viernes, diciembre 21, 2012

El fin del mundo

Dicen que todo final es un nuevo comienzo. Yo creo fervientemente en eso. No todo final es agradable o esperado, pero siempre trae consigo la oportunidad de volver a empezar, de retomar algo olvidado, de cambiar las cosas. Con la leyenda del fin del mundo la gente tuvo pretexto para hacer mil cosas. Algunas se prepararon para el Apocalipsis tal como se prepararían todos para un desastre: comida, agua, lámparas, bunkers, cobijas, medicinas, etc. y estuvieron con el corazón en la garganta los últimos 6 meses. Otras hicieron broma mientras se debatían entre tener miedo al fin de la tierra o no creer en las leyendas. Otras trataron de demostrar que tal cataclismo no pasaría y como no había nada de qué preocuparse siguiéramos como siempre y donde siempre, y otras más, por si sí o por si no, sólo se resignaron a esperar que pasaría y tomaron ciertas precauciones como despedidas, felicitaciones y agradecimientos. Al final, a todos no nos quedó más que esperar, independientemente de nuestra postura, ya que el tiempo no se detiene.

Creo que todo esto tiene un lado muy positivo. No se acabó el mundo. No nos cargó el pintor. Pero, ¿Y si sí? Que tal que pensamos que sí se acabó. Creo que las cosas no tienen que desaparecer para poder cambiar, o dar lugar a algo mejor y algo nuevo. A veces un edificio tiene que derrumbarse para hacer otro en su lugar, tal vez porque sus cimientos ya no aguantaban, tal vez porque el material no duraría mucho tiempo más, pero a veces basta con levantarse y decidir. Yo les llamó epifanías. Son esas revelaciones que uno tiene de vez en cuando y te llevan a hacer alguna locura que resulta en algo muy productivo. Hace dos años tuve una, renuncié al trabajo ese mismo día y en una semana tenía otro, con todos los requisitos que había puesto en mi wishlist. Hace muchos años no era precisamente feliz, tuve una epifanía y decidí que mi felicidad estaba en otro lado que de donde miraba, así que tomé mis maletas y me fui para el lado opuesto. Así, el 8 del 8 del 8, encontré al amor de mi vida. Creo por supuesto, en las revelaciones personales.

Esto del fin del mundo es una oportunidad. ¿Quién dice que esto que vivimos día a día no lo creamos nosotros mismos? La ropa, la gente con la que tratamos, lo que hacemos aún cuando a veces no nso guste. ¿Quién dice que no somos dueños de nuestro propio destino? Que decidimos el camino y el fin, que creamos todo a nuestro alrededor como si dibujáramos caricaturas, borrando y pintando según nos acomode. ¿Quién dice que no es así?

Hace no mucho tuve que lidiar por primera vez con la muerte. Me afectó tanto que literalmente enloquecí. Ahora después de casi 1 año, un libro llegó a mis manos con las respuestas que estaba esperando para por fin entender porque pasan todas las cosas que no entiendo. Jess me leyó la parte importante, decía que somos mente, cuerpo y alma, las dos primeras están en el plano consciente, la última en el inconsciente, vaya, no tenemos la capacidad de manejarla a nuestro antojo, pero ella sí a nosotros. Decía que cuando uno se muere es porque el alama decide que fue suficiente, se deshace del estorboso cuerpo y continua con su misión, sus deseos, en otro plano que no conocemos. Entendí que la gente no se muere, sólo cambia de plano existencial. Ellos, continúan su misión, en un mundo que no se acaba según los mayas y que mientras estemos conscientes nunca entenderemos, pero ahí están, libres, felices, etéreos.

Para mí, hoy se acabó el mundo, de modo que construiré mi realidad como mejor me plazca. Aquellos amigos que no he visto y quiero ver aparecerán, porque mi alma inconscientemente los atraerá a mí. Cada vez que necesite tranquilidad la encontraré, cada vez que necesite respuestas me las darán, cada vez que necesite sonrisas las crearé. Es mi oportunidad de un nuevo comienzo, no porque lo que hay este mala, sólo porque todo cambio es movimiento y el movimiento es para mejorar. Hoy si quiero un Puf encontraré casualmente una tienda, si quiero un regalo no encontraré gente. En esta vida, es muy fácil ser feliz, sólo tienes que ser consciente de que todo lo que pasa lo creas tu mismo, de que este mundo se trata de decretar y mientras decretes lo que quieres y sea para bien, se te concederá, y de todo lo demás se puede encargar el inconsciente.

Así que como le dije a Moncho, es tu oportunidad, llámales, siéntate en un lugar lindo y disfruta de la realidad que tú creas. Esto como todo, es sólo la oportunidad de hacer las cosas diferente. Dicen que la felicidad no es un destino, es un camino, yo creo que es una decisión. Yo decidí que el mundo se acabó, y me emociona muchísimo empezar a construir uno nuevo a mi medida. Bienvenidos sean todos los que quieran pegar un ladrillo. Mientras me voy a poner mi tapetito de Welcome Home.