miércoles, octubre 29, 2008

Thinking



Pocas cosas me encogen el corazón como una canción. Y pocas canciones me hacen el alma como bolita de papel, a pesar de escucharlas una y otra vez como "Me cuesta tanto olvidarte". Antes sabía por qué. Antes esa canción la dirigía a algo, a alguien, la llevaba al pasado y me reconciliaba con el título pensando que efectivamente era muy difícil olvidar, que no podía, que no lo haría. Y hoy a tantos años, sigo sin saber si lo he olvidado o persiste pero de otra manera, de esa que sale solamente con los primeros acordes, de esa que no sale si no la provocan pero cuando la provocan...

Supongo que nunca olvidaré. Deseé muchas veces que se me quitara o que llegara alguien más y hoy, con mi vida perfecta me doy cuenta que las cosas no cambian, ni pasan en balde, ni se van como llegaron, siempre dejan marca y así como el mango me hace vomitar desde que una vez a los 8 años me hizo daño, hay otras cuestiones que siempre me harán revolver el estómago, o el espíritu.

Y después de escuchar a Mecano por 1000ésima ocasión no pude -como siempre- evitar el retortijón. Y después de todo lo que he dicho y proclamado, lo único que puedo recordar son esas tardes afuera de la escuela, en casa viendo friends, los partidos de basketball, los miércoles de cine y... no puedo creer que con mi nueva casa, mi nueva persona y mi nueva vida, la única idea fija que hay en mi cabeza ahora sea buscar un pretexto para verte.

Con tus palabras, creo que nunca será prueba superada. Que chasco la verdad, es como ser un profesional del basketball pero dedicarse al americano. Si hay cosas que nunca entenderé. Y ahora a vivir con la gripa, que significa confusión, y yo, tengo mucha pero mucha gripa.

Si al final sólo soy ese cuadro de bifrontismo, o como decía Oliverio Girondo, un corcho.

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