” ¿Tú que carajos sabes si todo va a estar bien? Lo que puedes decir es que
no lo sabes, pero si viene una inundación tienes un salvavidas de sobra. Eso
reconforta mucho más.
Y por último nunca interrumpan a alguien que está hablando
de suicidio. No saben si lo hace porque leyó el periódico, está haciendo un
estudio, alguien lo hizo hace poco, alguien le contó que quiere hacerlo, o precisamente
está pensando en hacerlo. Así que antes de cerrarse, cambiar la conversación y
sacar alguna frase tarada como “eso es de cobardes” piensen en porqué coño esa
persona trajo eso a tema y luego, actúen como seres humanos. Nadie quiere sabelotodos,
ni gente que no le pasa nada, ni positivos irrefrenables, sólo queremos seres
humanos que hayan o no pasado por lo que uno, entienden que no siempre se puede
estar bien, y en vez de sacar su diccionario de emociones para decir lo más
atinado, sólo abren el refri y te dicen: las de atrás están más frías.
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