martes, noviembre 26, 2013

Si se pone peluda la cosa

He estado varios días, si no es que meses pensando en sentarme a escribir. El problema es que cuando me pongo a pensar en lo que voy a escribir recuerdo la sarta de cosas horribles que nos han pasado, me enojo y decido dejarlo para otro día con más calma. Hoy finalmente creo que es hora de desahogar un poco.

En los últimos meses todo se ha ido para abajo. Yo sigo sin trabajo, los celos se hicieron presentes por primera vez y sin ningún sentido, pelea un día sí, 2 no y otro también, reflexiones acerca del matrimonio, presiones, cambios de poder y percepciones.

Entre otras cosas parece que un hijo de puta cree que tenemos demasiado para su gusto y se ha metido a robar a la casa, dinero en efectivo, joyas, un iPad y pendejadas, sí, también nos han robado pendejadas. No sé si el hijo de la gran puta cree que lo merece más que nosotros, si está en una necesidad y no es capaz de pedir ayuda, si es un resentido social y cree que lo merece más que nosotros o que nos va demasiado bien y es como quitarle un pelo a un gato, al final sólo creo que es un hijo/hija de la gran chingada y que tarde o temprano lo agarraremos y le daré una paliza sobrehumana. Dicen que es alguien que nos conoce, alguien "cercano" que sabe nuestros movimientos y tiene acceso al edificio y el departamento pues nada ha sido forzado, pero eso nos deja aún peor. Si fuera alguien externo, un malandrín jodido de la calle al menos sabría porqué lo hace, pero el hecho de pensar que es alguin que conocemos y en quien confiamos nos roba la tranquilidad. ¿Quién es? ¿Por qué lo hace? ¿Quiere joder o no sabe pedir ayuda? Y si es alguien conocido entonces debemos empezar a desconfiar hasta de nuestra sombra, de los amigos, de la familia, de aquellos que pensamos "jamás nos harían nada" porque de otra manera no hay sospechosos que encajen. Conocido o no, estoy segura que lo atraparemos, ya estamos en ello y la policía no es tan inepta como pensaba, es posible que no recuperemos lo perdido pero enviaremos a la bonita cárcel a aquel que se quiso ver más listo y mucho más pinche. Eso será un gran alivio.

Mientras tanto vivimos en la paranoia. La bici con cadena en el estacionamiento, jamás dejamos el coche abierto, las ventanas tienen seguro, la puerta se cierra con doble chapa, y estamos pensando en instalar un circuito cerrado, como si viviéramos en una casa de las lomas, a lo que hemos llegado.

No me gusta pensar que un imbécil fracasado muerto de hambre nos está robando la paz, pero hasta ahora es lo más importante que se ha llevado. Dentro de todo y como en el punto bueno del ying yang, ya hemos mandado traer a las personas que limpian nuestra casa, vamos a meditar, alejar a las malas vibras y volver a las andadas, un poco de ocus pocus y abracadabra para que Don o Doña amante de lo ajeno empiece a sufrir las consecuencias de sus actos. A veces no queda más.

Dentro de todo, hoy amanecí tranquila. Creo que llegué a mi límite de mal humor y empecé a respirar. Aire bueno dentro aire malo fuera. Era necesario ponerle un alto a mi bilis. Funcionó. Amanecí tranquila y contenta. Las cosas se recuperarán, la paz volverá y pasará algo bueno porque he aprendido a esperar. De alguna manera las cosas se han ido acomodando para dejar de pelear y muy por el contrario disfrutar de estos azahares del matrimonio. Supongo que todo es una montaña rusa, o una espiral, y lo bueno de llegar muy abajo es que después no queda más que ir para arriba.

Espero que de ahora en adelante las cosas sigan mejorando y se me ocurra escribir más, y si no, que al menos piense varias veces en todas las cosas buenas que tengo que contar.

Ah, Casti, Love u insane!