A pesar de haberlo convertido en un refrito, este tema continua teniendo muchas vertientes para verlo desde perspectivas menos trilladas. Debe ser así, debe ser como la vida, ¿en qué momento puedes dejar de hablar de la vida? Tomando en cuenta que todo es diferente según el cristal con que se mira, siempre hay algo nuevo que contar.
Creo que a veces se genera una confusión con respecto a qué es o qué no es el amor, porque tenemos paradigmas, incluso propios al respecto de su definición. Por ejemplo, alguna vez pensé que el amor era romper precisamente paradigmas, y cuando no era posible romperlos, cuando era muy “normal” entonces para mí eso no era amor, y tenía que salir corriendo. Luego creé en mi mente mil y un variantes pero dentro de un mismo camino y si en el camino no se cumplían esas variantes, también me había equivocado. Algo que he aprendido –de mi- es que “según el sapo es la pedrada”, suelo crear una idea según la persona con la que estoy o con la que dejé de estar y así el amor va de bueno a malo, de excitante a aburrido y de agradable a insufrible. Así que aprendí que no puedo y por lo tanto no voy a definirlo, pero puedo seguir hablando de mis peripecias y devenires según mi experiencia del momento y sobre todo, no buscaré el amor. Es simple, hay algo que vivo y siento, eso puede o no ser amor, y a mi no me importa, lo que me importa es seguir viviendo eso, sea lo que sea. Porque lo único que sí siento el deber de seguir manteniendo como principio es que el “amor” está sobrevaluado. Yo no sé si busco el amor, no sé incluso si lo tengo, pero aquello que tengo es algo que no quisiera perder.
A veces pienso ¿y si me voy? Y me llama la atención esa vida de sexo y diversión sin límites que da la soltería, pero me doy cuenta que en realidad no lo deseo, que es algo como pensar: “si tuviera todo el dinero del mundo…” y me doy cuenta que estoy mucho más a gusto donde estoy. Lo importante es que siento la libertad de pensarlo, incluso de decirlo, porque en realidad, no quiero hacerlo, sólo me gusta fantasear.
A veces pienso ¿y si se va? Y me imagino en el sillón bebiendo cerveza sin oficio ni beneficio, y no me imagino con alguien más, y no me imagino en otra casa, y no me imagino siendo feliz ni haciendo todo eso que fantaseo.
“y no sé si es amor, pero parece que sí”. Porque no sé si caiga en ese rango. No es esa sensación que hablan de “me muero sin ti”, corro hasta quedarme sin aliento para verte, te veo y me suda hasta el pelo. Es algo tan pero tan diferente que se siente tan pero tan mejor. No me muero sin ti, es sólo que no me gustaría vivir sin ti, no te persigo, porque tenemos el don de siempre ponernos de acuerdo, no me obsesiono ni me presiono, me relajo, estoy tranquila, respiro, soy feliz. No me haces falta para respirar, es sólo que lo hago mejor contigo. No sé que sea, no se si podría ser feliz sin ella, es sólo que no quiero, después de 3 años, no quiero ni imaginarme qué sería estar sin ella, después de 3 años una pijama basta para hacerme feliz y un gorrito basta para hacerla feliz, y aún así, nos esforzamos.
Siempre busqué hacer de mi vida una aventura al lado de alguien como Indiana Jones y con una casa en medio de los rápidos, pero me encontré con un relajado Panda que me sentó a comer bambú en una casa del bosque. Y no hizo de mi vida una aventura, sino que la puso en blanco y la empezó a llenar de muchas conmigo. Y yo no sé que sea lo que me mantiene a su lado, esas ganas de no separarme jamás, sólo sé que tengo justo lo que necesito y es justo lo que nunca busqué.
No creo que sea amor, esto es algo mucho más interesante, más involucrado, menos egoísta, menos trillado, más duradero, esto es algo más como “we belong”. O mejor aun “we fit” que es mucho más difícil de encontrar.
God, I am lucky! I adore u.
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