miércoles, julio 10, 2024

La espada

 

Hay veces, días, momentos, épocas, lugares. Hay instantes en que todo da vueltas y marea, y hay instantes que se vuelven eternidades.

Hoy marea. Hay veces en que la vida marea y no sabes cómo bajar del barco. Quizás porque muy en el fondo no quieres bajar, y no por quedarte con esa sensación de náusea y hueco en el pecho si no porque tal vez y sólo tal vez bajarte sería aún más terrible. Es importante saber y entender que esto sólo pasa a veces, en esos momentos imprecisos del tiempo y de la emoción, en esos instantes incontrolables donde el demonio interno que siempre vive en ti decide salir a divertirse a costa de tu sano juicio.

¿Qué hacer? Bajar del barco implica muchas cosas. Es entrar a territorio inexplorado, es no saber si cuando vuelvas de tierra el barco seguirá ahí o será otro que aún se sienta peor, o mejor. Es enfrentar civilizaciones nuevas, entidades desconocidas, emociones imprevistas y ¡ay! no estamos para descubrir nuevas emociones en este momento, aún si fueran buenas. Bajar del barco es un riesgo. No queremos riesgos.

¿Qué queda? Dominar al demonio. ¿Será en efecto un demonio? ¿Será ese lado obscuro que juega con nosotros para divertirse él? ¿o será un lado luminoso que sólo da miedo porque deslumbra? De cualquier modo, al igual que el barco, lo que se presenta aquí es el miedo a lo desconocido. El miedo… quizás todo esto no es ni barco, ni tierra, ni demonio, ni ser de luz; quizás todo esto es miedo. ¿Y qué hacer con el miedo? El miedo es terrible. El miedo te salva de morirte tal vez, aventando adrenalina a todo tu cuerpo y haciéndote correr a una velocidad que normalmente no alcanzarías. El miedo puede hacer que levantes un auto, corras más rápido que un león o hasta vueles por unos instantes. Que bueno es el miedo. Pero ¿qué pasa cuando el miedo es esa sombra de risa macabra? ¿Qué pasa cuando el miedo paraliza, hunde, ciega, ensordece, nubla, detiene? El miedo también mata. El miedo es tan brutal como la vida.

A veces, sólo queda preguntar qué hacer, conocer otra opinión, otro punto de vista. El problema es la respuesta. Casi siempre recibirás respuestas que no son lo que esperas ¿o es que más bien no preguntamos bien?

Hay un acertijo medieval en el que se plantea quién tiene el poder. 3 hombres, un rey, un sacerdote y un rico, más un mercenario con una espada. El Rey pide al mercenario que mate a los otros 2 porque le debe lealtad, el sacerdote pide que los mate porque le debe lealtad a su dios y el rico pide que los mate a cambio de 100 monedas de oro. ¿Qué hará el mercenario? No importa. Lo que importa es que el poder no reside en el rey, ni en el sacerdote, ni en el rico, el poder reside en el mercenario quien es el único que puede matar, a uno, a los 3 o a él mismo.

Quién fuera el mercenario para tener el poder. Qué fácil sería todo si cargando una espada pudiéramos ir sorteando las desavenencias de la vida, sin que nadie nos diga algo, ni nos juzgue, sin deberle lealtad a nadie más que a uno mismo y sobre todo disfrutando de la libertad de decidir. Hoy día, ni siquiera podemos decidir cuándo dormir.

Qué genial sería dormir, dormir mucho tiempo y soñar que camino cargando mi espada y nada más.

jueves, noviembre 16, 2023

La mala suerte

Hace mucho que no me pasaba por aquí. Bueno, miento, me pasaba pero no escribía, y es que si se fijan el último post es del 2021, desde entonces solamente tengo un tema del que escribir en la cabeza, y cada vez que lo intento, no lo logro, no me es posible avanzar, entonces leo los posts pasados, escribo algunos borradores, los desecho y sigo de largo. Dicen que cuando uno escribe de algo es porque ya lo superó, así que debo suponer que no lo he superado.

Hoy sí tengo que pararme por aquí para desahogarme. No soy una persona especial, a todos nos va mal alguna vez o tenemos uno de esos días que sentimos que no acaba. Ayer fue ese día para mí. Empezó con una explosión de deposiciones caninas. Sí, mi perro no es un perro normal, así que la cachorra cagó una 4 veces en diferentes puntos de la casa y además tuvo a bien esparcirla por doquier entre sus patas y su hocico, porque como ya mencioné que no es un perro normal, se la come. Después de limpiar media casa tratando de evitar a toda costa que me ganara el asco, me puse a trabajar. Juntas, juntas y más juntas, hasta ahí no iba mal la cosa, un día normal (después de la santa cagada). Salimos a pasear a los perros, fuimos por un café. Caminando de regreso a casa pensé que tenía una vida afortunada, pensé que no todos podían salir a media mañana a pasear a su perro, comprarse un café y regresar a trabajar a la comodidad de su casa en la comodidad de unos viejos pants. Ahí supongo que empujé la suerte agradeciendo por un futuro que evidentemente no había llegado. No sé si valga la pena mencionar que el perro me mordió. Y dolía.

Trabajé más y luego pensé que deberíamos tener una noche de carnes frías, tapas y vino enmarcada por alguna película de cine de arte. Acaba de ver un post sobre películas basadas en pintores. Así que pusimos manos a la obra. Fuimos al súper, elegimos los productos y llegamos a caja. Pues resulta que mi tarjeta nueva, no pasaba. Así que después de hacer tremendo ridículo tuve que sacar el celular, hacer unos movimientos (bendita tecnología) y sacar otra tarjeta. Pasó. Una cosa menos. Quien me conozca sabrá que soy todo lo contrario a una persona alerta. Suelo llegar tarde a todos lados porque me quedo viendo una mancha en la pared que creo tiene forma de Elvis Presley. Así que en esta situación, entre la cartera, el cambio de tarjetas y el celular mi cabeza ya no podía almacenar más eventos que atender. Dejé el celular en el carrito, cambié las tarjetas, pagué y me fui. Sí, me fui dejando el celular en el carrito. Tardé unos 5min en llegar a casa, darme cuenta del faltante y volver al súper en los siguientes 5min. Nadie sabía nada. Rastreé el celular e iba en un Metrobús rumbo a Insurgentes Norte, se lo habían robado.

Y aquí viene la diatriba de: no te lo robaron, tú estás bien wey. Y sí, uno tiene que estar a las vivas con sus pertenencias, pero yo me he encontrado cerca de 5 celulares en la vida, en el parque, en el súper, en la iglesia, en el baño de un restaurante, y siempre lo he devuelto. Porque soy una persona decente. Es entonces cuando esta situación me repanpinfla. Por eso no somos decentes, por eso nos volvemos hoscos y mierdas, porque este universo no premia la amabilidad con amabilidad, ni la buena suerte con buena suerte, mientras yo devuelvo celulares, me roban el mío, y mientras esta persona roba celulares, el universo lo pone uno más en bandeja de plata, no señor, no es correcto, no es justo, no tiene madre. Es como salir de casa y persinarte para que no te pase nada, mientras el ratero se persina para poder salirse con la suya, y que gane el ratero. ¿Qué pensarías? que la persinada ayudó al ratero, y eso, no es justo. Pero como sabemos que en este mundo no hay justicia, lo que viene es la venganza, entonces la gente empieza a volverse mierda, o bueno, la verdad es que es mierda por naturaleza, como el tipo que se robó mi celular.

Entre a mi Samsung account y no pude borrar los datos del teléfono, porque pide una verificación en 2 pasos y ¿adivinen a donde mandan el código? al celular que no tengo, es que esos de Samsung, desde que le pagaron a Apple en centavos no dan una. Reporté el celular, bloquearon el IMEI, ya saben, nada que no impida que lo reseteen y lo vendan en 200 pesos, pero en teoría te protege de que hagan mal uso de él y de tus datos. La noche, las tapas, el vino, la película, todo se echó a perder. No tenía ganas de dormir y cuando finalmente lo hice me fui a dormir de malas. No dormí bien, me despertó un fuerte dolor de estómago que ataño al estrés.

Hoy mientras iba a trabajar me peleé con un motociclista. Nunca peleo con otros conductores, tengo el lema de que no sabes con qué loco te puedes topar así que yo dejo pasar, freno y me hago la tonta en vez de pelear, pero hoy estaba hasta el copete de ser decente y que no por ello las cosas me fueran bien.

Al ratero, ojalá lo atropelle un microbús mientras mira la pantalla rota de mi celular. A la mala suerte, vaya a la mierda y a la decencia... muy a mi pesar seré de las que regresa los celulares, las carteras y hasta la pluma, pero voy a estar más alerta, no me voy a persinar y haré las cosas porque me da la gana y nada más, puesto que el karma, y bien lo sabe Salinas, no existe.

viernes, diciembre 24, 2021

Feliz navidad. Menos a ti.

Esta navidad es por mucho diferente. Apenas la segunda vez en 39 años que la paso fuera de la ciudad, o lejos de la familia – de una parte, al menos. Primera en la playa, primera con calor, en shorts, con cerveza… Será la primera de muchas sin ellos. Sí, el 2021 se cagó en cada una de mis ilusiones, la hizo y la hizo bien, si no tuviera trabajo probablemente me habría aventado del periférico. Lo único bueno que ha traído (no me quiero adelantar con el trajo) este año de mierda fue el trabajo de mis sueños, porque de no ser por eso, podría tomarlo, hacerlo rollo e introducírselo al universo por donde mejor le cupiera. Sí, yo voy por la vida normal, porque nunca he sido de las que va como Magdalena por la ahí, pero eso no quiere decir que no me moleste, que me enerve, que me haga crispar los pelos, que me duela. Este año, mientras todos estábamos esperando que las cosas fueran mejorando, después de la pandemia, de la economía, de la crisis, del peje, este año me vio muy sentada en el sofá, muy feliz con mis hijos y mi cervecita y dijo: ¿por? Al carajo la felicidad, y me quitó a una de las personas más importantes de mi vida. Me cagué bien cagada, por un par de días pensé que no la libraba, y como todo en la vida fue pasando el tiempo, me fui auto “terapeando” y la libré -hasta hoy- y en esas andaba cuando el universo dijo: me parece que se está acomodando otra vez, mejor que le quite otro flotador en su vida. Y así se sintió, imaginen que estaban nadando con, supongamos, 4 flotadores, uno en cada extremidad, entonces vino este hijo de puta y me quitó el del brazo derecho. En principio me fui del lado, me hundí, me asusté, tragué agua, menté madres y con el tiempo, aprendí a nadar con los tres flotadores que me quedaban y el brazo pelón. Ahí estaba feliz, me atrevo a decir orgullosa porque había aprendido a nadar sin un flotador, cuando no sólo estaba acostumbrada, lo necesitaba, lo quería, no esperaba que me lo reventaran. Estaba acostumbrándome a estar renga en el agua y seguir nadando cuando el muy cabrón del titiritero jaló una de sus cuerdas en su eterno y pastoso aburrimiento y me reventó otro flotador. Acto seguido me hundí, menos porque ya le sabía a eso de que te quiten tus soportes, volví a tragar agua y mentar madres, mi cuerpo antes que mi mente empezó a nadar sin el flotador que faltaba, ya se la sabía, mi cabeza por otro lado sólo actuaba por inercia.

Me pregunté y me sigo preguntando la misma pendejada “¿por qué?”. Hombre… porque sí, porque no somos más que el producto del sueño de un genio maligno. Y siguiendo un poco a Galileo: “y sin embargo se mueve.” Yo me muevo, the show must go on. ¿Yo detenerme? Habiendo tantas cosas buenas en esta maldita vida. El universo se empeña en hacerme sentir mal, pero se le fue que se llevó grandes personas, personas que sabían lo que hacían y sabían disfrutar de lo bueno, personas que saldrían del fondo de la tierra y me darían dos ostias si me detuviera, personas que agradecen y aplauden que siga adelante, que sigamos, y no sólo adelante como autómatas, adelante felices.

Estoy en la playa el 24 de diciembre tomando mi cerveza favorita, a punto de comer como los reyes y con personas que hacen cada uno de mis días más afable, más divertido, más llevadero, más respirable.

Faltan… faltan y faltarán personas, pero estoy bien sólo por esta razón; a ese universo hijo de perra que le pareció fantástico bajarme los brazos mientras estaba recargada en ellos, a ese le digo: te lo dije una vez y te lo repito, si tu malnacida mala vibra y tus ganas de joder vinieron para quedarse voy a hacer que paguen renta. Y cágate porque este año subió.

¡Feliz Navidad! A ti no cabrón. Tú come mierda.

viernes, octubre 01, 2021

¿Con qué derecho?

¿Y tú con qué derecho vienes a cambiarme los planes? A romper mi calma y a alborotar las olas de mi ya tormentosa existencia. Con qué derecho entras sin avisar y por la puerta trasera para que no me de cuenta cuando ya estás ahí. Tú con qué derecho balanceas mi equilibrio y me lanzas por la cuesta a toda velocidad, cuando apenas estaba recuperándome de la última caída. Con qué derecho te metes en mi vida y me llenas los ojos de luces y la boca de risas, porqué crees que puedes, sin permiso, llenarme las piernas de pasos y el estómago de ti, porqué me avientas de la cornisa sabiendo que la única red de protección que tengo son tus brazos. Con qué derecho me miras así, de reojo, mientras duermo y no dices nada sabiendo que con esa mirada me estás diciendo todo, con qué derecho me robas un beso sólo para engancharme a la droga de tu boca, porqué me hablas de esa forma, y sigues cada palabra con una caricia que me desmorona, con qué derecho me tocas como si fuera una obra de arte para que yo me lo crea y no quiera que me toque nadie más. Con qué derecho llegas, y te enganchas de mi hígado sólo para que me pueda doler cuando te vas, y te necesite cuando no estás. Con qué derecho causas esta explosión que me zumba los oídos, me nubla la vista, me revuelve la mente y me impide la respiración, sólo para terminar siendo este ser que no sabe lo que es, ni donde está, ni sabe a dónde ir, con qué derecho me hundes en esta confusión de quererte sin tocarte y de necesitarte sin quererte, ¿quién te dio permiso de meterte en mis entrañas? ¿quién te dijo que podías venir e invocar en mi casa al demonio del cariño? No tenías derecho, no tenías derecho a deslumbrarme con ese fuego interno que me estalla las vísceras, no tenías derecho a despertar lo que yo había creído asesinado. ¿Por qué yo?  ¿Por qué carajos yo? porqué me escogiste a mí para llevar un plan tan macabro como enamorarme de ti. Con qué derecho apareciste, de la nada, a demostrarme que la cordura no puede ser para siempre. Para mí ya es muy tarde, pero para ti tengo una sola advertencia; no te enamores de mí, porque no voy a tenerte compasión.

domingo, septiembre 19, 2021

Dating en el 2021

 Yo hubiera querido conocer a alguien en un bar, ir con amigos, entrar sin esperar nada más que una noche de diversión y mucho alcohol, chocara con alguien camino al baño, disculparme, sonreír, descubrir al volver a mi mesa que ella está a sólo 2 mesas de nosotros y en mi campo visual, empezar a actuar como si fuera una de Las Muchachitas, que uno de mis amigos me preguntara ¿qué haces loca? y yo decirle: A tus 3:00, seguido de su reacción cómplice, arqueando las cejas y haciéndose un poco más a un lado para dejarme ver mejor, asentir con la cabeza agradeciendo, voltear a ver y descubirr que me está viendo, ruborizarme y reir, tomarle a mi drink de lo más coqueta, sin atinarle y echándome todo encima como la buen polivoz que soy, morir de verguenza y empezar a secarme acompañada de las carcajadas de mis amigos, azusadas por la explicación del amigo que ya sabe que estoy tratando de hacer, suspirar y levantarme al baño, con la sensación de haber perdido la final del campeonato para terminar de secarme. 

Entonces mientras me seco con mi cara mezclada entre enojo y decepción, ver que se abre la puerta y es ella, sonriendo, negando con la cabeza y riendo más, haciéndome reír a mí, y cuando creo que ya todo está perdido, ver que se acerca más y escuchar: no sabía que era un bar de playeras mojadas. Carcajear tan alto que ocasiona ese ruido como de trailer en subida que sólo me lleva a pensar que es el último clavo del ataúd, para finalmente escuchar el título del primer capítulo de nuestro libro: ¿cómo te llamas?

Pero mi realidad es muy distinta. No puedo hacer eso. Yo no nací con ese radar que dicen que "tenemos" yo nunca sé quién es qué y si le hago ojitos a alguien que me gusta y me equivoco, me arriesgo a uno de esos puntapies laxantes, ya sea de ella, de sus amigos o de todos.  Así que me fui al mundo digital, pensando que igual y podría ser buena idea pues la aprte polivoz saldría después, con más confianza. Pero (otro pero) me enfrenté a la hipocresía de los filtros, a las fotos semi nude, a las bocas de pato, a las descripciones de una sola palabra o un emoji, al sin fin de invitaciones a tríos, a los perfiles falsos, al no necesario cómo te llamas, al ya olvidado "te invito una chela" porque siempre es muy pronto, porque siempre es peligroso, porque ahora hay que mandarse mensajes de lo más estúpido por semanas para conseguir el whatsapp, y después de otro sin fin de mensajes salir por fin a tomar algo, sólo para descubrir que en realdiad, no somos compatibles. Me encontré con un perder el tiempo de lo lindo.

Pero entonces ¿qué hacer? ¿dónde conocer a alguien? ¿cómo conocer a alguien? ¿con un letrero de arcoiris en la frente? ¿yendo exclusivamente a la zona rosa? ¿Aguantando en las apps hasta que "pesque" algo que valga la pena por fin? ¿Sentándome en el sillón y esperar que sólo suceda? Igual y eso es, no más apps, no más salidas esperando ese día, esa noche conocer a alguien, sólo andar por ahí sin esperar nada para un día terminar chocando con alguien en la calle, en el bar, en el restaurante o hasta en la oficina, disculparme, sonreir y esperar al momento en que empiece la historia.


martes, julio 27, 2021

Generación de cristal. Y uno como rinoceronte en cristalería.

 Qué complicado se ha vuelto esto de salir con alguien, o más bien, intentar salir con alguien. Las apps de citas llegaron para hacer la vida más "fácil" y abrir un poco el mercado. Ya no había necesidad de que alguien te presentara otro alguien o que tuvieras suerte en una fiesta y conocieras a tu alma gemela, en principio era una buena idea, pero no vimos venir a la generación de cristal, que más que generación ya le llamaría grupo, porque hay de todas las edades. Ese grupo de débiles cobardes que en vez de afrontar la vida a pelo decidieron que cualquier "defecto" que tuvieran sería culpa de alguien más, menos de ellos. Que si mal carácter culpa de mi papá, que si manipulador culpa de mi mamá, que si rencoroso culpa de mi profesora de 5to. Gente que decidió que ser diferente no sería una característica más en su persona, si no un pretexto para pasar por encima de los demás, de aquellos que no "cuenten" con esas diferencias, porque algo que ha caracterizado a este grupo de personajes, es que nadie para ellos, es lo suficientemente inteligente o empático para entenderlos, no, si no cuentas con alguna de sus características, es imposible que los entiendas y encima, esto te hace un agresor a la causa. De modo que, de alguna manera, por ejemplo (y aquí empiezan los tomatazos) ser un hombre blanco, heterosexual y con cierto poder económico, te convierte en un enemigo natural de la causa. No importa cómo pienses ni lo que pienses, cuentas con demasiados derechos por sobre otros y eso te hace menos, menos afable pues, o sea, nadie te quiere porque tienes demasiados privilegios mal otorgados que no deberían corresponderte sólo porque así naciste, es tu culpa, mejor no haber nacido. 

No sea que hayas nacido, vámonos despacio, sin un dedo, porque entonces sí, entonces pobre de ti, eres una minoría, eres parte del grupo de los 9 dedos y todos están en tu contra, por lo que necesitas apoyo del gobierno, subsidio para terapia, taller especial de habilidad motriz, beca para el 3er grado, sistema de calificación diferente al resto de tus compañeros y trato preferencial. Quiero decir, que si hay fila para los columpios, te la puedes brincar y ver a todos feo porque eres diferente y mereces más, esto claro, los demás lo tienen que ver normal y que tomar a bien, jamás sentirse inferiores o diferentes, porque acordémonos, nacieron con "demasiados" privilegios para merecerlos, y no nos importa si fue selección natural y no interfirieron en la decisión, lo que nos importa es que así es y no es justo. Allá en la selva los gorilas están haciendo una manifestación porque no es justo que el Lomo Plateado sea la cabeza de la manada, no, no es justo que no se haya hecho una votación, una encuesta, un concurso de participación, no es justo que en la selva exista tanto racismo y sólo los lomo plateado, de cierta estatura y peso sean los jefes, no es justo que el hijo de Rosita, una gorila que vive en el árbol más lejano, no haya sido tomado en cuenta por flaco, y además Rosita alega que no fue tomado en cuenta porque viven lejos, y ella no tiene la culpa de que le haya tocado ese árbol, y que en ese árbol haya menos comida y por eso el hijo esté flaco. Tampoco es justo que el hipopótamo que viajó hasta su hábitat pasando por mil penurias, que encontró el suficiente lodo para volverse negro y no gris, no haya sido aceptado en la manada como igual, por el simple hecho vaya usted a creer, de no ser un gorila. 

Lo que ellos no saben, es que este hipopótamo desde que nació ama a los gorilas, siempre se comportó como gorila y su sueño era convertirse en gorila, pero no sabía que los gorilas son tan intransigentes, arcaicos, tradicionalistas e hipomófobos, vayan a la mierda los gorilas y toda su prole, clama el hiporila, yéndose al pantano y creando la primera asociación de hipo-especies que acoge a todos los hipopótamos que sientan que son de otra especie y están atrapados en el cuerpo de un Hipo. Aquí sí son bienvenidos, aquí si somos empáticos, inclusivos y mente abierta, por eso, todo gorila que haya nacido gorila y se sienta gorila no será bienvenido, todo gorila lomo plateado tendrá prohibido el paso no sea que quiera pasarse de listo, en sí los gorilas no son bienvenidos, quizás el hijo de Rosita... porque recordemos que es una asociación empática, inclusiva y mente abierta, claro, "aquí dentro de esta lamparita". Y del elefante que cayó sobre 4 cachorros de gorila mientras intentaba acostarse en la copa de un árbol cual gorila, ya ni hablamos, pues estaba en todo su derecho de intentarlo. Y gorilas acuérdense CERO QUEJAS nacieron con privilegios y eso les quita el derecho a réplica.

Un día se peleaba por no tener etiquetas y al día siguiente había más etiquetas que en el supermercado. Lo que no tenía etiqueta antes ahora la tiene. ¿Te identificas con el género con el que naciste biológicamente? Eres cisgénero. ¿Eres heterosexual, pero te gusta vestirte de vez en cuando como tu género opuesto? Eres travesti (no gay). ¿Eres heterosexual y estás casad@ pero de vez en cuando te gusta meterte con gente del mismo género (habría que ver qué género) Pues eres por ejemplo, un hombre, que le gusta meterse con hombres peeeero, no eres gay. ¿Ya se puso difícil la cosa eh? Yo no lo entiendo, fácil sería cantar al ritmo de Mcartney, vivir y dejar... pero nos encanta entrar en camisa de once varas, o blusa de once varas, o de 12, o lo que sea políticamente correcto, correcte, no sé.

Entonces esto de "conocer" al alguien, uf... prefiero ser la loca de los gatos. Yo soy de esa generación -o grupo- en los que preguntabas: ¿cuál es tu color favorito? ¿qué te gusta comer? ¿qué te gusta hacer en tus ratos libres? ¿te late el cine? y me encontré con las siguientes preguntas, cuya respuesta dejo para mera diversión de mis amados lectores.

- Hola

V: Olo!

- Ah, que padre, usas lenguaje inclusive.

V: ¿por?

- por lo de "olo"

V: Ah, no, es de la película Megamente, el lenguaje inclusivo me parece una afrenta al idioma.

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- Hola,

V: Allo.

- Oye, ¿tú eres mujer-mujer?

V: (cara de WTF!) pues, sí, supongo que sí.

- o sea naciste mujer...

V: sí

- ¿y te sientes mujer?

V: sí

- ¿y actúas como mujer?

V: A menos que en la obra de teatro me asignen otro personaje como en la Sra. Presidenta.

- ¿cómo?

V: Era una broma.

- No entendí.

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- Hola

V: Hola.

- ¿Cómo estás?

V: Bien gracias.

- ¿Te puedo hacer una pregunta?

V: (Empiezo a sudar) Sí...

- ¿Eres heterosexual, bisexual, transexual, sapiosexual, etc.?

V: (abro ojos de sapo y me voy a google a preguntar qué demonios es sapiosexual) - lo de sapiosexual no lo entiendo.

- Ah, es que te enamoras de la mente de la persona, no de su físico.

V: Sí, sé lo que es, lo que pasa es que no lo entiendo. 

- ¿Que no entiendes?

V: Cómo separas la cabeza de todo lo demás, te enamoras de una persona como sea que sea y punto.

- ¡No! jajaja, estás con alguien por su intelecto, platicas de cosas profundas, comparten ideas, y no hay necesidad de contacto físico. 

V: Para eso tengo amigos afines, no citas.

- No entiendes.

V: ¡Te lo dije!

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- ¿Que onda, qué haciendo?

V: (suspiro, a ver en qué lío me meto ahora) Comiendo.

- ¡Qué rico! ¿Qué comes?

V: Un Rib eye

- ¿¡¿Qué?!? ¿Sabes cómo matan a las vacas? ¿Has ido a un rastro? No manches, ¿cómo puedes comer eso sabiendo lo que sufren los animales? Que asco.

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- hola!

- hola?

- hola? estás?

El usuario @veronika30 ha eliminado su cuenta permanentemente.

Después me llegó un mensaje del hijo de Rosita -la gorila- denunciándome por homofobia, racismo, clasismo, nepotismo, misoginia, transfobia y crueldad animal. Si supiera...

Que fácil se ha vuelto justificar la falta de ganas o de talento tras la cortina de "es culpa de los demás". No soy flojo, es que no soy tan activo como los demás, no es justo que se me tache de flojo. No soy mediocre, es que no es justo que yo no haya nacido con la misma actitud ambiciosa de los capitalistas. No tengo una personalidad horrible, es que los demás no me aceptan como soy, yo estoy en todo mi derecho de tratar a todos como inferiores. No soy ratero, es que no es justo que otros tengan cosas que yo quiero y como no nací con personalidad ambiciosa, no puedo trabajar por ellas. No me dieron el trabajo porque soy gay. No, te lo negaron por inútil, tu CV no tenía nada que ver con el puesto. No me dieron el puesto porque soy mujer. No, las habilidades del otro candidato eran mejores. No me dejaron entrar porque soy hombre, malditas feministas. No, es que desde la entrada estabas gritándole barbaridades a las chicas de adentro.

La culpa no es de los demás, es de uno, cada uno toma lo que tiene para salir adelante, para ser buena persona, o elocuente, o agradable. A mí me educaron con esa fracecilla de: "nadie te va a querer sólo por tu linda cara". Y es cierto, lo agradezco, que lástima que ahora haya tanta gente que piensa que lo deben querer, aceptar, admirar, consentir, sólo por su linda cara. ¡Trabaja mamón! Todo requiere un trabajo, un estudio, un cortejo, que fácil llegar y decir: Soy Verónica, de pequeña era muy chaparra y sufrí, ahora denme todo, merezco todo porque nunca superé el bullying, ámenme. 

Por algo surgió el término "generación de cristal". Ojalá nos pongamos las pilas; los de antes, los de ahora, los de mañana. Ojalá los gorilas vuelvan a ser libres.


lunes, octubre 12, 2020

Regreso a la oficina - no regreso a clases

Las empresas están regresando a los empleados al trabajo presencial. Supongo que no ha visto las noticias, que no tienen hijos, o viven en un universo paralelo donde aquí no ha pasado nada. Regresan a los empleados a la oficina, a su horario de 9-6 y los niños sin clases. Supongo que pensaron bien en la decisión, supongo que quitarle al empleado el home office y regresarlo a la oficina significa aumento en el ROI, aumento en las ventas, reducción de costos operativos, aumento en la productividad y otros tantos beneficios, si no, no veo porque se les ocurrió hacerlo. Supongo que cuidan el beneficio de su personal y les importan el capital humano, así que deben haber hecho un programa de apoyo, por ejemplo una subvención económica para aquellos padres que no tengan con quien dejar a sus hijos puedan contratar una niñera de tiempo completo. Supongo que en otro caso habrán hecho un espacio especial dentro de las oficinas, con personal capacitado para que los empleados puedan dejar a sus hijos allí mientras trabajan. Supongo que abrieron líneas de apoyo y programas especiales para que los empleados puedan dejar a sus hijos con alguien capacitado para atender las clases en línea y la elaboración de tareas mientras el trabajador está en juntas, supongo que planearon programas de flexibilidad para padres con variaciones según las edades, supongo que pusieron al depto. de recursos humanos a crear ideas para apoyar a los trabajadores que tengan hijos, incluyéndose. Supongo... porque de otro modo querría decir que estas empresas que decidieron regresar a sus empleados a la oficina, creen que vivimos en 1970 y las mamás están en casa, que el trabajador es mágico, que "lo resolverá", que siempre ha sido así, que los niños siempre han estado en casa 24hrs. al día y los empleados 8-9-10 o más horas en la oficina y jamás ha pasado nada porque el hada mágica de las relaciones laborales lo resuelve todo, y estos colaboradores va a estar felices, y van a ser ultra-productivos. Supongo...