Cada vez escribo menos. Finalmente me atrapo el sistema de la seguridad y los proxys, que me dificultan un poco la tarea de publicar cosas. A veces las escribo, pero se quedan en algún archivo olvidado o en el correo sin salir nunca a la luz. Es que a veces también, esas cosas guardadas con el tiempo dejan de tener sentido.
Hace 1 mes que la razón por la que no escribo es otra. Hace un mes pasó algo y por más que intento sentarme frente a la computadora y escribir, me sale una palabra seguida de una lágrima y tengo que parar. No puedo escribir algo antes que escriba eso, antes que escriba de ella y no soy capaz todavía de escribir de ella, menos de hablar. Así que tendré que seguir intentándolo frase tras frase, hasta acabar un día lo que quiero decir, que ya lo sabe, pero que yo no encuentro forma de sacar.
He escrito muchos cuentos acerca de qué significa el amor y que significa olvidar. Es hasta ahora que lo entiendo todo, de ida y vuelta. Y entiendo que ni se olvida ni se deja de querer, si se quiso bien. Y se extraña toda la vida.
Mi patología literaria es solamente el resultado de que aquí se quiso mucho y muy bien. No es que no vea la luz, es que no me alumbro. Todavía.
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