jueves, enero 14, 2010

Que pasaría si...

Yo sigo haciendo todo preguntándome qué pensará la otra persona. Cómo reaccionará. Qué pasará por su mente. Qué me dirá en determinado momento.


Llevo años diciendo y tratando de hacer las cosas por mí misma, de hacerlas y punto. Porque tengo ganas, porque me nace, porque se me ocurrió. Pero sigo en lo mismo y antes de hacer una llamada, una visita o simplemente mandar un mail, me detengo a pensar qué pasará del otro lado.

Así, a lo largo de mucho tiempo he quedado en muchas citas que no se cumplen, me sigo preguntando qué pasaría si… y hay mucha gente a la que simplemente no veo, aunque quisiera hacerlo.

¿Qué hacer? ¿Cómo quitarme esa necesidad de seguridad? Esa ansiedad de saber que si llamas van a saludarte efusivamente, que si te ven pondrán cara de sorpresa y finalmente una sonrisa, que si mandas una carta o un mail, finalmente contestarán y te darás cuenta que fue una de tus mejores ideas. ¿Cómo?

Siempre he vivido esta vida a tientas y sin tener la menor idea de lo que estoy haciendo. Sin embargo, lo disfruto. Disfruto esa manera que tengo de sorprenderme, de sorprender a la gente cuando hago cosas que salen de lo más bizarro de mi subconsciente. Y odio, por sobre todas las cosas, cuando tomo una decisión basada en un plan de lo más macabro, y contra toda lógica, sale mal. A veces pienso que actuar impulsivamente es mucho mejor. Pero sigo planeándolo todo, pensando: ¿Qué pasaría si…?

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