Argh... estoy como molesta, no debería, casi no tendría porqué pero lo estoy. Y es que estas cosas no me pasan a mí, no a mí, no a esta cabrona, egocéntrica puedolo todo y el mundo me ama, no.
Es un desmadre, por un lado estoy molesta porque las cosas no están saliendo como suelen salir, baste mi linda sonrisa para que el celular se me atasque de mensajes y no es posible que eso no suceda después de haber invertido mucho más que la sonrisa. Por otro lado estoy contenta porque es muy difícil que encuentre alguien por quien tenga que esforzarme, que idear algo, que lucubrar digamos estrategias porque no, no va a bastar mi linda cara. Pero... no puedes hacerle eso a alguien tan vanidosa como yo, tienes que darle por su lado, tienes que decir "sí, sí eres genial" cuando lo digo yo primero, aunque no lo creas, nada más para satisfacer el defecto Freudiano de ser una pinche narcisista, y si esto no pasa, nos atraen, y piensas "uhm, esta es más cabrona que bonita" y ahí va, te interesa, te intriga, te causa curiosidad, pero a la vez, ¡soy yo! soy yo y mi ego gigantesco que me dice, ¿para que te esfuerzas? ¿te tienes que esforzar? ¿porque? si allá afuera hay una fila de gente por la que no tienes que hacer absolutamente nada más que decir "buenas tardes". Buenas tardes...
¿Y que hago? el tonto, me siento aquí en mi oficina a hacer como que trabajo porque no me puedo concentrar, no me dejan concentrar, y pienso que no voy a hacer absolutamente nada, que ya hice suficiente, que otro movimiento quitaría la pelota de mi cancha, y si no está en mi cancha al menos sé que no está en la suya, y no le voy a mover. Porque no, eso si no, sería un pecado capital para mi orgullo -y ego- demostrar que me interesa, que de verdad me interesa, prefiero pensar que ya se me pasará, que cuando te llevas bien es clásico que los primeros días estés como en crush, no sería la primera vez, idealizas, endiosas y luego se te quita la cruda y resulta que ya no te gusta nada, es más, piensas el clásico: "¿cómo pude...?" esperaré a que pase eso, porque como muchas de mis decisiones, puede no ser la más inteligente, pero es la que me va a mantener tranquila.
O... tiro una moneda y si pierdo, llamo.
Que porquería, sería tan fácil ser una persona decente y común, pero no, realmente me pesa, realmente me causa conflicto hacer a un lado la idea de que soy un catch y llamar. Los catch no llaman. Y claro, empiezo a pensar que soy YO, y puedo conseguir lo que quiera, entonces ok, haré lo que tenga que hacer, y resultará como yo quiero, porque así es, porque así pasa, porque esta vez no tendría que ser diferente.
Y al final sólo soy esta persona odiosa, sentada en su escritorio, debatiéndose entre llamar y no llamar, cuando lo único que le quitaría lo gruñón, es llamar. Vanidad, el pecado favorito... ya sabía yo que algo raro tenía.
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